Orejas en Alta Indefinición. – Tercera Novillada. Labastida y Leandro tocan pelo en La México.

El ritmo de la caleserina de Leandro en La México. Foto: Edmundo Toca Olguín. Cortesía.

Marco hermoso y luminoso hace incrementar la asistencia integrada por un variopinto tendido, tan desigual como la presencia y el juego del encierro. En el bellísimo paisaje de Mixcoac, las nubes y el sol, dibujan una tarde espléndida de planteamiento que deja a los actuantes en la medianía del resultado de un festejó que habría tenido que rematar en nivel mejor.

Por: Luis Eduardo Maya Lora De SOL Y SOMBRA. Fotos: Edmundo Toca.

Se esfuman negras nubes matinales amenazantes de estropear la tarde en La México. Aún algunos dudan en acudir sin embargo el festejo que reanuda la Temporada de Novilladas registra una entrada que supera las dos anteriores. Aún quedan cosas por lograr.

Ahí queda la desigualdad del encierro.

Una lamentable escalera que envía Octaviano García, ganadero neoleonés, que empata con el también desigual criterio de turrón de la asistencia. Enhorabuenas y vítores salen por encima de la puerta de cuadrillas no obstante segundo quinto y sexto decepcionen por presencia terriblemente.

En juego fallan por la mansedumbre que en general muestran salvándose el tercero.

Querida Afición: El criterio por muy dulce que sea ha de ser uno. No vacilemos que estamos en La México.

Arde el tendido no solo en su parte cálida sino en toda la Plaza, incluso lo padecen los ocasionales asistentes, cuando aparece en la dorada arena la capa negra de ese tercero, “Soñador” nombrado.

Para gloria de la afición, blanca e inmensa nube deja sin el ardor de los rayos del sol y, mejor aún, con la luminosidad más depurada de la blanca estela que aviva el solferino de los capotes, lo peinado de la arena y la fina seda del torero vestido.

De este astado, sin estridencias de trapío, destaca una fijeza ejemplar que atiende a los cites y se queda prendido del remate de los engaños. Toca a Leandro de Andalucía que le recibe con cuatro lances a la verónica con ritmo y alumbrante compás, de mano alta, pero bien rematadas con destacada media.

El tercio de varas del novillo es ejemplar. Bravo y con clase arremete, queda bien picado a pesar de acabar el caballo por fuera tras la fuerte acometida del negro zaíno.

Una vez fuera del caballo, el colombiano otorga, casi de espaldas al toril, la querencia en el cite y aguanta la acometida con el capote a la espalda en tres caleserinas de buena factura, con ritmo, echando planta en el lucido remate por bajo que pone la Plaza al tono de su rojo terno.

Pese al mal trato de las cuadrillas “Soñador” llega dócil a la muleta aunque afectado de los cuartos traseros pese a su voluntad de embestir y su indeclinable fijeza.

Leandro le entiende perfecto tras penduleante inicio. Lleva largo y templado con muletazos que embarcan y muestran un trazo valioso en concepción y de realización despaciosa, así extiende las fuerzas que menguaban al novillo en muletazos de mucha rotundidad por el lado derecho.

La afección en el tranco de “Soñador” se nota más por el lado izquierdo donde no alcanza el mismo lucimiento pero los cuatro últimos naturales, sin duda, sacan lo mejor de la Plaza México, en alta definición la vista, en abrumador olé a la verticalidad, la elegancia y la buena cabeza.

Única mácula, su estocada caída que pone en duda la oreja, más tratándose de la Monumental. Sin embargo, bien recibido el buen gusto y verticalidad del colombiano.

En el sexto, pese a intentarlo delante de un novillo feo y áspero, Leandro vuelve a dejar patente su sello y su verdor que diluyó una posible faena luego de verse sorprendido en los cites, aún así hubo dos trincherillas de cartel pero la sensación de esperarle es ahora mejor.

La tarde refresca a la salida del cuarto. Fernando Labastida sufre indefiniciones con el que abre plaza, único salvable por presencia. Áspero desde salida, le para no obstante adelanta la suerte. Consigue dos iniciales tandas valiosas por el lado derecho pero un desarme y premuras lo llevan al verduguillo y al sonido del aviso en contrariedad de gesto.

