Urdiales triunfa en Mont de Marsan y Aparicio reaparece sin brillo en Manzanares.

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De SOL y SOMBRA.

El diestro Diego Urdiales, con dos orejas, salió a hombros en la ciudad francesa de Mont de Marsan, en la que se lidió una interesante y variada corrida de Victorino Martín, con dos muy buenos toros, tercero y quinto, que no fueron aprovechados por sus matadores.

Urdiales se llevó la tarde tanto por su concepto clásico como por su capacidad de entender a sus dos toros. El primero echó las manos por delante en el capote, sin llegar a pasar, cumplió en varas y rompió en la muleta sabia de Urdiales, que lo metió primero por el pitón derecho, antes de realizar lo mejor por el izquierdo, donde el toro, sin tener finales y reponiendo con la cara suelta, no permitía recrearse mucho.

Eso sí, tuvo unos embroques muy emocionantes que aprovechó Urdiales, pasándoselo muy cerca. Pinchó una vez antes de dejar una entera de la cual salió trompicado y zarandeado en el suelo, afortunadamente sin daño. Cortó una oreja de mucho peso y ovacionaron al toro en el arrastre.

El cuarto tomó el capote con celo y transmisión pero tardeó más de la cuenta en dos varas. Ahí dejó su poder, pero no su claridad de intenciones. Sin poder ligar más de dos muletazos seguidos, Urdiales se recreó en muchos de ellos, por ambos pitones, y su toreo caro, otra vez, tuvo mucho eco en los tendidos.

El primero de Escribano tuvo buen son y las fuerzas justas en el capote. En varas cumplió sin fuelle y tuvo buen tranco en banderillas donde Escribano no le apretó. Empezó bien la faena por el derecho, aprovechando la buena embestida, pero el toro acabó cambiando de ritmo. Por el izquierdo, el “victorino” le ganó la acción un par de veces y ya no hubo acople.

El quinto fue bravo en el caballo, esperó en banderillas donde Escribano pegó un quiebro muy apretado delante de los chiqueros. La embestida por el pitón derecho dejo entrever una faena de triunfo, pero al cambiar de mano más de la cuenta y al insistir sobre el izquierdo, Escribano perdió el hilo y ya no hubo forma de remontar, únicamente mostrándose muy profesional en todo momento.

El primero de Aguilar, ovacionado de salida por su trapío, tomó dos puyazos de lejos. En los quites de Aguilar y Urdiales se vio el buen son del “victorino” por ambos pitones, pero a principio de faena se le metió a Aguilar por el hueco dejado entre él y su muleta.

No se achicó el torero, e hizo romper al toro hacia adelante alante, y se confirmo su calidad. Solo hubo, sin embargo, acople intermitente, y entre pausas y desplantes se diluyó la faena. El último se empleó bien en el capote aunque punteó por el pitón izquierdo. Cumplió en el caballo, aunque le dieron una desmedida tercera vara que imposibilitó el triunfo a Aguilar, al que no se le vio tan entonado como en otras ocasiones.

Discreta reaparición de Aparicio.

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Manzanares (Ciudad Real), 19 jul .- Los diestros Juan José Padilla y Manuel Jesús “El Cid”, con tres orejas cada uno, restaron protagonismo al gran acontecimiento que suponía hoy la reaparición de Julio Aparicio.

FICHA DEL FESTEJO.- Cuatro toros de Torrehandilla y dos -segundo y tercero- de Torreherberos, terciados y de juego desigual. Los mejores, tercero, cuarto y sexto.

Julio Aparicio, Bronca y ovación.

Juan José Padilla, oreja y dos orejas.

Manuel Jesús “El Cid“, Dos orejas y oreja.

La plaza tuvo un tercio de entrada.

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El festejo de Manzanares tenía como gran atractivo la reaparición en púbico de Julio Aparicio, y ésta se saldó con una actuación en la que vimos a un Aparicio fornido deshacerse de su primero, un toro que no lo hizo mal en los dos primeros tercios, pero ante el que el madrileño apenas se puso delante con la muleta.

En el segundo de su lote, un toro noble y con temple aunque muy justo de fuerza Aparicio esbozó apuntes de lo que es su tauromaquia, pero con cuenta gotas.

Padilla se las vio con un primero soso ante el que fue él quien puso la sal, mientras que en el quinto de la tarde lo mejor llegó con la muleta en la mano derecha, con la que condujo con temple, largura y mano baja al buen toro de Torrehandilla.

A manos de El Cid fue a parar, una vez más, el mejor lote de la corrida. El tercero de la tarde tuvo casta y agradeció la suavidad en los toques, lo cual no siempre se produjo. Lo mejor llegó en la contundente estocada con la que cerró faena.

El encastado sexto pidió sitio ya que se venía de largo y protestaba punteando cuando le molestaba la cercanía del torero. De nuevo faltó acople completo con la condición del toro, aunque hubo pasajes de toreo ciertamente entonado.

Twitter @Twittaurino

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