Crónica: Nuevo Progreso de Guadalajara… La Palabra de Honor.

Talavante.
Talavante.

Por Francisco Baruqui.

Muchas décadas atrás, se significaba en el mundo del toro una frase que se le atribuía a una gran ganadero, Don Antonio Llaguno, con la que justificaba a veces el juego de sus toros cuando la suerte no le había acompañado, sentenciando que…  Que “los toros no tienen palabra de honor…”

Y también casi 40 años en el ayer, a criadores becerreros y despuntadores que envíaban novillos por toros y becerros por novillos  mutilados fraudulentamente de sus astas, en varios de mis escritos les señalé que, efectivamente, sí. los toros no tenían palabra pero…  Pero que los ganaderos DEBERÍAN de tenerla para dar toros íntegros, como en esencia y fondo debe de ser para la grandeza auténtica del toreo.  Y así…

Así, en mi largo, muy largo, larguísimo peregrinar viendo toros en la mayoría de las plazas del mundo, debo decir que hasta el hoy, no he conocido, no conozco y creo que nunca conoceré a un ganadero que busque el fracaso y no el triunfo con los ejemplares de su crianza.

Begoña y Mimiahuapam, hierros y divisas ambas del Lic. Don Alberto Bailleres, vinieron al coso tapatío —propiedad también del destacado empresario— con una corrida de extraordinaria presentación, conformada por astados serios, imponentes, muy bien armados con astifinas defensas, con edad y romana proporcional a su fenotipo, luciendo variedad de pintas, como el sardo, los castaños y cárdenos, con cuajo, con hondura, hermosos de lámina dando lujo verdadero al mérito y la relevancia indiscutible de los diestros que se pondrían frente de ellos.

Estupendo ejemplo de cómo debe traerse una corrida de toros, aquí sí, con toda la barba a una plaza de la categoría y el rango de la guadalajarense.  Desde aquí le toco mis palmas ganadero….

Hasta ahí debía cumplir el criador con la palabra de honor al presentar lo que presentó…

Que luego las condiciones de lidia que ofrecieron no resultaron propicias para triunfos de los espadas, pues ahí sí que les falló la palabra a los bureles que justo es mencionar que el comportamiento que tuvieron —de toros en todo su concepto real— dieron un interés especial por la fuerza que derivó en emotividad, algo tan ausente en el común de la cabaña brava.  Toros que exigieron el carnet de los toreros, correosos, duros de patas, con brío aunque con mansedumbre que en varios terminó en genio, faltos de clase, regateando, midiendo, saliendo sueltos del castigo, tirando a la querencia de toriles y tablas, como doblando contrario al viaje natural en las muletas demandando entrega, valor y capacidad a los artistas, pero transmitiendo lo que obligó al aficionado —que no al espectador— a valorar lo que lograron cada uno de los alternantes.

Así el desarrollo de los siete, que hubo obsequio de sobrero, comprendiendo la afición que disfruta del arte y no tan solo concurre para “divertirse”, una tarde con tenor de importancia.

Qué manera de entenderse con el público de Alejandro Talavante.  Toreo de entrega, cabal, de valor y exposición, haciendo gala de un sitio de privilegio que le permite mandar como pocos imponiéndose, haciéndose de sus toros sacando el toreo por abajo al natural y en ayudados templando y sin quitar la zarga de la cara, ligar las series que fuerte se le jalearon.

Talavante tiene el don de la improvisación.  En los planteamientos de sus faenas cabe todo clavando las zapatillas y girando sin reponer más que lo mínimo, pulsando el ritmo, aunque a veces cayendo en pasarse en su labor, a lo que si se añade que anda perdido con los aceros, sobrados viajes quedándose en la cara, sin pasarse para pinchar en demasía.  A corregir Alejandro que lo tan bien ganado toreando se pierde con la suprema.  Cortó la oreja del séptimo que cerró plaza.

Y vaya actitud que tiene Arturo Saldívar…  Sale a por todas jugándosela de verdad, sin concesión alguna y sí en cambio exponiendo como exponer deben los que quieren llegar a figuras.  Determinado, sin enmendar, yendo pa álante siempre, fincó su labor en la mano diestra sin acoplarse con la de cobrar, pero hilvanando series con aguante, embraguetado, mandando y ligando y rematando con sendos de pecho que le valieron las palmas y una oreja del tercero cobrando entera trasera tendida que bastó.

Al sexto lo saludó con larga cambiada de hinojos pasándoselo muy cerca en tablas, pero la mansedumbre le impidió lucir pese a su voluntad, poniéndose pesado con la espada en cuatro pinchazos y un golpe de descabello recibiendo un aviso del palco.

Buen camino lleva el chaval…

Pechando con lo menos propicio, Juan Pablo Sánchez lidió a dos toros de peligro dado el genio que sacaron, midiendo y mirando al torero que se mantuvo con determinación y valor pero…  Pero imposible lograr la faena de éxito, aunque sí mostrando su buen oficio y condiciones para que en cuanto un toro le meta el morro pueda lucir a su sensibilidad y expresión.  Muy mal matando hasta de cinco viajes al segundo, y despenando de un golletazo al quinto.  A verle pues con mejor suerte…

Y vaya dos pares que puso Alejandro Prado en éste astado, andándole con torería, midiendo y templando en el viaje, para en la reunión, dejárselo llegar a las chorreras de la blusa sacando el par y clavando en todo alto llevándose el batir de aplausos merecidos, desmonterándose para saludar.

Y bueno que el domingo próximo se ofrezca una corrida extraordinaria con toros de Real de Saltillo, para tres diestros jóvenes con grandes posibilidades como son el colombiano Ricardo Rivera, auténtico triunfador de ésta plaza, alternando con Fabián Barba y Oliver Godoy.  Que la suerte acompañe…  Se verá y se dirá…

Correo electrónico: francisco@baruqui.com

Via http://opinion.informador.com.mx

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