Resplandor en Rioja y Oro – Faena Grande de Urdiales en remontada Riverista.

La “V” del toreo triunfa en este muletazo toda verticalidad  y todo temple de Diego Urdiales, para la embestida y su muleta duerme la suerte… el tendido se vuelca. FOTO: Emilio Méndez.

Y no lo querían traer… Inundando el albero de sosiego y torería, Diego Urdiales arriba y confirma en La México no solo la alternativa sino que, a pesar de su “añada” permítanme la expresión, su añeja cosecha riojana empata con el paladeo del mejor toreo. Faena, lenta y sosegada, con mucho cuerpo como el tinto riojano, aroma a torero, copa de lujo y la reserva de que todavía no hayamos degustado la mejor botella de la casa. Pena que es posible solo lo veamos por única vez. En medio de esto, solo uno de los alternantes mexicanos remonta, Fermín Rivera se impone al manso mientras que Fermín Espinosa se hunde en su propia displicencia e incapacidad taurina.

Por: Luis Eduardo Maya Lora – De SOL Y SOMBRA. Plaza México.

Sale un toro de Fernando de la Mora, como si lo de la semana pasada no hubiera sido suficiente, con el añejo y muy relacionado nombre de Salitrillo, muy pobre de pitones, enfrenta con bravura, ataca siempre, con ritmo, tiene su embestida un peculiar y característico andar que progresivamente eleva y muestra al rejoneador Alejandro Zendejas como dueño de un concepto serio y que de no fallar al final, habría sumado un triunfo gracias a sus emocionantes batidas y el cabalgar de costado fundamental.

Esperemos prosiga.

Pasado esto, comienza el bernaldazo de cada año.

Pero eso quieren los toreros, el toro de sueño para el toreo de ensueño. Esto casi nos cuesta la tarde, porque, siendo objetivos, no hubo un solo turno en que el disparejo en presencia encierro de Bernaldo de Quirós no rascara, todos sin excepción lo hacen, igual que en algún momento escurrirse de la muleta o doblar contrario. El riesgo del sueño del toro para el toreo de ensueño es matar de sueño a la afición, por mero aburrimiento.

Y casi lo logran.

Pues esto sumado a una actitud de autosuficiencia y cierta petulancia, además de unos pies muy bailarines, hacen que el muchacho Fermín Espinosa no esté mínimamente bien. Da muchos más pasos que pases con la muleta, ineficaz con el capote, distraído, nunca fija los pies en la arena, de antemano entra a las suertes solo para salir de ellas, incluida la suprema en el tercero, no obstante la entera en el sexto.

En ambas actuaciones, grises como su toreo, se mete con el público y es pitado con fuerza. La noticia es que “el fenómeno” volverá y dos veces más a La México.

Veremos.

Mala suerte la de Diego Urdiales, venir de emergencia y por una vez solamente.

Pero los milagros pasan y el único toro con cierto fondo, con cierta casta y una indubitable, casi infinita nobleza, no obstante su mansedumbre –rascar y rascar, hacer interminable el tercio de banderillas y doblar contrario una vez podio- es el primero, “Personaje” punto más que girón, punto menos que bravo y bien redondeado en carnes.

Quizá de más.

De otro modo no se explica que un toro tan bien toreado como lo es éste a la verónica por Urdiales, con la rotundidad de lo bien hecho en cada lance, la sutileza en la media y lo tranquilo y seguro de ese andar, termine por cantar a tablas y doblando contrario.

Serio como es, el riojano dosifica el castigo en varas y por ningún motivo, pese a las muestras de preocupación en su rosto, deja de confiar en que sus virtudes toreras habrían de convencer al morlaco.

Quietud y temple.

Es para angustiar que el toro reaccione como lo hace este en banderillas, haciendo a Gustavo Campos fallar, tirar para atrás rascando y hacer el berrinche en pleno ruedo, tales cosas anteceden a la seria y solemne confirmación de Urdiales por Fermín Rivera, para brindar el toro a la televisión (después sabríamos que el brindis ha sido con dedicatoria a la tierra donde tomo la alternativa) e ir a la cara del casi berrendo.

Aleja del toro las marañas de la mansedumbre, logra quitarlo del sitio aquerenciado para, por fuera de la raya, tirar de su embestida, sin accesorios u ornatos, verticalísima la columna, muy firme en el cite, con la fortaleza suficiente en la voz y en el toque para que el bernaldo se fije y la tome pero con la sutileza adecuada para que no se violente o descomponga, Diego Urdiales ha sumido la barbilla en el pecho, alargando su brazo y meciendo su cintura en el centro de la suerte para casi rematar a la cadera.

Y digo casi porque más que rematar, liga los derechazos primeros sin casi mover la planta.

La tela casi suspirar de la franela.

Como el buen vino y el toreo cuando son buenos, que llegan al gusto despacio y con paladeo.

De La Rioja… denominación de origen.

En el canto del muletazo las tandas llegan en un área corta, en un toreo ligado, rotundo, muy preciso, rematando con el cambio de mano atrás y los de pecho espléndidos que, pese a la vuelta contraria, hacen ver mejor al toro. Apenas le engancha el primer pase en la tercera tanda porque el temple encela al astado que se va arriba, entonces Urdiales dando medida y distancia exactas, gira cintura, abre apenas el compás y rompe la muñeca, vence la violencia del que cabecea en el precioso firmazo y en el breve pero esperanzador cambio de mano.

Que alumbra el camino de la mano izquierda.

