La Suerte Ausente– Novena Novillada en La México

Paulo Campero con calidad


A pleno sol con algo de viento un lamentable encierro encuentra al final dos novillos con posibilidades que se van prácticamente inéditos. Cornada para Paulo Campero, ignominia para Rodrigo Hernández, frustración para Alberto Valente y enésimo estrellón para los aficionados.

Por: Luis Eduardo Maya Lora.

Serio por delante, agalgado, silleto y buscando pelea sale el segundo de la tarde. Un novillo negro zaíno, listón, muy bien armado del hierro de Rodolfo Vázquez.

El viento sopla y el novillo busca pelea. Sale a su encuentro Paulo Campero y es en la querencia cuando le sujeta primero hacía las afueras, es decir dando la espalda a las tablas, pero protesta el astado y Campero inteligentemente da los adentros, incluso gana la partida en un capotazo espléndido que arroja el “Bieen” del buen aficionado.

Torear es algo más que naturales y derechazos.

Toda esta sucesión de bien hacer técnico, consigue Campero hacerse de la embestida e ir a los medios pese al viento que lastima la lidia en la Plaza México, se rompe cuando en los medios el burel clava los pitones y da vuelta sobre su cuello. Lidia condicionada. A partir de entonces, tras una pelea nada destacable con los montados, el de Churubusco comienza a tomar decisiones claves para la lidia.

La segunda, banderillear. Campero, con su estilo clásico, sin destocarse en torera escena, andando y llegando a la cara del toro en lo corto, lo hizo sobre todo despacio. Solo que en la desigualada colación de los pares se encuentra la desigualdad propia del joven novillero. Si el par no se lleva hecho, cosa plausible, se ha de rematar igualando arriba. De no ser así el alcance estético y artístico de la suerte, por clásica que se intente, es poco. Hay un momento de apuro superado a la salida del primer par.

Habrá que observar como hacían y sobre todo en qué momento de la suerte, los viejos maestros igualaban el par de banderillas que no llevaban hecho. Arruza, por ejemplo, sin juntar nunca las manos, clavaba igualado y asomándose al balcón.

La tercera ha sido doblarse, de hecho con corrección y ganando pasos hacia delante para entonces tomar la muleta con la zurda, más allá de la segunda raya frente a los médicos. Elige Campero tomar la muleta cerca del inicio del palillo, hay dos naturales con temple, algún otro mejor pero a la salida de un muletazo, luego de dejar un hueco enorme derivado de la forma de tomar la zarga le empitona por detrás del muslo, mucho tiempo se queda arriba y la caída es terrible.

Con la sangre detrás del muslo derecho, Campero prosigue en su empeño pero la amapola roja de la cornada florece de tal modo que su vuelve un paso terrible intentarlo de nuevo, el toro se descompone tanto como Paulo al momento de matar. A la enfermería y el regreso, con el que a la postre sería el mejor del encierro, queda vedado.

La primer decisión, vestir de canario y azabache, podrá incidir o no en el resultado. Para los clásicos lo hace, la suerte nos abandona, para los prácticos hay una decisión peor, no echar el toro mejor hecho por delante. Tasas y recargos, la cuenta ahora habrá que pagarla.

Ese novillo quinto tuvo posibilidades pero se encontró con Rodrigo Hernández. El veterano novillero mató tres por la cornada a Campero y vaya que padeció. Lo mismo con el viento durante el primero que con la flojedad y su impericia con el cuarto. Aún pese a la suavidad que requería el negro que hace quinto y es de azúcar, Hernández empeña en brusquedades y se pierde entre el embeleso del novillo y la fatiga de la afición. Para reflexionar. Solo se rescatan dos estocadas, al quinto lo mata de infame bajonazo.

Debuta Alberto Valente en México con cierto ambiente. Es prendido al lancear al tercero sin consecuencias físicas, solo en la ropa. El de Monterrey lo intenta con voluntad pero sin mucho alcance artístico con las banderillas. La faena, entre el viento, sus cites hacía afuera y sus fallas con el acero no alcanza cotas mayores. Habría que esperar al sexto.

Saca del letargo al aficionado con electrizante larga cambiada en los medios y chicuelinas. De nuevo eléctrico con las banderillas destaca, como en su primero al violín. El novillo es flojo y le cuesta trabajo acudir. Alberto Valente se empeña, apunta hacia afuera con el burel recostándose en algunas embestidas.

Lo sabemos bien. A los toros mexicanos cuando se les soba se entregan. Valente tuvo, a pesar de enganchones y del inoportuno desarme la virtud de insistir hasta que hay un momento que por fin deja la muleta en la cara y aguanta para ligar tres naturales de mérito. Se tardó pero redituó el esfuerzo.

Su concepto limitado, emociona en buena parte por el ayuno que los aficionados tienen de sentir el toreo y que nos lleva a entregarnos muy pronto. Las manoletinas que parecen brindar aire al astado terminan en un buen pase de la firma con la izquierda y las dudas para entrar a matar. Pinchazo como resultado y afortunadamente los pocos cabales que quedaban le han tapado antes de robarse la vuelta al ruedo.

La dificultad de los encierros incide directamente en el valor del triunfo, en el mérito de los resultados. Soy de la idea que la flojedad es peor que la mansedumbre, porque impide cualquier confrontación pari passu –en igualdad de circunstancias- Desgraciadamente, la Plaza México concentra a muchos nuevos aficionados que son muy bien recibidos pero que desigualan el otrora –lo digo hoy con pesar- tendido serio.

Que Dios nos devuelva la suerte hoy perdida, como dijo nuestro fotógrafo. Porque con la suerte ausente y la cabaña brava en horas menores algún milagro nos debemos de encontrar para no acabar en el infortunio de la medianía.

Como aficionados, creo, que lo valemos.

Twitter: @CaballoNegroII.

RESUMEN DEL FESTEJO.

Plaza México. Domingo 18 de Septiembre. Novena de Temporada de Novilladas 2011. Menos de un cuarto de entrada en soleada y calurosa con viento molesto desde el primero al cuarto, principalmente durante la lidia del segundo.

6 novillos de Rodolfo Vázquez (Divisa bugambiglia y oro) Desiguales. Destaca en presencia el segundo, protestado de salida el tercero. Mansos en general y muy flojos. El quinto y principalmente el sexto sirvieron en la muleta. El segundo, por flojedad, dobló las extremidades antes de ser igualado.

Rodrigo Hernández (Grana y oro con remates negros) Silencio, división y pitos en el que mató por Campero. Paulo Campero (Mostaza y azabache) Palmas tras ser corneado se retiró a la enfermería. Alberto Valente (Botella y oro) Saludos en ambos y fue devuelto cuando quiso arrancarse a dar la vuelta a la muerte del sexto. El tercer espada se presentó en esta Plaza.

Cuadrillas. Destacó Fernando García Araujo a la brega y Diego Martínez en banderillas.

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