El Pana.

El Pana en Guadalajara.

Por Ignacio Ruiz Quintano – Abc

Once de septiembre.

A la hora que Barcelona jugaba en la calle a independizarse de España (“¿Independencia? –decía Pla, tirando una ceja al aire–. Los catalanes podemos fabricar muchos calzoncillos, pero no tenemos tantos culos”), los de Madrid fuimos a Guadalajara a despedirnos en la plaza de El Pana y Frascuelo, dos mundos que desaparecen.

Frascuelo es Madrid y la pureza del arte clásico, que pide un punto de vista lejano.

El Pana es México y el exceso del arte barroco, que pide un punto de vista cercano.

Los filósofos dicen que todas las grandes decisiones de los hombres son excesos, desde el caminar de pie hasta el hablar al aire, pues toda palabra humana es un disparo a lo abierto.

–¡Brindó un toro a las putas! –le espetó el Loco al Pana en un plató.

Cierto. “Dios las bendiga por haber amado tanto”, dijo en aquel brindis televisado El Pana, cuya fascinación por esas mujeres sólo es equiparable a la que su compatriota José Luis Cuevas (el artista vivo más grande del país) confiesa a cada paso: el burdel como su “lugar preferido entre todos”, afición que le viene, dice, del cine mexicano de los 40 y 50, con sabor a Emilio el Indio Fernández. Y cuando a Cuevas treinta y dos mujeres empresarias le dieron en Madrid un almuerzo de homenaje y le preguntaron si era feminista, contestó:

– No. Yo soy mujeriego.

Contra el exceso arraigado en la naturaleza humana, los antropólogos predican moderación, que es esta socialdemocracia que contra el alzamiento de las barretinas toca el piano y sin embargo se aspa ante un torero que hace el paseo con puro y sarape y que se atreve a decirle al Loco:

–He podido con los toros más fieros, pero no con el de Domecq, que está en un litro.

Todo es viril con Frascuelo y El Pana.

En Frascuelo ves la dignidad estética, y en El Pana, la dignidad festiva, porque la fiesta mexicana (el constante advenimiento de lo insólito) no es sólo un exceso (Paz): también es una revuelta, una súbita inmersión… en la vida pura.

3 respuestas a “El Pana.”

  1. Domingo Ortega se encerró con seis toros en Madrid a los casi 70 años de edad, pero era un señor dominador y gran torero , no una piltrafa como el Pana. Si es meritorio ponerse frente al toro a esa edad , pero con dignidad, con decoro y en buena forma.

  2. La verdad yo no estoy de acuerdo, al Pana lo han mitificado en una forma por demás ridícula, nunca lo he visto hacer una lidia estructurada todo se le va en detalles que cuando salen bien , pero cuando el toro no se presta solo se ven grotescos pues los trata de hacer a fuerza. Lo de Palomo Linares con Curro Rivera estoy de acuerdo, pero un torero como Palomo Linares tiene la calidad moral para opinar , pues además fué un torero de los pies a la cabeza no un fantoche como el Pana, además ganó el dinero que el Pana ni en sueños vió. Un tanto por su mala cabeza y otro por su pésima administración. Es un alcohólico . Deberíamos tener mejores ejemplos en el toreo que el de un alcohólico que sale a hacer su teatrito , disque imitando a los toreros antiguos. Que pena que sea eso lo que admiramos. Eso dice solamente que somos un público festivalero.

  3. Que bueno que tu si aprecias el merito de ponerse delante de un Toro a los 63 años de edad. Ojala pudieran ver el ultimo programa Español:”La Puntilla”,donde el señor Palomo Linares habla pestes de la forma de torear del maestro Pana.Yo le preguntaria a este señor:¿A caso usted puede poner los pares de banderillas,que puso el Pana ese dia en Guadalajara?¿Usted cree que alguna empresa se interesaria en contratarlo en su pais para torear ?¿A caso todos los Toreros tienen que estar cortados en serie? Aparte a el nadie le regalo nada,como algun dia a usted le regalaron un rabo,el dia que nuestro Curro Rivera le dio un baño en su pais…

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