Dejad que los niños se acerquen al ruedo

Por José Luis Vadillo – Jefe de sección de ELMUNDO

Todos los toreros fueron niños. Todos fuimos niños un día, en realidad. Lo llamativo es que todos (o casi todos) los toreros fueron a la vez niños y toreros. Su infancia estuvo marcada por el toreo de salón, el miedo ante la primera becerra, los raspones curados con mercromina que luego servían para fardar ante los amigos y, sobre todo, las amigas. Los sueños de gloria y las palabras sensatas de un padre o una madre diciéndoles que no eran más que ensoñaciones y en dos o tres años, a trabajar en el negocio familiar o buscarse una FP facilita.

Todo esto me vino a la mente al ver el rosario de tuits en la cuenta de La economía del toro al hilo del vídeo promocional de la Feria de Olivenza, protagonizado por niños que jugaban a ser toreros, o por toreros que jugaban como niños.

¿Cómo podrían explicar hoy que un chaval de 12 años puede estar maduro para iniciar una carrera tan dura como es la de matador de toros? Pero, por otra parte, cómo tratar de alejarlos de una actividad que, para los menores, no es más peligrosa que el fútbol y el ciclismo o mucho menos que el motociclismo y otros deportes de velocidad?

Mientras el debate sobre los niños y la tauromaquia continúa, me quedo con estas imágenes, entrañables y sorprendentes en algunos casos.

Publicado en EL MUNDO.

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