
Por Puntillero
La jornada taurina ve con nostalgia el paso de la embarcación. La vía ligera que se lleva la Temporada Grande de la Plaza México, el albor de la Temporada Española y la llegada, de nuevo y al fin del serial de novilladas de Aguascalientes. Todo ello en medio de la relación misteriosa y desconcertante de la composición de carteles y la difusión insuficiente del espectáculo.
Se va el tiempo demasiado pronto y tal parece que las ilusiones de los aficionados también y esto no puede ser. Pues aunque parezca ridículo, repetitivo y ocioso decirlo, la fiesta siempre está y debe estar preñada. Contrario a lo que muchos piensan este fin de semana tiene serias llamadas de atención para los aficionados.
Da la impresión que se acaban los nombres de marquesina y nuestro interés taurino termina. Se podrá acabar para el “gran público” no para los aficionados. Más cuando este fin de semana, comienza con la presentación de la nueva empresa en “El Relicario” el comienzo de la pretemporada taurina española con la reaparición de Manzanares y la aparición de Morante, las novilladas hidrocálidas y el comienzo del tramo final de la Temporada Grande con la presentación de Juan Bautista, preludio perfecto para aguardar la llegada de los Carnavales.
Luego entonces no hay porque tirar por la calle de en medio sino reafirmar nuestros votos taurinos. Pero en esta ocasión los aficionados nos quedaremos en un palmo de narices al solo poder ser testigos de una corrida televisada y otras tantas que no tendremos la oportunidad de seguir dado que no existe la certeza de donde se puede hacer. Otra vez la difusión, incluso en el Palacio de Vistalegre, se queda corta.
No así La México, corta en publicidad, pero al menos con lo esencial respecto de medios de información directos. Y es una pena que la información se confunda con la publicidad. Peor cuando, salvo honrosas excepciones, los portadores de la misma se quedan aún más cortos al reducir a Juan Bautista solo a “un torero francés” Es una desgracia que tan poca importancia demos a la llegada, tardía sí, del torero de Arles que si bien, no es aún una figura del toreo, ha sido de los toreros que en la Temporada anterior mejor estuvieron.
Agreguemos la Puerta Grande de Madrid en Junio del año anterior. Tarde que por supuesto, como no salió en la televisión satelital pocos dieron seguimientos. Particularmente, la corrida la vivimos en vivo y vislumbramos el toreo que llega a la profundidad de nuestra afición, el de toque sutil de muleta cuadrada, que mantiene la planta y rompe la muñeca al final del pase. Si acaso Juan Bautista no se ha hecho figura tras su retiro de dos mil cuatro es porque anímicamente suele caer cuando menos se espera. Sin embargo, el año pasado no le hizo asco a la destartalada corrida de Xajay a cuyo primer toro cuajó con la mano izquierda.
Hoy en día, tan festejado es el toreo cambiante por las espaldas que entiendo que no se celebré la presentación de un diestro que antepone la naturalidad y la cintura acompasada con arte y sentimiento. Juan Bautista tiene esa frescura de la brisa camarguesa y con empaque normando.
Respeto opiniones pero que no obstante el cambio de encierro, la fecha – la razón de la culpa para algunos- o la falta de remate del cartel, ya existe un motivo para no dejar de seguir el festejo capitalino, cuando un torero puede cambiar la moneda es un crimen no asistir. Y de arrepentidos se podría llenar todos los domingos una Plaza como México.
Entiendo que la asistencia pueda no ser mayor y es una pena por Aldo Orozco, al que espero sin prisas y con la cabeza es su sitio tras la dura prueba de José Julián Llaguno en Guadalajara, recordemos que Villa Carmela no tiene un antecedente que nos haga pensar que las cosas serán sencillas, tal como nos parece que tampoco el nombre de Oscar López Rivera quepa en medio de una oferta de toreros como Fermín Rivera a quien, tras su triunfo zacatecano, resulta imperativo ver en la Plaza. Ojalá no sea demasiado tarde.
Ha sido una pena que al día de hoy, los aficionados no podamos tener acceso al espectáculo de mayor calidad en el Mundo. La empresa de Las Ventas de Madrid toma el Palacio de Vistalegre, como aquí alguna vez se hacía de Mixcoac a Cuatro Caminos, y lo hace con dos cartelazos ya reseñados en “Sol y Sombra”.
La pena es que ni a “El Juli” Manzanares, Talavante, Juan Mora, Morante y “El Cid” podremos verles por televisión o siquiera oír de la corrida sus incidencias al no existir alguien que se digne a utilizar la radio electrónica e informarnos.
Ojalá que la ausencia de televisión redunde en presencia de la afición, que la primavera en invierno comienza en Vistalegre con la comodidad de sus asientos que espero no sea la misma que la de sus toros. El famoso “G-10” preocupado por su política tendría que asegurar que del último rincón de Plaza hasta el más recóndito del mundo taurino tenga posibilidad de escuchar las incidencias, de ahí que algo tan “arcaico” como la radio taurina, origen del toreo, resulte esencial sobre todo cuando no hay televisión. Lo dejo de tarea para cronistas y toreros.
El Palacio de Carabanchel marca el comienzo de las horas previas de la Temporada española y los primeros encontronazos de las figuras. Con el primero de los pasos infinitos que “Juli” habrá de dar, el talante bravo de Talavante tras el encuentro con la plata mexicana y la expectativa casi piadosa e ilusionante de la vuelta de Manzanares.
Todo ello y nosotros a conformarnos con “una carta, alguna flor…” Cuando podríamos verlo en directo. Por si fuera poco la torería de Juan Mora, a pesar de los incrédulos, estará en medio del azar magnífico de Morante y el remate sevillanísimo de la aparición de “El Cid” en inmejorable composición albiverde y albiroja previa al andalucísimo veintiocho de febrero.
Solo Garcigrande y Cuvillo con las sospechosas fundas removidas pueden hacer perder la esperanza. Confío en que la primavera alumbre el invierno de la bravura y no estrelle la afición de las constelaciones. Vistalegre es Madrid y Carabanchel no es Mixcoac, respetemos las capitales.
Capital es Aguascalientes y centenaria es su Plaza San Marcos. Como capital en el micrófono es Ramón Ávila “Yiyo” que inaugurará en 860 AM local junto con Real de Saltillo la temporada novilleril con ese arte y sabor que le caracteriza.
El cartel es inmejorable con Adame, puntero; Ricardo Frausto, cara nueva y artista y Jorge Didier. Será imperativo estar a la altura del compromiso de un serial que tiene evocadoramente por nombre “José María Luévano” casi nada. Estar en La San Marcos siempre es centenario privilegio.
Recuerdo que Pier Paolo Pasolini decía que el arte es aquel “sistema estilístico dentro de un sistema lingüístico, un mensaje dentro del código y esto conlleva muchos compromisos”
El primero es que no es un juego, por más que para algunos el torero aparente serlo. La seriedad, contraria a las intrigas, pues aquí las cosas son de frente y asumiendo los deberes. Vislumbrar la claridad de la incógnita habitual es lo que buscamos en las corridas de toros y, amén de regresar en otra ocasión con Pasolini, solo nos queda asistir a la Plaza puesto que como aficionados ese sí que es nuestro único compromiso.
Twitter: @CaballoNegroII