2˚ Festejo de Feria en Pachuca: La Brisa y la Bravura – Triunfo ganadero en la “Vicente Segura”

El Payo y la distancia. Andrés Vázquez decia que en el toreo eran fundamentales la distancia y la colocación. No le faltaba razón.

Seis toros de tremenda seriedad marcan el camino a seguir en la Monumental hidalguense que vislumbra un espectáculo que deja contentos a feriantes, autoridades y público aficionado. En Pachuca parece que soplan vientos de recuperación taurina que pueden llevar a la Plaza, de seguir así, a un nivel hoy insospechado.

Por: Luis Eduardo Maya Lora.

Sorprende la entrada en la Monumental de Segura, aquel minero que se hizo millonario, luego volviese torero y según, Don Jesús Torres Briones, para mayor precisión, General de caballería del Ejército Constitucionalista.

Recuerdo al “Torero de Canela” hace unos seis años en un lugar muy cercano frente a la plaza, célebre por servir los pechos de ternera. Refería Don Fernando López a la necesidad de revestir al coso de la capital hidalguense de la categoría suficiente para ofrecer un espectáculo de calidad. Hoy lo consigue a partir de lo que tendría que imperar en toda plaza, la seriedad del toro.

La Plaza está bien construida y sus amplios pasillos reflejan majestad. El viento sopla y la amenaza de helada –en Hidalgo lo que amenaza es la combinación de frío y el viento- parecen condicionar una entrada que levanta conforme se llega la hora. Precioso el paseíllo donde una escaramuza guarda los honores a los mexicanísimos alguaciles y al desfile de las cuadrillas.

Hay ambiente pleno, caras expectantes a las que acaricia ese fío de toros tan adecuado para esta época del año cuando salta el primero que rejonea Rodrigo Santos. Se trata de un ejemplar al que cuesta fijar pues sale enterándose.

Poca cosa en el primer tercio, trasero y contrario cada rejón. Afortunadamente, tras mostrar lo que puede hacer el toro en el capote de Juan Ramón Saldaña, Rodrigo emociona a la tira y por supuesto, en la santina bien lograda. El toro tiene codicia pero a Santos le cuesta templar de costado, aún así el gentío aplaude con fuerza y cariño. Pega que se ovaciona a los Forcados queretanos antes de que el rejoneador falle tres veces a caballo y en el descabello acierte. Ovación.

Comienza lo bueno cuando el primero pone a prueba de salida a “El Zapata”. Se lo piensa al principio el astracanado y carifosco ejemplar pero una vez picado, cuando la sangre brota, la bravura se arriba y luce, vertical y torero, el de Tlaxcala en el quite por navarras. Entiendo que el tercio de banderillas sea breve pero eso de poner al relance tres en uno, impacta por sorpresivo pero deja en ascuas el clasicismo, palabra con la que esta versión de “El Zapata” parece no comulgar.

Da espectáculo Uriel, no obstante la falta de fuerza del toro le exige más suavidad en los cites y menos rodillazos y desplantes. Cuando está de pie, con temple y largueza, descubre lo mejor del toro e, incluso, lo mejor de su toreo. Macheteo y estocada que dilata la muerte del burel al grado del aviso, bien aplicado que molesta al tlaxcalteca. Mejor aún la autoridad al aguantar y negar el apéndice que llegaría en el cuarto.

Una pena que el chorreado en verdugo – rayas coloradas sobre pelaje negro- que hace de cuarto, acucharado de astas y de tremenda seriedad, se estrelle al rematar abajo. Y doble pena no poder verle, de poder a poder, ante la cabalgadura de César Morales. La corrida en tono ascendente, sufre un valle de decepción cuando sale el anovillado y playero sobrero previo aviso, de que el mismo no tiene cartelón y cuyos datos da el Juez de Plaza.

“Zapata” repite la dosis: algo de toreo de capote, muchas carreras y el par en el que cita una vez para colocar tres –monumental, violín y cuarteo. Como el tranco del toro es flojo Uriel torea despacio, mejor esta ocasión por ambos pitones hasta pinchar y dejar entera caída que la presión popular convierte en una oreja. “El Zapata” tiene al tendido en el bolsillo, merito absoluto, veremos si pronto logra también meter al entendido.

Vuelve a la plaza donde tomó el doctorado Octavio García. “El Payo” que luce en el quite ante el aleonado segundo avivando su fría salida. Levanta y tumba al caballo. Tercio atinado con los palos de Rafael Romero y cuando “El Payo” se da a torear sobre la línea con la muleta puesta, nos muestra al torero que tanto nos gustara en los inicios. Cuando se toma de los cuartos traseros descompone todo y nos muestra el torero que a nadie le gusta.

Pero convence por momentos por el lado derecho e incluso al natural. La estocada es caída, trasera y tendida. Tarda, pero se echa el toro. La casta y el puntillero le reviven al grado de dilatar la muerte en solemne escena y diluir la posible premiación. Salida al tercio. Con el quinto, un toro con menos poder le construye poco a poco con doblones y toreo al natural de muleta cuadrada. Si tan solo dejase los cuartos traseros atrás y matase arriba… Nueva ovación.

Desmonterado hace el paseo Mario Aguilar pues se presenta en la capital de Hidalgo. No hay entendimiento con él y el toro, menos con la gente. Pero en el sexto, tras inicio por la espalda, liga dos series de temple llenas y de bonita composición, donde luce su empaque y ritmo pausado.

Pena que Aguilar crea que “la de aquí” tiene que ser un corrido, es un pasodoble y se llama “El Hidalguense”. Ese lapsus lo toma el toro para desalinear el tranco y descomponer la embestida por el lado izquierdo. Pero Mario responde metiéndose entre los pitones, quedándose cerca, incluso rodilla en tierra y forzando la pelea. Mejora el de Aguascalientes que toma ritmo y aire pese a matar con dificultad con una oreja bien ganada.

El público feliz. La Monumental pachuqueña renace a partir del toro, cierto que necesita mejor iluminación interna y un cambiador de suertes… y alguien que impida que se deje de disfrutar el silencio en la lidia… y alguien que realice un programa oficial… y difusión y… Pero lo principal lo tiene, una afición gustosa de acudir y emocionarse. Tan es así que de los ocho mil que fueron, dos mil aguardan a ver lidiar por un héroe anónimo el toro despitorrado.

Los ganaderos dan una vuelta al final del festejo. Son muy aplaudidos pues dar toros y que la gente acuda y salga contenta, como me dijera Don Ángel Olvera al llegar a Azcapotzalco, sigue siendo un milagro.

Porque Dios nos bendiga con más milagros como estas… Y por la afición que las vea.

Twitter: @CaballoNegroII.

RESUMEN DEL FESTEJO.

Plaza de toros Monumental Vicente Segura. Feria de San Francisco 2011. Primera de Feria. Tres cuartos de plaza en tarde fría, con sol al comienzo y nublado al salir el cuarto. Brisa y llovizna al final con viento intermitente a lo largo de los seis toros de a pie.

8 Toros, 1 de rejones de Torreón de Cañas (Divisa azul celeste, amarillo y obispo) Parejos de presencia, destacando principalmente primero, segundo y sexto. Sospechosos de pitones. Fríos de salida, todos pelearon con el caballo. El cuarto, chico y feo, lidiado como sobrero tras inutilizarse el pitón derecho el serio cuarto que prometía. MATADORES: Uriel Moreno “El Zapata” (Ciruela y oro) Al tercio tras aviso y oreja. Octavio García “El Payo” (Esperanza y oro) Leves palmas tras aviso y palmas. Mario Aguilar (Rosa y oro) Silencio y oreja.

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