SOL y SOMBRA
Recibió Morante al atolondrado quinto, mejor hecho que el horrible cuarto, pero tonto de baba parecía, pues hasta se volteó él solito. Las caricias animan a los toros tontos de baba a embestir humillados. Y también sirven las caricias para volcar al público, enfadado y desesperanzado antes, enardecido y ardiente ahora. Esas caricias de Morante, esos derechazos a compás, esa diferencia simpar, ese Morante. Ese andar y su recorte. Ese citar y acompañar. Ese crujío que llega al natural, el algo que siendo sumas, uno más otro y otro, tuvo su son, el son del compás. El enfadado del cinco alto levitaba. El protestón del 13 tocaba palmas por bulerías y Morante dibujaba, borracho de torear, carteles de toros en trincheras, pases de la firma y desprecios. De las caricias al crujío, Morante.
Hoy Morante estaba, tenía el cuerpo para ello. Para acariciar, para romperse en verónicas arrogantes. Pero con el primero no le salió. Morante le cogió el aire con el capote a la verónica al segundo, de más volumen que cara, en los lances de saludo. Más forzado todo por la poca entrega del toro. El inicio a dos manos fue lo mejor de la faena, torería pura por alto. Y cuando soltó la mano izquierda, la maravilla. En los medios el toro quiso poco, y menos por el izquierdo, por donde Morante cortó el ritmo de la faena, si lo hubiere, con una sola pero prolongada tanda. Adornos y gusto cerraron la faena. Nada que ver con la obra suprema.
Juan Mora había toreado muy relajado y en las lineas naturales que definía Pepe Alameda a un toro playero que, conforme avanzó la lidia, cambió de pitón para embestir mejor en la muleta por el derecho que por el izquierdo, cuando en el capote lo había hecho al revés. Mora principió con un monumento al trincherazo y al pase del desprecio. Después, toreramente lacio, templó en dos series diestras de más éxito que dos zurdas. Como torea con la espada de verdad, tras la cuarta serie se perfilaba para obtener una petición parca de la oreja. Lo que va de ayer a hoy.
Para suerte de El Cid salió el sexto, un jabonero que aparentaba más que los otros cuvillos. Y embistió con prontitud, con ritmo y con viaje, sobre todo por el lado derecho. ¿Lo de la vuelta al ruedo? Un cachondeo propio de la emoción, porque El Cid lo ayudó, le trazó limpios los derechazos, sin forzar abajo, dejando pasar para componer. Buen nivel de Manuel Jesús, que firmó monumentales de pecho, a pesar de no estar tocado por aquellas dos o tres bolitas que decía Paula. Dos orejas entre protestas.
En lo que no distó tanto fue en la presentación del ganado, toda vez que el segundo de su lote vino a refrendar que el trapío no ha estado invitado a la Feria de Invierno ni para guardar las apariciencias. Mora por bajo y genuflexo se abrió más allá de la segunda raya con más clase que su enemigo. Ni clase ni bravura. Rajado terminó sin mayor esfuerzo.
Ficha:
Palacio de Vistalegre. Domingo, 27 de febrero de 2011. Tres cuartos de entrada, más de 9.000 personas. Toros de Nuñez del Cuvillo, incluido el sobrero de regalo, de desigual y pobre presentación; de triste fondo y nula clase en conjunto, mentirosa nobleza; destacaron el templadísimo 5 y el bravo y extraordinario 6, el más serio de fondo y formas, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre.
Juan Mora, de azul marino y oro. Estocada desprendida (petición y saludos). En el cuarto, estocada delanterita y atravesada (ovación). En el sobrero de regalo, estocada corta atravesada y descabello (oreja).
Morante de la Puebla, de verde botella y pasamanería blanca. Estocada contraria (saludos). En el quinto, pinchazo y estocada (dos orejas).
El Cid, de malva y oro. Estocada algo tendida (silencio y bronca a la presidencia). En el sexto, estocada ladeada (dos orejas protestadas).
Se guardó un minuto de silencio por la muerte de Pepín Martín Vázquez.
Twitter: @Twittaurino
Una respuesta a “Dos orejas, como Morante. Porque como Morante no hay dos.”
bravo por morante de la puebla,pedazo de torero.VAYA TOREO A DOS MANOS.