Las relaciones de la fiesta de los toros con las otras artes


Las relaciones de la fiesta de los toros con las otras artes, analizadas en el tomo VII del ‘Cossio

Por Joaquín Vidal.

Un año después de la publicación del tomo VI de Los Toros. Tratado técnico-histórico, de José María de Cossío, aparece el tomo VII, que reúne elementos tangenciales al espectáculo taurino, pero esenciales para interpretar los valores de la fiesta y su influencia en todas las artes. La obra será presentada en Sevilla el próximo 23 de abril, Día del Libro, por Andrés Amorós, Alvaro Domecq, Eduardo Miura, Pepe Luis Vázquez, Mariano Zúmel y Nicolás Jesús Salas. La obra ha sido editada por Espasa Calpe, al igual que los primeros tomos, cuya publicación fue una idea de Ortega y Gasset.

En realidad, la influencia de la fiesta de los toros sobre las restantes artes es recíproca. El drama y la alegría de la corrida inspiran la obra del escritor y del artista, el cual, al interpretarla, inspira, a su vez, al torero y al público. Así ocurrió desde que hubo fiesta y los ejemplos son numerosísimos. Como más reciente podríamos citar el de José Bergamín, quien extrae del toreo su musicalidad y en virtud de este hallazgo el toreo deviene en música cuando lo interpreta un diestro de sentiiniento y arte.En este orden de cosas, uno de los estudios más interesantes que contiene el nuevo Cossío es Los toros en la Literatura, por Andrés Amorós, que analiza cuanto se ha escrito con argumento taurino en novela, ensayo, narrativa, teatro y poesía. Es un sustancioso trabajo crítico, en el que el autor utiliza su condición de aficionado para situar cada obra no sólo en función de sus valores literarios, sino también del espectáculo que aborda.

Los intelectuales y el toreo

Este capítulo desvela la actitud de los intelectuales ante el fenómeno taurino, y Amorós detecta un importante renacimiento de la fiesta. Escribe: “En el San Isidro 1981… he visto aguantar trombas de agua a Bergamín y Alberti; a Fernando Savater, lector de Bergamín, redescubriendo en Paula “la música callada”; a Francisco Nieva, tomando apuntes en su diario dibujado; a Fernando Sánchez Dragó, trinando contra los funcionarios del toreo; a Juan Gómez Soubrier, discutiendo un ayudado por bajo; a Federico Jiménez Losantos, planeando viajes taurinos; a Félix Grande, reviviendo noches de flamenco, vino y rosas. He cambiado pullas con Alfonso Guerra sobre el eterno problema de Curro Romero. Y a la salida, después de una tarde gloriosa, a todos ellos, y muchos más, pegando pases por la calle de Alcalá”.Hay una bibliografía básica, multitud de datos sobre ediciones y fechas, y tras la lectura atenta de este capítulo sólo lamentamos que Andrés Amorós no se haya detenido más en el contenido de La Historia del Toreo, de Néstor Luján, que es una de las mejores en su género.

El propio Luján afronta el estudio del periodismo taurino, con mayor empeño conceptual que exhaustivo (lo cual es muy de agradecer, por cuanto gana en claridad su trabajo). Entre los críticos “de antes de la guerra”, destaca a Corrochano, y recuerda que Clarito le encontraba afinidades con Joselito; Curro Meloja, de quien reproduce su crónica póstuma, ingeniosa como todas las suyas, sobre el problema del “afeitado”; Corinto y Oro, Giraldillo, Areva, Barico, Don Ventura, etcétera. La que llama “nueva crítica” (1939-1952) la divide, con acierto, en toristas y toreristas. Viene después el periodismo taurino de nuestros días. Hay especiales referencias a El Ruedo y Cañabate, y a la crítica taurina en Barcelona y otras ciudades españolas. El capítulo de Néstor Luján, muy enjundioso, con un inteligente entramado de categoría y anécdota, reclama la elaboración de una definitiva historia del periodismo taurino, que el propio autor debería escribir.

Fernando Claramunt López aborda Los toros desde la psicología y esboza la de elementos representativos de todoi,, los estamentos del espectáculo. El propósito es bueno, pero las cien páginas del ensayo no son suficientes para profundizar como se debiera en el tema. La calidad del preámbulo sugiere, precisamente, este objetivo, que más adelante no verá cumplido el lector. Posiblemente el único problema lia sido la falta de espacio, porque la empresa requería más amplitud, principalmente en lo que se refiere a la psicología del toro y del torero. Como colofón, Fernando Claramunt relata la experiencia científica con toros radiodirigidos.

