
De SOL y SOMBRA
La gran faena de Diego Urdiales al quinto ‘victorino’ fue de las de premio grande de haber manejado con acierto el acero. Recibió el riojano al toro jugando magníficamente los brazos en las verónicas iniciales. Muleta en mano, Urdiales comenzó la faena exponiendo, toreando con encaje y firmeza en redondo. La faena explotó en una colada del toro. Tras ella, el diestro se calentó y atacó con todo al astado. Siempre bien colocado, Urdiales se la jugó con gran verdad. A derechas llegó una gran tanda, rotunda por mandona. Y después la borrachera del toreo al natural, de lo más puro visto en esta feria. Los doblones finales destilaron torería y olor a toreo caro. Sin embargo, cuando tenía el doble trofeo casi en el esportón, dos pinchazos antes de una gran estocada dejó el premio final en una vuelta al ruedo que fue premio demasiado escaso para tan fenomenal faena.
Antes, en su primero, Urdiales se las vio con un toro orientado que siempre supo que tras la muleta se encontraba el menudo cuerpo del diestro riojano. Lidió sobre las piernas y lo despenó con prontitud.
Bolivar navego entre dos aguas con el mejor lote de la tarde, ya que con su primero estuvo dispuesto pero abuso del pico de la muleta. Le costo al colombiano ligar las tandas, pero para su suerte mato soberbiamente y el publico le pidió una oreja muy benevola si consideramos la importancia que solia tener esta plaza en el pasado y que este año nos pone a pensar hacia donde va realmente la fiesta. Si plazas como Bilbao que antes eran incorruptibles, ahora manchan su jerarquia con algunos toros impresentables y orejas de barata.
Con su segundo Bolivar no paro de mover los pies, ademas nunca termino de entender al astado y desaprovecho un toro de triunfo grande. Asi no se puede pensar en ser figura del toreo.
Padilla cortó una oreja al cuarto, al que recibió con una larga en el tercio antes de protagonizar un tercio de banderillas sobrio y con oficio en el que destacó un buen tercer par al violín. Con el que abrió plaza, Padilla no volvió nunca la cara con un animal que se paró pronto y con el que estuvo más tiempo en la cara de lo que se merecía el toro de Victorino Martín.
Bilbao, domingo 28 de agosto de 2011. 9ª de Feria. Dos tercios de entrada. Toros de Victorino Martín, bien presentados aunque de desigual remate y hechuras. Encastados y exigentes. Juan José Padilla, silencio y oreja. Diego Urdiales, silencio y vuelta tras aviso. Luis Bolívar, oreja y silencio.