Sexta de Fallas en Valencia: ¡Vaya petardo de los Zalduendo. Y vaya embarque que le metió Fernando Domecq a los Bailleres!

Los ojos del segundo toro de Zalduendo para Talavante y la mirada enferma del burel. Un petardo redondo el debut de Alberto Bailléres como ganadero en España. Foto by Arjona.

Sexta de Fallas en Valencia. Meritísima faena de Alejandro Talavante y otra corrida para el gato

Por J.A. del Moral.

Valencia. Plaza de la calle Xátiva. Miércoles 18 de marzo de 2015. Sexta de feria. Tarde amenazante, muy fría y ventosa con casi lleno.

Siete toros de Zalduendo, bien aunque desigualmente presentados y de pobre juego salvo el tercero. Devuelto el flojísimo primero, se corrió un sobrero del mismo hierro manejable sin fuerza y corto de viajes. Sin fuerza y defendiéndose en corto el segundo. Muy noble el tercero. Muy huidizo de salida y noble por el lado derecho aunque a menos el brío el cuarto. Muy flojo el noble quinto que duró por mor de la teatralizada faena de quien lo mató. Ruinoso el sexto.

Francisco Rivera Ordóñez (marino y oro): Estocada algo trasera de rápidos efectos, silencio tras ser aplaudido. Pinchazo y estocada, ovación.

Morante de la Puebla (prusia y oro): Media estocada caidita, amago de bronca injustificable. Pinchazo hondo, aviso y palmitas tópicas.

Alejandro Talavante (nazareno y oro): Estocada trasera caída, oreja. Estocada, palmas.

Ganaderamente hablando, la feria va mal salvo contados ejemplares. A saber, dos de Fuente Ymbro y no redondos;  dos de Victoriano del Río (uno de estos el del faenón de Morante); dos de Núñez del Cuvillo (excelente el de la buena faena de Castella y, hasta ayer, el mejor; el primero de Juan Pedro Domecq para El Soro por pastueño que no por más cosas; mas los que nos faltaban por catar de Zalduendo y los de Garcigrade-Domingo Hernández y de El Juli, como no, para el día de San José.

Lo peor es que los muy esperados de Alcurrucén se parecieron bastante a los criticadísimos de Juan Pedro. ¡Menudo fiasco! porque si se hubieran anunciado a nombre de Juan Pedro se habría armado la de San Quintín.

Ya se sabe que el hombre propone, Dios dispone y el toro lo descompone. Claro que, en la malhadada corrida de Juan Pedro con la que solo El Soro cortó una oreja de clamoroso regalo y Ponce otra legítima, si el primer toro de El Soro le hubiera correspondido al de Chiva, la tarde hubiera sido mucho más feliz. Cosas de la suerte. Por cierto que, ya que hablamos de Ponce, parece increíble que la mayoría de la prensa taurina se haya callado por su ausencia en la feria de San Isidro que, aparte la presencia de las demás figuras y algunos de estos en una sola tarde, Morante y Manzanares, está repleta de diestros absolutamente prescindibles.  Dice la empresa que el problema ha sido el dinero…  Sea por lo que fuere, que la figura más importante y duradera de gran parte del siglo pasado y de lo que llevamos del presente no vaya a Madrid por el maldito parné, es un escándalo aunque la mayoría de prensa taurina lo esté silenciando. Si hubieran dejado fuera a Urdiales, se habrían rasgado las vestiduras…Al de Arnedo le dan más importancia que al gran maestro valenciano y se quedan tan frescos.  Es de cachondeo. Pero bueno, pasada la feria isidril, queda casi toda la tela de la temporada por cortar…

De la tarde de ayer,  a la gente y a un servidor, nos hubiera encantado ver otra vez a Morante como el sábado pasado. Que Francisco Rivera Ordóñez compareciera recuperado del sustazo de Olivenza y que pudiéramos ver a Talavante tan bien como en Olivenza. Dependió del juego que dieron los de Zalduendo. Por cierto un cartel netamente FIT. Toros y toreros de la casa hispano mexicana en presencia del empresario francés que acaba de darles el portazo.  Veamos ahora en qué quedaron las cosas.

Remató en tablas nada más salir el primer toro, un castaño bien puesto que perdió las manos en el primer lance de Rivera Ordóñez, lucido en la media de remate tras dar otros tres de puro trámite. Su renqueo de patas provocó protestas. Se defendió en el primer puyazo y fue devuelto por caerse otra vez. En su lugar, soltaron un sobrero del mismo hierro. Con 500 kilos. Negro y veletillo. Y otro con poca fuerza. Rivera se estiró con lances a pies juntos en tablas. El toro se defendió en el primer encuentro con el caballo. Y sin quite de Rivera tomó el segundo en forma, amagando caerse. No quiso banderillear Francisco y pidió excusas. Por el golpe de Olivenza, sin duda. El burel esperó en banderillas desluciendo el tercio. La faena la empezó casi en las tablas de sol, donde menos molestaba el viento. Por alto con la derecha e intentando pasarlo en redondo con el animal quedándose corto y punteando. Apurando terreno y firmeza, logró una tanda ligada. Pero sus buenas intenciones se ensuciaron en la siguiente. No había toro. Casi otro tanto sucedió al natural entre lo más limpio y lo menos. La gente pidió música. No tocaron. Porfía a derechas con el toro ya casi parado y estocada casi entera traserilla que se hundió. Fue ovacionado por su afán de lucirse.

