Ocho con Ocho: ¡Aguas! Por Luis Ramón Carazo

Estamos de fiesta, los festejos taurinos en la capital y en el resto del país muestran asistencias que significan la vigencia de los toros para un núcleo importante de los mexicanos a pesar de los que están en contra, que también son muchos.

Da gusto relatar que entre otros toreros mexicanos, Joselito Adame va ascendiendo en el gusto popular y que es atractivo de cartel como lo demuestran sus recientes actuaciones en Aguascalientes y Guadalajara.

José está recogiendo lo que sembró en Europa y ahora a diferencia de España y Francia, los toreros de más caché de allá,  buscan que el mexicano acá sea ingrediente en sus carteles para que la entrada justifique los honorarios libres de impuestos que devengan.

De seguir así las cosas,  tenemos muchos la ilusión de que el torero de Aguascalientes sea a su vez ingrediente de los carteles rematados de Europa y no parte de los carteles de toreros emergentes que respetando a todos los que se visten de luces , me parece que ya José suficientemente ha superado con gran categoría ese paso y dado que se presta en México a alternar con los que vienen, en reciprocidad, tal y como sucedía en las épocas de Manolo, Curro y Eloy , lo justo es que así se le dé el año próximo en España.

El grito tan mexicano con el que tituló la colaboración va para que reflexionen empresa, ganaderos, toreros y autoridades  en el ganado que se lidia especialmente en las tardes de expectación,  como la del domingo pasado en La México con El Juli y El Payo mano a mano.

El Juli raya en niveles de sapiencia taurina muy altos y sabe entender las embestidas de los astados que le pongan enfrente, lo comprobamos con su gran actuación malograda por la espada en Insurgentes, supo torear con ritmo, cadencia, técnica para hacerse de la manera de acudir a los engaños de los astados,  por eso es uno de los toreros ya consagrados mundialmente.

Con base en ese sitio y en su comprobado atractivo de taquilla, es de los toreros que marcan la pauta en cuanto a la elección del ganado y es claro que sus exigencias pasan por la nobleza extrema, light le llamo yo,  para poder relajarse y torear con temple y largueza como tanto nos gusta en México, nos gustaría que de pronto buscará con un ganado más codicioso demostrar su sapiencia, sin embargo es válido que en su nivel privilegien lo dulce sobre lo más fiero.

El Payo también actúo con gran disposición en sus turnos, pero en dos de los tres astados que le tocaron, creo en mala suerte,  el público recriminó la paupérrima presencia de los de Fernando de la Mora quién convalece de una enfermedad y al que le deseamos se recupere pronto, pero  falló el ganadero en lo que se había comprometido con la empresa de La México; quién promete que los encierros serán dignos de la temporada tan esperanzadora que están organizando.

Como en La México, en otras plazas como Aguascalientes el público ha obligado al cambio de astados aprobados por la autoridad previamente y me parece que esa es la alerta de ¡Aguas! No se vale que se eche a perder tanto esfuerzo.

Espero que lo que el público no aprueba en las plazas; sea atendido por quienes suponen que al público mexicano le da lo mismo el gato que la liebre,  lo cual y lo vemos con las protestas airadas,  es falso.

En un momento tan importante como el actual,  gestado con base en afición e inversión, no se vale que unos cuantos despistados crean que da lo mismo y sigan tratando de imponer sus lupas en cuanto de reconocer toros se trata. De seguir así nos quedaremos en las mismas que estamos,  cuando creo que de lo que se trata es de demostrar la grandeza de la fiesta y esa parte del toro, no nos cabe duda. Apuéstenle a ello, no a sus remedos que provocan lástima.