La tauromaquia de Picasso

Aporta el torno VII del Cossío un estudio fundamental sobre la tauromaquia de Picasso, que por sí sólo justificaría toda la obra. Se encuadra en el capítulo Los toros en las artes plásticas (II), por Alvaro Martínez-Novillo. El trabajo es completísimo e incide sobre cuanto ha influído la fiesta en la obra picassiana.De su riqueza da idea el testimonio de Hélène Parmelin, que se recoge en el ensayo: “Hay tantos toros de Picasso, en su vida, en su obra, en su cabeza, como para llenar por su cuenta diez mil praderas de la Camargue… Hay tauromaquias enteras desde el ruedo vacío hasta la suerte de matar; centenares de picadores, de banderilleros y de espadas, muertes de toros y muertes de hombres, grabadas, pintadas, litografiadas, salidas de los hornos en vasijas, platos, bandejas. Hay toros de bronce y cerámicas de cabecitas de toro. Hay páginas enteras de toritos… Hay las mujeres con mantilla ante el caballo agonizante… las arenas rojas con caballos derribados, todo lo que puede sucederle al picador, todas las muertes del torero y sus victorias…”

Después del estudio de Picasso, Martínez-Novillo entra en la repercusión que el tema taurino tiene en el arte contemporáneo mundial y analiza los más sobresalientes pintores, escultores, y dibujantes.

La interrelación entre el arte del toreo y el arte flamenco es un estudio de Fernando Quifiones y José Blas Vega, por el que discurren tan sugerentes personalidades como Ignacio Sánchez Mejías, Tragabuches, Lavi, El Pollo Rubio, Tío José El Granaíno, Niño de la Palma, Gitanillo de Triana, Fernando Domínguez, Juanelo el Feo, Media Oreja, El Príncipe Gitano. Hay buen número de coplas y citas, empezando por la del cante que marca la afinidad esencial: Los toros y el cante son / dos hermanitos gemelos. / Su “pare” se llama el arte / y su “mare” el sentimiento. Y la sentencia del gran Antonio Chacón, que definía no ya a los que sabían cantar, sino a los que sabían escuchar. “Los que mejor saben escuchar son Fernando El Gallo, Lagartijo, Espartero, Fuentes y Sánchez Mejías“. Es un capítulo delicioso.

Unos ratoncitos comentan en el calabozo: “¡Qué raro!, las 9, y Cagancho sin venir”. Este chiste de Tovar, para José Luis Dávila, el mejor que se haya hecho sobre el espectáculo, figura en el capítulo El humorismo gráfico en los toros, escrito por el mencionado periodista y dibujante. Desde Ramón Cilla, el precursor, hasta Mingote, Dávila describe a los mejores humoristas que han desarrollado el tema.

Antonio Santainés aporta una completísima documentación sobre los museos y colecciones taurinas, llena de curiosidades y datos sorprendentes. Manuel Delgado Iribarren desarrolla Los toros en la música con un recorrido por todos los géneros, estudio de partituras, los hitos de la música taurina, desde Pan y toros, de Barbieri (1864), hasta La Cornada, de Halfter (1960), y el catálogo de pasodobles, teatro lírico, cuplés y canción moderna. Los toros en el cine es un amplio capítulo con historia, análisis y anecdotario escrito por Carlos Fernández-Cuenca, en el que no faltan las versiones del toreo en la cinematografia de diversos países. El tomo VII de Los Toros se completa con la exposición de carteles hasta 1982, Peñas y asociaciones taurinas, por Mariano Zúmel, y el índice de materias de la obra completa.

El prólogo es de Domingo Ortega, que llama sobrero a este tomo VII del Cossío. En su breve texto hay una lección magistral, expresada en un par de párrafos, sobre qué debe ser el toreo: “Las normas clásicas son eternas. Quien se salga de ellas estará a merced del toro. De ese toro bravo y limpio, con casta y trapío, que debemos seguir fomentando y que en la lidia lo es todo… Insistamos en la cargazón de la suerte… La Tauromaquia es, probablemente, el único arte en el que se funde lo clásico con lo romántico…”.

* Este articulo apareció en la edición impresa del Diario El País del Lunes, 19 de abril de 1982.

2 respuestas a “Las relaciones de la fiesta de los toros con las otras artes”

  1. Reblogueó esto en DE SOL Y SOMBRAy comentado:

    Las relaciones de la fiesta de los toros con las otras artes, analizadas en el tomo VII del ‘Cossio‘

    Por Joaquín Vidal.

    Un año después de la publicación del tomo VI de Los Toros. Tratado técnico-histórico, de José María de Cossío, aparece el tomo VII, que reúne elementos tangenciales al espectáculo taurino, pero esenciales para interpretar los valores de la fiesta y su influencia en todas las artes. La obra será presentada en Sevilla el próximo 23 de abril, Día del Libro, por Andrés Amorós, Alvaro Domecq, Eduardo Miura, Pepe Luis Vázquez, Mariano Zúmel y Nicolás Jesús Salas. La obra ha sido editada por Espasa Calpe, al igual que los primeros tomos, cuya publicación fue una idea de Ortega y Gasset….

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