Urdiales no ceja en insistir y ligar, aliviar y embeber al toro que está por rajarse. Para eso está el toreo, el mérito de la faena, de ir a las aguas profundas del natural donde no es fácil extraer el oro. El arte aflora y se lo debemos a Diego Urdiales que se cambia de nuevo en sensacional firmazo y, cambiada la espada, remata en ayudados sensacionales, uno con la derecha bárbaro muy cerca de tablas.

Lástima que se perfila en la suerte contraria y que se queda sin enemigo al frente. Pincha saliéndose y solo la vuelta al ruedo queda como estadística de una faena espléndida y de imborrable recuerdo. Para la historia la vuelta y la entrega del personal que si no es por la casualidad de la vida, no habría podido ver el despliegue de rioja y oro enfundado.

Que salva el papelón de la Empresa al no traerlo se salida.

Y el toro más bonito de la corrida, rematado por supuesto, el cuarto se queda corto de bravura. Ya desde salida se ha querido quitar el capote de encima. Urdiales lo vuelve a obligar y ha sido tanda y media antes de perder la muleta, en un tiempo que le viene pésimo al toro que desde que descubre el engaño ya no hace por embestir más. No han sido los kilos sino la ausencia de bravura. Diego le ha obligado y le ha extraído lo impensable, naturales.

Lástima que ayer ha pegado una mala tarde con la espada. Para el olvido.

Ante esto a Fermín Rivera ha quedado entre las dos aguas que ya preveíamos por el efecto Urdiales, quedarse en la nada taurina como el muchacho Espinosa o irse para arriba como hace en el quinto. Conste aquí que Rivera se ha tardado todo lo que perdona al manso segundo en el caballo.

Se va crudo. Pese a las chicuelina hace ver sin gran ritmo a Fermín.

Pero entonces, tras finiquitar sin mucho alcance al segundo, cuando más importa, Rivera se crece ante el extraño en pinta, sardo, quinto, más manso que el que inventó la mansedumbre y que sale a no dejarse sino hacer el borde, a tirar todo por el canal de la ignominia, su mansedumbre es tal que no responde a toques y descompone intento inicial de Fermín de hacerle pasar por fuera de la raya. Pero su insistencia, su afán de hacerle pasar y sin desesperarse, hace que al plantarle cara, el toro al menos responda en el tercio y Rivera, pisando el terreno del astado se eleve.

Sin caer en la desesperación, arrimando la pierna de recibo Fermín obliga, corre la mano, se descara y se obliga pase a pase a entregarse y romperse ante un toro que su mansedumbre le hace protestar y no responder afirmativamente ante este esfuerzo, dobla contrario y ante eso hace que Rivera se meta a las tablas y lo haga pasar.

Ruge La México.

Pero se divide luego del pinchazo y la estocada entera de Fermín.

Protesta la oreja. No importa.

Rivera tiene que arrebatar y arrebatarse ya. A riesgo de que le batan y que le arrebaten. Mucho más cuando, una de sus ganaderías preferidas, hoy y el viernes ante pasado le juega una de las peores pasadas, la de la mansedumbre.

Ojalá no le fallen más.

Hoy Urdiales y Rivera han fallado, malamente, con la espada. Esto pega a la estadística pero no a la esperanza. Pese a que en una época de toro manso la aburrición impere, nos queda solo la entrega y el arte del toreo.

Pena que esa combinación sea menos fructífera con el toro del aburrimiento.

Que la dicha sea buena y volvamos a ver a ambos toreros con un encierro mejor porque espero a ellos mismos no les quede ganas de vérselas de nuevo con Bernaldo de Quirós. Todo en la vida tiene su límite. Incluso la paciencia y la espera de la Afición.

Menos mal, así lo deseamos, el toreo es siempre una eterna espera.

Texto: @CaballoNegroII.

RESUMEN DEL FESTEJO.

Plaza México. Temporada Grande 2015-2016. Domingo, Noviembre 15 de 2015. Segunda de Derecho de Apartado. Más de Un Tercio de Plaza en tarde fría con algo de viento.

7 Toros, 1 para rejones de Fernando de la Mora (Divisa Amarillo y Blanco) de fea cabeza, pobre de pitones, bien hecho y con mucho ritmo en la embestida, siempre a más y con emotividad ante la cabalgadura; y 6 de Bernaldo de Quirós (Divisa Rojo, Verde y Morado) Dispareja de presencia, con cuajo el lote del primer espada, muy chico el segundo, apenas en la raya el lote del tercer espada. Mansos todos sin pelar firmemente en varas midiéndoseles y dosificando mucho el castigo, destaca la nobleza del segundo, rascando siempre y, pese a buscar las tablas, desarrolló un juego aceptable gracias a la muleta que ha tenido enfrente. Pitos fuertes a varios de los lidiados en el Arrastre.

Los tres primeros todos de lidia ordinaria fueron bautizados en memoria del reconocido aficionado taurino, el periodista y cronista taurino, Jacobo Zabludovsky, a quien se develó una placa fuera del Palco 31 de la Plaza.

El Rejoneador Alejandro Zendejas, Saludos; Diego Urdiales (Rioja y Oro) que sustituye a Enrique Ponce, Vuelta al Ruedo y Palmas. Confirmó la alternativa. Fermín Rivera (Negro y Oro) Silencio tras Aviso y Oreja protestada. Fermín Espinosa “Armillita IV” (Azul Rey y Oro) Pitos y Leves Pitos.

El primer espada confirmó la alternativa con el toro “Personaje” de la ganadería titular, no. 645 berrendo en negro de 505 kilogramos.

El Banderillero Ángel González hijo saludo tras banderillear al castaño tercero.

Una respuesta a “Resplandor en Rioja y Oro – Faena Grande de Urdiales en remontada Riverista.”

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