Abanto de salida y muy huidizo el cuarto. Se picó a la carambola. No pudo lucirse Rivera con el capote. Deslucido también el tercio de banderilla. Francisco brindó al público. Algo bueno le debió ver al toro para que lo hiciera. Empezó la faena sentado en el estribo. Dos de tal guisa por alto con la derecha. Y bien en redondo corriendo la mano, templando  y por bajo con facilidad en sucesivas tandas que ligó a los de pecho. Espaciadas, dicho sea de paso, por lo que tardeó el animal. Amago de cogida al citar al natural. Dio un par de pases zurdos y una bonita trinchera. Tras volver a derechas ya sin casi respuesta posible del animal, pinchó. Lástima.

El segundo, negro con mucha cara, también con poca fuerza, salió suelto y perdió las manos gateando y defendiéndose con la cara arriba y echando las manos por delante. Pueden imaginar que Morante no pudo pegar un solo lance y menos de los suyos buenos. El caballo se cayó al tropezar el toro en el primer encuentro. Y fue de largo al segundo dejándose pegar aunque defendiéndose. El ventarrón lo notó Morante en los medios a donde fue sabiendo que el quite no sería posible. Muy bien los peones en banderillas. Algo es algo…  Morante se atrevió a sacar al toro hasta las rayas. Pero una vez comprobar que  soplaba Eolo desatado y que el toro, ya rajado, no quería coles en sus baldíos intentos de torear al natural, cortó por lo sano, cambió de espada y mató de media estocada caída.

El quinto salió alegre y corretón. Suelto del primer capotazo de Morante. Oles enlatados en los lances incompletos que siguieron con buenas aunque infructuosas intenciones. El toro se fue solo al caballo contrario siendo castigado y salió trastabillado de un lance de Morante. Le dieron tela en el segundo. ¿Por qué tanto castigo? Otro quite frustrado de Morante. Rapidez accidental en banderillas. Sin fuerza y quedándose corto aunque noble, en cada muletazo diestro se cayó, se defendió por arriba o se frenó en los mejores intentos con la derecha. No obstante, la gente rugió un tanto tópicamente cada vez que medio le salieron los pases a Morante. Lo mismo o peor al natural. Había ganas de que repitiera la faena de hace días. Nada que ver esta pese al larguísimo empeño del gran artista, ayer meramente imitador de sí mismo. Si no hubieran castigado tanto al toro en varas, otro gallo podría haber cantado. Pero ya sabemos que por encima y por debajo de Morante como estratega están sus golferías lidiadoras. Hasta un aviso sonó en pleno teatro. Disgustazo al pinchar hondo. El toro dobló raudo porque ya estaba muerto antes de la agresión a espadas. Palmas enlatadas.

Talavante recibió al tercero con cordobinas y excelentes verónicas seguidas de chicuelinas  y media. Querer es poder. El toro las tomó con celo. Luego le cuidaron mucho en varas. Como debe ser.Entre una y otra, intentó quitar Talavante, pero el toro perdió las manos y desistió.  Lo hizo tras ser picado el animal por gaoneras que no pudo cuajar del todo. Muy desigualmente acertados los banderilleros. Talavante brindó al público. Empezó con el pase del cartucho resuelto al natural. Fue largo el toro pese a su escasa fuerza.  El viento estropeó los siguientes. Con la derecha, muy firme, valiente y templado Talavante pese a los imponderables climatológicos. Y noble el animal. Naturales añadidos a costa de lo que fuera. Y más a derechas. Giraldillas cambiadas muy cerca de la cara del toro. Siguió incansable con la izquierda y se desplantó de rodillas. En tamaña tesitura, no se podía pedir más. Muy bien Talavante. Estocada trasera caída. Oreja pedida con clamor.

El sexto se lidió como si estuviéramos en el Polo Norte. Nunca habíamos pasado tanto frío en Fallas. Sin fuerza, corto, echando las manos por delante el toro. Nada pudo hacer para bien Talavante con el capote. El toro fue al caballo por su cuenta y salió suelto de manso. Se dolió en banderillas. Un gran par de Juan José Trujillo. El de la feria por ahora. Estatuarios de Talavante. Y ya rajadito el toro, un par de ayudados por alto y de pecho. Escarbó el animal antes de los intentos al natural de Alejandro. No pudo darlos a gusto ni limpios por lo que se defendió el animal por arriba. A derechas, casi otro tanto.  Medios pases. Debió entrar a matar. Pero siguió otra vez con la izquierda y con la derecha para nada. Lo mejor, la estocada.

¡Vaya petardo de los Zalduendo. Y vaya embarque que le metió Fernando Domecq a los Bailleres!

Fuente: De Toros en Libertad http://www.detorosenlibertad.com/?p=47362

5 respuestas a “Sexta de Fallas en Valencia: ¡Vaya petardo de los Zalduendo. Y vaya embarque que le metió Fernando Domecq a los Bailleres!”

  1. Muy fuera de lugar el comentario sobre Diego Urdiales, tendencioso, con mucha mala leche, pero se descubre la tendencia de este “critico”. Al que por lo que se lee, si Ponce toreara las 31 tardes en Madrid, seria feliz. mal muy mal.

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