La maestría de Espla ilumino Arles por ultima vez

Bautista y Espla, dos toreros de generaciones muy diferentes unidas por primera y última vez en Arles…Ah y Morante de costalero.

De Sol y Sombra.

Luis Francisco Esplá, fue el protagonista de la jornada por su vuelta a los ruedos con motivo de la goyesca del Coliseo de Arles. 

Espla lidio en primer lugar un animal muy flojo de Zalduendo, con el que tiró de temple y técnica para hilvanar una faena sobrada de sitio y capacidad, pese su inactividad durante siete años. Cortó una oreja.

Otra más paseó del cuarto, al que quitó por navarras y al que después le realizó una faena de gran trazo. Muy templado, aprovechando la bondad del toro de Zalduendo. La faena fue completa por ambos pitones. El susto llegó en las postrimerías del trasteo. El de Zalduendo le volteó y le zarandeó en varias ocasiones. Todo quedó en el susto y en una brecha en la frente. Paso a la enfermería pero eso no le impidió irse en hombros al final del festejo.

La tarde contó también con otro protagonista de excepción, el local Juan Bautista, que cuajó de cabo a rabo a su extraordinario primero después de una faena templada, desmayada, muy bien compactada y siempre a más.

Importante labor de Bautista entre el delirio de sus paisanos, tanto que, tras una gran estocada, le premiaron con los máximos trofeos de un “zalduendo” que dio la vuelta al ruedo.

Y otras dos orejas cortó Bautista del sexto tras otra genial y magnífica faena.

Morante de la Puebla no brilló de capa con el segundo, al que sometió a la jurisdicción del picador hasta en tres ocasiones entre las protestas del público. Se quedaba corto el burel y optó por abreviar el sevillano, escuchando de nuevo música de viento al montar la espada de verdad que portaba desde el cambio de tercio. Con la espada, un sainete en toda regla. Impropio de una figura del toreo. 

El quinto resultó flojo para desarrollar sus nobles intenciones. Morante, en un par de verónicas sueltas, trató de reconciliarse con un público que le estaba midiendo mucho tras el primer capítulo. Faena larga del sevillano, con algún muletazo suelto aislado que tuvo expresión, especialmente los naturales a pies juntos, en una obra sin importancia por estar realizada ante un toro prácticamente muerto en vida y al que remató de media estocada. Se le concedió una oreja que fue muy protestada.

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Cuando quieres salir a fuerzas en la foto.

                      

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