Alternativa de oro

Por Rafael Cué.

Cincuenta años como matador de toros se dicen fácil; Eloy Cavazos los cumplió el pasado 28 de agosto. Su biografía ha sido ya publicada, es una historia digna de reconocimiento: de la pobreza a la gloria. El camino no es fácil, el sacrificio, la entrega y la dedicación a una vocación durante años son cosas que no cualquiera puede asumir, es por eso que en todas las profesiones, quien tiene estas cualidades triunfa, y en el toreo es doblemente difícil, porque cuando se empieza a triunfar, las tentaciones y malas compañías pululan para desviar el camino.

En este espacio no les narraré su vida, ni sus vivencias. Al maestro Eloy Cavazos siempre se le ha visto como lo que es, una figura del toreo que llenó plazas durante décadas a lo largo y ancho de la República Mexicana; ha sido el último mexicano en abrir la Puerta Grande de Las Ventas en Madrid, y de eso hace ya 44 años. Así de difícil es lograrlo.

Mi intención es rendirle un homenaje con estas líneas a su gran capacidad como torero. Resulta obvio que para convertirse en figura y aguantar muchos años en la cumbre se requieren grandes cualidades, primero valor —mucho, pues para ser torero se tiene que contar con mucho—, luego inteligencia, carisma, amor propio y una forma de ser en la que no se soporte perder o que alguien figure más que uno.

La suerte en el toreo va acompañada de una enorme entrega a la profesión, de gran conocimiento del comportamiento del toro, y de una capacidad lidiadora enorme para que un gran número de astados sean cómplices en la creación de la obra de arte durante la lidia. Muchas veces escuché que Eloy tenía mucha suerte, que siempre le tocaban los toros buenos y que por eso triunfaba.

Sin duda, en su calidad de figura del toreo, Eloy Cavazos impuso condiciones. ¿Qué figura no lo ha hecho en la historia de la tauromaquia o del espectáculo? Pero una vez que sale el toro, éste no sabe quién está delante y es obligación del torero descubrir sus cualidades y defectos en segundos para poder hacerle las cosas en la forma y en los tiempos que el animal necesita, para que vaya desarrollando dichas cualidades al embestir y se vaya olvidando de los defectos. En este aspecto el maestro Eloy fue implacable, le bastaban segundos para analizar la forma de moverse del toro desde su salida por toriles, para enterarse de qué cualidades tendría y qué defectos habría que pulir.

El toreo es tan complejo que existen toreros que pueden observar estos elementos, pero que luego no son 100 por ciento capaces de desarrollar el oficio en la cara del toro, o hay quien no sabe verlos, pero que sale con capote y muleta para con intuición ir resolviendo. Eloy Cavazos tiene esa doble capacidad, los ve y luego es capaz de hacerle a cada toro lo que necesita. Los aficionados recalcitrantes y, por lo general, partidarios de quien fuera la otra gran figura del toreo de México y contemporáneo del maestro Cavazos, el maestro Manolo Martínez, argumentan la falta de arte o estética en el toreo de Cavazos. Cuando hay pasión, por lo general no predomina la razón ni la objetividad.

Tanto la estética como el arte son en sí subjetivos, por lo tanto cada uno los vemos y sentimos de forma distinta.

Eloy Cavazos no estuvo exento de arte, ya que su tauromaquia siempre emocionó y esa es la primera causa que le da al toreo la condición de arte, que genere emoción. Aquí es donde los antitaurinos se pierden en el abismo de la ignorancia. La tauromaquia es arte porque genera emoción, estética, admiración por el valor del torero y veneración por el toro como el animal más bello y poderoso de esta tierra.

Es fácil confundir arte con estética, o bravura con genio, o nobleza con sosería, la línea es muy delgada.

Eloy Cavazos ajustó sus avíos a su proporción física, obligando así a los toros a pasar a centímetros de su cuerpo, una de las premisas más difíciles de cumplir en el toreo. Con la espada entregó siempre el pecho; matar o morir.

Eloy Cavazos es una gran figura del toreo, reconocido en todo el mundo taurino, y eso es motivo de orgullo para este país, que necesita triunfadores como él. Un abrazo, maestro, orgullo de los mexicanos.

Twitter: @rafaelcue  

Publicado en El Financiero.

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