LA FIESTA NACIONAL ES CULTURA

No habrá perdón divino si esta vez dejamos escapar el tren. Nunca se había escrito tanto y tan bien de toros. Plumas que ni se habían acercado al toreo ahora se manfiestan proclives, les guste más o menos. Y sobre todo antiprohibicionistas, defensoras de la libertad. No se percibe, sin embargo, que el fervor, el entusiasmo, se esté aprovechando desde el mundo del toro en plenitud. En la calle y en las tribunas periodística hay más movimiento. El I Foro de EL MUNDO Taurino ha sido lo más brillante. La Mesa del Toro sí, está ahí, pero se asemeja a un coche con el freno de mano puesto. Alguien tira de él.

La noticia de que el Gobierno Vasco quiera volver a dar toros en la ETB, en los informativos, es un posicionamiento claro y evidente. Al fin y al cabo los “matatoros norteños” ya figuraban en la cantigas de Alfonso X El Sabio. Positivo para la Fiesta, enraizada en Euskadi tanto o más que en cualquier otro lugar de España.

Que David Pérez se pasee por las dehesas salmantinas con un tractor de diputados del PSC siembra la esperanza. David lo está bordando. De homenaje si salimos vivos del Parlament. Sin que se vea, su labor de cristianización ha calado entre agnósticos, indiferentes y antis de su propio partido. Sin ruido, en la sombra de las noches, en cenáculos y encuentros furtivos.

El PP se ha atocinado. En Cataluña y en el resto de España. Veía uno a Rajoy predicando en Jerez el fin de semana, hablando de que la salvación del campo y la ganadería vendrá de la mano de un gobierno popular y se te caían los palos del sombrajo. En plena Ruta del Toro, ¿cree usted que en su mitin metió alguna cuña sobre la Fiesta? ¿Pensáis, jóvenes lectores, que se marcó algún guiño hacia el campo bravo y el toro bravo rodeado de ganaderías? ¡Ay, maricomplejines! ¡Ay, Marianín! ¡Qué manso nos has salido!

Y, mientras, la familia Balañá, en estos momentos de incertidumbre, coge y vende la plaza de Muro en Mallorca para que el Ayuntamiento dé toros. Sí, sí, para fomentar espectáculos taurinos, no para recalificar el ruedo ni tirarla. Y no es una anécdota, sino el reflejo de lo que ha venido pasando también en la Monumental de Barcelona en los últimos 20 años. Desinterés. Persecuciones políticas al margen. Contra un muro de verdad mereceríais daros. Mercaderes.

Se presentó ayer en la Casa de Francia Terres Taurines en versión española, Tierras Taurinas. La edición de André Viard tiene peso de historia, profundidad de escritura, papel de calidad, fotografía de alta definición. El acto, presidido por Bruno Delaye, el embajador galo apasionado de la vida y el toreo y su nación, tuvo caché, presencia social, altura cultural. El contenido emana nostalgia y belleza: Los últimos veraguas. En una nueva lección de iniciativa, Viard suscribirá gratis a dos colegios o universidades por casa suscriptor de pago que registre.

Salía a la vez  ayer a la calle “50 razones para defeder la corrida de toros” encartada gratuitamente con la revista “6 Toros 6”. Las firma, como ya saben por la precisa entrevista de Rubén Amón en EL MUNDO.es, Francis Wolff, ese sabio de la Sorbona que nos da argumentos para que nos sirvan de escudo ante los ataques nazionalistas.

Y si uno lee la lista de ponentes protaurinos en el Parlament se encuentra con tres franceses: el mismo Wolff, que es el lobo de los antis; Hervé Chiaveti, alcalde de Arles y presidente de las Villas taurinas; y Christian Bourquin, presidente de los Pirineos Orientales. Cavan la trinchera ante el temblor que se presiente desde Bruselas, y son zapadores en una zona hostil como Cataluña.

Francia, Francia, Francia. ¡Qué lugar para un exilio taurino!