El cuarto es facado, mancha blanca en el testuz que baja en diagonal. Desde salida marca condición mansa, de escapar y el desastre en banderillas exhibe los peores demonios del taurinismo mexicano.

Pero la gente, en medio de una tarde que no pierde su serena belleza, consiente hasta colear y recortar a los toros, aún así sacan al tercio en muestra de su deseo de palmear. Labastida se va a los medios y ahí a regañadientes consigue el péndulo y una serie por derecho donde el toro renuncia a pelear en tal terreno.

Entonces, cuando las veredas no quitan lo que la querencia muestra, el potosino con liga derechazos a veces enganchados pero donde entrelaza

Péndulo de Fernando Labastida a su segundo novillo. Foto: Edmundo Toca Olguín. Cortesía.

empaque. Menos mal no se trata de un manso a mala idea porque Fernando tiene un momento en que parece quedar a merced sobre todo en el cite con la izquierda.

Descubre que hay que tapar la cara al toro y lo consigue, no obstante no cubre del todo el ojo contrario, como nos han mostradoen un puñado de faenas en La México Ponce y Juli. No solo hay que tapar sino cortar las salidas.

Pero el torero pone actitud y esfuerzo en las dosantinas donde destaca un cambio de mano. Lo mata muy derecho aunque trasero y gana una oreja que debió pasear solo nunca con el ganadero. Queda pendiente que Labastida, para ser buen labrador, asegunde esta oreja. Que así sea.

Casi tan mal como las cuadrillas anda Alejandro López quien hace el paseo sin destocarse y toda la tarde está por todos lados del ruedo, con demasiadas ganas con menos serenidad y entendimiento. Muchos mantazos otros tantos telonazos, tirones y empujones lo llevan a la voltereta con el impresentable segundo y a la contrariedad del mansísimo quinto. Le toca lo duro de la Plaza, la indiferencia, y solo destacan sus ganas. No basta.

El marco de La México toma un aire grandioso, brillante y diáfano en medio de tanto miedo de las cuadrillas, de tantas precauciones e incapacidad. Si tan solo costaran lo que realmente valen… Ni a pie ni en banderillas.

Que no nos digan que el trapío fue la excusa, su brega no es eficaz ni atinada, padecen físicamente, banderillean con ventaja y cuartean en exceso. Y cada día es peor. Pocos lo decimos, todos se dan cuenta.

Menos mal queda el morir en calma y la belleza de la tarde de Mixcoac cuyo aire limpio, por rara vez, vislumbra cerros floridos y nieves de volcán.

Como me dijo Pancho Contreras: “Al final, cuarenta años en el mismo sitio parecen muchos pero no pesan tanto.” Menos con esa postal magnífica de La México, en la nítida definición de sus colores y contrastes.

¿Qué sería de todo esto con algo más de seriedad? Demos al fin el paso a la Alta Definición en toros, toreros y criterios. No hay cosa mejor.

Twitter: @CaballoNegroII

RESUMEN DEL FESTEJO.

Plaza México. Domingo 7 de Agosto. Tercera de Temporada de Novilladas 2011. Menos de un cuarto de entrada en tarde primorosa y quemante sol. Algo de viento y calor. El Reloj Monumental sigue sin manecillas funcionando con minutero improvisado.

6 novillos, 6 de El Vergel (Divisa morado, verde y amarillo) Absolutamente disparejos de presencia, y chicos. El segundo impresentable fue pitado de salida sin fuerza suficiente para devolverlo. Algunos, según pancartas, con cuatro años. Serio por delante el primero. Destacó el tercero, bravo en el caballo y noble en la muleta. Mansos el resto. El ganadero dio una incomprensible vuelta a ruedo a la muerte del cuarto.

Fernando Labastida (Grana y oro) División tras aviso y Oreja. Alejandro López (Botella y oro) Silencio y silencio. Leandro de Andalucía (Grana y oro) Oreja y palmas. Segundo y tercer espadas nuevos en esta Plaza.

Cuadrillas. Tarde para el olvido para los de a pie. Saludaron sorprendentemente Christian Sánchez y Gilberto Aragón Zamora tras banderillear al cuarto y al sexto.

3 respuestas a “Orejas en Alta Indefinición. – Tercera Novillada. Labastida y Leandro tocan pelo en La México.”

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