5ª Valencia: Triunfos de escaso valor y otro petardo ganadero.

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Por José Antonio del Moral.

Un tanto mosqueados acudimos ayer a la plaza de toros de Valencia inquietos precisamente por el ganado a lidiar por Morante de la Puebla y Alejandro Talavante. Y es que en el duelo entre El Juli y Manzanares de la tarde anterior, una nefasta corrida de Cuvillo reventó el espectáculo en gran parte.

Ni en presentación fueron admisibles varios toros para una plaza de primera categoría y lo mismo por el juego que dieron aunque de esto nunca se sabe nada antes de ser lidiados.

Lo que sí sabemos es que, por desgracia, cada año que pasa, los toros que imponen las figuras tienen menos fuerza y menos casta. Algunos dirán, y yo con ellos, que estas mismas corridas con un solo puyazo darían bastante mejor juego. Pero no se trata de tragar con tanto gato por liebre que, a quienes más perjudica, es a los diestros que los matan. Y un dislate que sean los propios interesados los que tiran piedras contra su tejado.

No obstante y como cualquier cosa puede ocurrir con los toros, esperamos preocupantemente ilusionados a catar los melones de esta tarde. ¿Dulces o amargos? Morante y Talavante riman gramaticalmente con el apellido de uno y el nombre del otro. Estoy por decir que también en genial desigualdad.

El sevillano en su arte incierto e incomparable y el extremeño en sus maravillosas improvisaciones cada vez más frecuentes. De que surgieran o no en función de los toros que les correspondieron, dependió el éxito de ambos, la victoria de uno sobre el otro, el empate simplemente meritorio o el fracaso de la tarde.

Pero además con algo criticable porque Morante matará los toros de Juan Pedro Domecq y Talavante los de Victoriano del Río. Cada cual con su capacho bajo el brazo, vamos. Nunca terminaremos de sorprendernos.

El llamado “Deriva”, de Juan Pedro, abrió plaza remató en tablas y salió suelto del capote de Morante hasta que una vez sujetado, el de la Puebla se marcó un ramillete de jaleadas verónicas, un par de chicuelinas y la media que fue lo mejor del saludo. El toro, noble, adoleció de falta de fuerza en los remos. Aunque tardeó, cumplió en varas. Pero salió mermado y a cada minuto más parado en banderillas. Primera pena de la tarde. Resultó inútil en la muleta. Fue ridículo ver a Morante estar tanto rato queriendo a sabiendas de que no iba a conseguir nada completo. Sería para evitarse la bronca. Se escuchó en el arrastre del moribundo animal.

Amante”, de Victoriano del Río, apareció en la arena bastante tranquilo en su corretear hasta encontrar el medio templado capote de Talavante que lanceó casi de trámite. Antes de ser picado, empezó a remolonear distraído. Le aliviaron el castigo al tiempo que se defendía. Nada de quites. Esperó y persiguió en banderillas despertándose un poquito mientras la calamitosa cuadrilla pareó como pudo. Mal. Y muy quieto Talavante en su inicio de faena a pies juntos por alto para, enseguida, desplegar la muleta por naturales de su especialidad, bastante bien respondido por el toro pese a lo que escarbó en las cortas pausas. Y lo mismo con la derecha sufriendo un tropezón sin que el toro mostrara intención de cogerlo. El dulce animal continuó embistiendo hasta que Talavante, tras pegar unas giraldillas que sobraron, decidió matarlo de estoconazo trasero. Primera oreja.

El tercer toro “Jergosa”, de Juan Pedro, salió cuando las nubes empezaron a tronar. Y los olés tronaron para cantar las dos primeras verónicas de Morante que, ¡mecáchis!, fue desarmado en la tercera. Solo se fue el toro al primer puyazo desde las tablas a donde se había refugiado. Se dejó pegar sin apretar saliendo para el arrastre. ¿Para qué el segundo puyazo? Pero, ¡alabado sea Dios¡, resistió un poquito y Morante pudo hacer que toreaba sin torear porque el poquito duró un suspiro.

Medianillo”, de Victoriano del Río, exhibió cuajo y pitones. Pero de salida no hizo nada bueno. Cumplió sin más en el primer puyazo y Talavante quitó por chicuelinas rematando con buena media. Chocó fuerte contra el peto en el segundo y el picador salió zumbando en la clásica caída del latiguillo quedando sin pegar el puyazo, por fortuna, porque el animal pareció despertar aunque se fue a tablas tras cada par. Brindó Talavante y empezó la faena en el tercio por estatuarios de los que se fue el toro. Metió la cara por el lado derecho, pero perdió las manos y quiso irse entre medios pases del extremeño que, tras cambiar de mano, lo intentó por naturales nada limpios. Rajado hacia los tableros de inmediato tras obedecer en un posterior derechazo, embistió rebrincado desluciendo las buenas intenciones de Talavante sobre ambas manos. Alejandro alargó demasiado el trasteo con valerosa intrascendencia hasta que pinchó repetidamente con los aceros sin perder nada porque esta faena no habría sido premiada aunque hubiera matado pronto y bien.

Ruiseñor”, el tercero de Juan Pedro, no colaboró nada en los atisbos de Morante con el capote y, cómo no, salió de naja rápidamente. El petardo ganadero empezaba a resultar insufrible pese a las veloces arrancadas del animal hacia el caballo para volver a salir suelto. Manso declarado aunque equivoco para los “listos”, tras intentarlo baldía y largamente, Morante se confió, se acopló a la repentina manejabilidad del animal y, por fin, pudo desquitarse con bellos pasajes muleteros que, forzosamente entrecortados y no todos limpios, fue sembrando sobre la arena con la entusiasta celebración del respetable pese a ser solo un premio de pedrea. Para nada el gordo que este año ya cayó en Córdoba y en Santander. El espejismo morantista terminó con una estocada caída trasera que provocó un desproporcionado entusiasmo y con una oreja muy tardíamente concedida.

Y “Pandereta”, el último de Victoriano del Río, aunque estuvo a poco de derribar en varas, no se dejó con el capote y algo más en la muleta por muy flojo y medio embestir sin ninguna clase. Talavante facturó un trasteo en principio empeñoso y acoplado en su segunda mitad sobre ambas manos, pero tampoco redondo ni suficientemente estructurado para ser considerado como una faena de superior entidad. Desgraciadamente, al dar una giraldilla resulto volteado aparatosamente aunque sin graves consecuencias. La cogida y una estocada efectiva, le abrieron la puerta grande.

Ficha del Festejo:

Valencia. Coso de la calle Xátiva. Sábado 27 de julio de 2013. Tarde bochornosa, medio nublada y con brisa a veces molesta y tres cuartos larguitos de entrada. Tres toros de Juan Pedro Domecq ( 1º, 3º y 5º) y tres de Victoriano del Río (2º, 4º y 6º), bien presentados y de opuesto juego. Pronto moribundo el primero. Muy noble el segundo. Enseguida parado el tercero. Ruinoso el cuarto. Finalmente manejable en manso y rajado quinto. Casi otro tanto aunque algo mejor el sexto.

Morante de la Puebla (lirio y oro): casi entera trasera atravesada, silencio tras leve división. Dos pinchazos y estocada corta, silencio tras leves pitos. Estocada caída trasera, oreja.

Alejandro Talavante (canela y oro): Estoconazo, oreja. Pinchazo, estocada y cuatro descabellos, silencio. Estocada y descabello, aviso y oreja.

Talavante salió a hombros. Por tercer día consecutivo, al terminar el paseíllo se guardó un minuto de silencio por las victimas de Santiago de Compostela.

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