Pepe Luis Vázquez “Ha sido una carrera desigual y a golpe de inspiración, como soy yo”

Por Luis Nieto

El diestro Pepe Luis Vázquez Silva (Sevilla, 1956), un artista singular, ha decidido decir adiós a su profesión, tras una oferta del empresario Paco Dorado, quien gestiona la plaza de toros de Utrera. La efeméride tendrá lugar el próximo 8 de septiembre.

-Pepe Luis, ¿es un adiós definitivo? 

-Sí. Últimamente he toreado festivales y en el campo; pero no de luces. Un anuncio así no va con mi estilo. Lo que sucede es que Paco Dorado se ha quedado con la plaza de Utrera y me ha propuesto la despedida.

-¿Está el cartel cerrado? 

-De momento, lo componemos Morante y yo. Y hay un tercer espada por confirmar.

-Hace algunas temporadas toreó varias corridas y parecía que quería reengancharse… 

-Sí. Hace tres o cuatro años tuve la posibilidad de hacer una temporada con un número determinado de corridas. Las cosas no cuajaron. El tiempo fue pasando y las dos últimas corridas las toreé en Espartinas y Constantina. Pero he seguido el contacto con el toro, tanto en el campo como toreando festivales; el último fue en Utrera.

-Mantiene una relación especial con Utrera. 

-Sí. Es una vinculación desde muy pequeño. Tengo muchos amigos del flamenco y partidarios. Y allí compré la finca Las Peñuelas. En fin, estoy muy vinculado a Utrera.

-No le veo desligado de los toros. 

-(Se ríe) Yo tampoco. El caso es que quieren darle realce a esa corrida, yo que sé. A mí me gustaría irme sin hacer ruido.

-En silencio se marchó de la Escuela Taurina de Sevilla. ¿Cómo fue su experiencia como profesor? 

-Estuve varios años, a gusto. Cuando me fui a vivir al campo, entre Carmona y Lora del Río, me dificultaba aquello el acudir a dar las clases y poco a poco me alejé. Pero sigo con interés a la Escuela. Este año ha destacado Lama de Góngora, que me ha gustado mucho.

-Defíname su carrera. 

-No sabría definirla. Ha sido un tanto desigual y a golpe de inspiración, como soy yo como persona.

-Mirando atrás, ¿fue todo fugaz o pesó lo suyo? 

-En el tiempo ha sido una carrera extensa -tomó la alternativa el 19 de abril de 1981, de manos de su tío Manolo Vázquez y con Curro Romero de testigo-. Pero he toreado poco. Las temporadas fueron bastante cortas, salvo de novillero y un par de ellas como matador. Hubo momentos de calidad para los aficionados. Después de tantos años, de aquellos inicios, se recuerdan algunos detalles y faenas.

-Si tuviera que rescatar alguna o algunas de ellas, ¿con cuáles se quedaría? 

-La más redonda fue una en las Colombinas del 85, a un toro de Hermanos Sampedro, toreando con Curro Romero y Paco Ojeda. Algunas otras, por las plazas, tuvieron mucho eco. En Sevilla, en una matinal en la Feria de San Miguel del 84, a un toro de Jandilla, y en la Feria de Abril del 85, también por la mañana, a un toro de Gabriel Hernández. Y en Madrid, en el 85, a un torrealta, y a dos toros de Jandilla. 

-¿Le pesó la figura legendaria de su padre? 

-No sé si me pesó en algunos momentos. Una vez escogido el camino de ser torero, siempre me preocupé de ser yo mismo y de imponer mi propia personalidad. A parte de que es imposible torear como toreaba mi padre. Siempre procuraba hacer lo que yo sentía.

-Muchos toreros, especialmente los denominados artistas, sienten veneración por usted ¿Cómo se vive eso? 

 -Con gran alegría. Es una admiración mutua. Ese tipo de toreros son los que me gustan a mí; y me llena de orgullo.

-Decían que sería el heredero de Curro Romero… 

 -Era de halagar.

-¿Por qué no ocupó el lugar de privilegio que parecía destinado a usted? 

-Es dificilísimo mantener la regularidad. Yo necesitaba un toro que me ayudase. Al cuarto año, sin regularidad, vinieron corridas a contraestilo. Y, además, yo toreaba habitualmente en Sevilla y Madrid, donde es muy difícil triunfar. Tuve poca ambición. Todo eso influyó.

 -¿De qué se siente más orgulloso? 

 -De haber sido un matador de toros del gusto de la afición de mi tierra, de Sevilla, y de haber llevado dignamente este apellido glorioso del toreo.

-¿Se arrepiente de algo? 

-El mundo de los toros es un mundo aparte, dificilísimo y… bueno… tiene que ser como es.

-¿Qué es para usted el toreo? 

-Me quedo con lo que dijo El Gallo, aquello de “tener un misterio que decir y decirlo”. El toreo para mí tiene mucho de magia y expresarlo, aunque sea en contadas ocasiones, me parece prácticamente un milagro.

-¿Qué toreros le han impresionado más?

-Me quedo con mi padre, Antonio Bienvenida, Curro Romero, Paula, José Antonio Morante, Pepín Martín Vázquez, Manolo González y Paco Camino. 

 – ¿Y qué es un torero? 

 -Un artista con valor y una enorme inquietud.

Via: http://www.diariodesevilla.es

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