Feria de San Marcos 10°: Gamero y Silveti tocan el cielo.

Por Juan Carlos Valadez.

Aguascalientes, Ags.- La tarde había transcurrido en el tedio que produce el toreo moderno y sin emoción, hasta que en el ruedo apareció sorpresivamente el rejoneador Emiliano Gamero en séptimo lugar y conquistó la Monumental ante un gran astado de Fernando de la Mora, al que le corto el rabo tras una lidia espectacular toreando a la grupa y al estribo, muy emotivo por la pureza con la que realizó todas las suertes. El rabo conseguido por Gamero es apenas el segundo que corta un rejoneador en la Monumental en los 40 años de existencia que tiene este recinto taurino.

A partir de ahí la tarde alcanzó un segundo aire y Diego Silveti que previamente había regalado un astado, alcanzaria la gloria en su segunda y última actuación en el serial hidrocálido 2015.

Diego Silveti no había tenido suerte con su lote, pero regalo un astado de Fernando de la Mora de nombre “Aroma de Toro“ y armo la escándalera. Silveti se desprendió del toreo acartonado de otras tardes y dejo llevarse por el corazón, como en aquella faena a “Charro Cantor” de Los Encinos. 

Hay que decirlo como fue; Silveti bordo el toreo de capa y vaya series de muletazos que instrumento. En cada una se crecía para encadenar derechazos de mucha calidad. Con la izquierda alcanzó el climax, el toro embistia con nobleza pero también con fiereza y en un descuido lo hirió: no se miro la ropa Silveti, aunque la sangre le empapaba la pantorrilla. Sin aspavientos, con gesto serio y actitud responsable, aguanto hasta que el juez concedió el indulto ante el clamor popular. Después paso a la enfermería, con una herida en la pantorrilla derecha. Ha sido el momento cumbre de la tarde.

Fermin Espinosa IV tiene buenas maneras, buen gusto en su toreo y por momentos cuando se acomoda, como sucedió en el sexto (bis) consigue unificar criterios. El problema es que sus triunfos en esta feria han sido ante astados demasiado justos de presencia y eso demerita sus actuaciones.

Con su primero, que era un toro muy justo de presentación, casta y fuerza, Fermin anduvo extraviado y falto de ideas. Para empeorar aún mas las cosas salió en sexto lugar un becerro al ruedo que la afición atinadamente protestó, hasta echarlo de regreso por la puerta donde había salido.  

No mejoro mucho el trapío con el sobrero, pero Fermín cambio el chip con el que lidio a su primero y su actuación fue de menos a más.

Por momentos toreo con mucho arte  y por allí echó el puñadito de sal que le faltaba al astado. Los  pases completos que pudo dar no pasarían de una docena, mal contada: dos tandas con la derecha; otra de naturales en los que hubo un par de ellos de cierta calidad y nada más.. Por momentos la falta de firmeza hace que Fermin se vea vulnerable ante sus astados, pero en el momento menos pensado saca esa pizquita de sal torera que lleva en el alma y al público se le hace la boca agua. Mato de una estocada ligeramente caída y se llevó una oreja.

El Juli, nuevamente dio una leccion de destoreo, despatarrado como un compás se puso a pegar mantazos rectilíneos al cuarto, siempre hacia fuera, al hilo del piton y abusando del pico… ¿Quién ha dicho que eso es torear? ¿Quién ha dicho que torear consiste en ponerse a pegar derechazos a destajo?

Pero aún así hizo las delicias de una afición torerista (que se olvido de que aquel torero poderoso al que algunos idolatran, estaba toreando a un animalito indigno de su categoría de “primera figura mundial”) y al que por ello premiaron con dos orejas tras un antiestético pero efectivo “julipie“.

Con su primero que resultó ser otro becerro soso hasta la desesperacion, se dio coba hasta que finalmente se aburrió, para posteriormente pasaportarlo de una estocada defectuosa. 

Al final lo que quedara para el recuerdo serán las soberbias actuaciones de Emiliano Gamero y de Diego Silveti, ante dos buenos toros de Fernando de la Mora, mismos que difuminaron la mala impresión que había dejado el encierro de Montecristo.

MONTECRISTO, FERNANDO DE LA MORA/ EL JULI, SILVETI, FERMÍN IV

Seis toros de Montecristo desiguales de trapío, sospechosos de pitones, excepto el 4º. El sexto fue sustituido por su falta de trapío por otro del mismo hierro y dos de Fernando de la Mora (7º para rejones, y  8º de regalo que fue indultado) nobles, con clase en sus embestidas.

Emiliano Gamero: 2 orejas y rabo.

El Juli: Ovación con saludos y 2 orejas.

Diego Silveti: División de opiniones en su lote e indulto en el de regalo. Recibió una cornada en la pantorrilla derecha de pronóstico reservado.

Fermín Espinosa IV: silencio y oreja.

Entrada: Lleno en la Plaza de Toros Monumental.

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