
El doctor Máximo García Padrós, cirujano jefe de la enfermería de la Monumental de las Ventas, le intervino con expertas manos de las tres cornadas en la pierna derecha (la más grave, de 20 centímetros en el muslo). García Padrós es el vaso comunicante entre el exterior y la habitación aislada a las visitas: «Está tranquilo. Igual ha pasado la noche. Sin fiebre. Esta mañana (por ayer) le he levantado las heridas, y los drenajes están funcionando muy bien. Se los vamos a dejar de momento».
Si en los tendidos se masticó el miedo y la angustia la tarde del 15 de junio, ¿¡qué no sería en la enfermería, doctor!? «La verdad es que lo teníamos asumido desde el primer día -continúa-. Es un hombre que pisa terrenos comprometidísimos con impasibilidad. No lo vamos a cambiar, y que no nos lo cambien. Es un revulsivo importante para la Fiesta». José Tomás alcanzó la enfermería por su propio pie. Ya dentro, don Máximo lo vio «tranquilo. Entró mareado y sudoroso. Y ha permanecido deshidratado doce horas . Le vamos a realizar una ecografía para descartar cualquier daño en el riñón, pues la primera orina ha sido muy oscura. Sigue una pauta de heparina para evitar trombos o coágulos». García Padrós, que se formó en la enfermería venteña de la mano de su padre, el inolvidable sabio don Máximo García de la Torre, absorbiendo conocimientos y tauromaquias, reconoce seguir sintiéndose sobrepasado por la fortaleza síquica de los toreros: «Tú te das con la pata de la cama y estás en un ¡ay! Sólo con las volteretas que le dio… Es una cosa increíble». Para diez o doce días prevé la convalecencia de José Tomás, que se perderá los compromisos de Alicante y Badajoz (20 y 23 de junio). Forzando la máquina, podría reaparecer el 28 de junio en Algeciras.