La Fiesta Intacta – Guerra y Torería de la Afición e Isaac Fonseca en La México.

Derechazo de Isaac Fonseca. Foto: Ángel Bernal.
Derechazo de Isaac Fonseca en su presentación en la Plaza México. Foto: Ángel Bernal.

Tras hacer valer la vigencia del derecho al respeto y acceso libre, sin condición, al espectáculo taurino, éste, en su forma actual, queda por debajo de la pasión de los aficionados al fallar por falta de fuerza cuatro de seis novillos y la falta de casta de cinco de ellos. Sin embargo, en el tercero, el novillo de la tarde, aun pese a su bisoñez y su casi nacencia como torero, Isaac Fonseca, su atrevimiento, su frescura novilleril más su serenidad y entrega, traen el momento grande de un festejo que es espejo de que el mayor daño al espectáculo, a veces, no está afuera sino dentro del mismo.

Por: Luis Eduardo Maya LoraDe SOL Y SOMBRA. Plaza México.

Si nos buscan, nos encuentran.

Si nos citan embestimos y, como no tenemos ni un pase cuando no se nos llama por derecho, la cornada viene de menos a la femoral del mal enemigo, el que no tiene honor ni nobleza. Y, sépanlo bien, somos certeros. Pero para eso los taurinos necesitamos toda nuestra capacidad de embestir sin amarras y con los pitones intactos porque así, solo así, haremos valer que los toros no necesitan defensa, lo hemos dicho siempre, tan solo requerimos hacer valer su vigencia.

Porque los toros, buenos, siempre atacan.

Desde la muy nóvel afición, los niños, como el taurino veterano.

Ese que calla y que cuando habla, sentencia.

Pero el clamor de la Afición se da previo al paseíllo al pugnar por retirar, como efectivamente hace la Autoridad e, incluso, artísticamente, la Banda toca la “España Cañí” al momento de echar a los intrusos y, con ello, lo que no va con la Fiesta. Así hay que tratar al extraño enemigo y blindar de aquí hacia delante el espacio de la Plaza y al interior de la misma, para prevenir cualquier desaguisado durante la corrida.

Y actuar hacia dentro, cuando aparece todo lo que no va a favor del espectáculo. Como la falta de fuerza, bravura y casta de casi todo el encierro.

Empezando todo lo anterior por el muy bonito primero, irrenunciable tipo Rancho Seco.

Un novillo al que, a pesar de su clase, la fuerza le traiciona, desde el estrellón que se da al intentar saltar el callejón hasta llegar a banderillas, pasando por los lances a pies juntos del español Sergio Roldan y el quite por gaoneras de Íñigo Rodríguez, voluntad total con los dos. Lo cierto es y ha sido que Roldán muestra un concepto de buena línea, de intentar trazar largo y vertical pero que no ajusta alturas ni temple, pese al buen inicio alternado y por arriba el novillo engancha, un pecado que en La México es mayor.

Por ello la faena y por dejar de usar todos sus brazos, no revienta, el temple que requiere el cabezazo del novillo pide un espada más experto, es claro, pide lo más difícil en el toreo que es torear sin que se enganche, esto que lo da el tiempo lo apunta el joven Roldán y podrá obtenerlo cuando termine de asimilar esa reacción desigual del toro, violento de pronto atemperado en algún momento de su actuación.

Un medio espadazo, tras adornos y aliño, dejan la cosa en saludos y, eventualmente, en matar al quinto, un berrendo santa colomeño con el que le ocurre algo muy parecido. Un novillo sacado de una lámina antigua, coloreado en blanco y en gris, que camina y de pronto se frena y al que le engancha mucho hasta desarmarle y matarle mal.

Tiempo al tiempo, la presentación de Roldán, sin ser avasallante, es esperanzadora.

Todo lo contrario al segundo de la tarde.

Un novillo que no se debe ni de embarcar por cariavacado y esmirriado, además inválido. Y con un Juez con la torpeza de Jesús Morales se puede estropear a un joven Íñigo Rodríguez, en una festejo de concurso, su única oportunidad de mostrarse, indebidamente, Usía permite lidiar al segundo y mostrar la mala cara del espectáculo, la cara decadente de la debilidad.

Con cargo al espada en turno que recibe con la “cortesía” del Juez la mala suerte y la imposibilidad de siquiera tener enemigo al frente para ligar al menos dos pases.

Injusto pero real. El novillo derrumba y con él, el festejo.

Es entonces cuando la tarde encuentra su punto máximo, en novillo y novillero.

Ocurre con el precioso tercero, mulato, de pitones blanquísimos e intactos que trae consigo bravura, nombrado “Guardián” resguarda y hace valer los atributos mayores de la Fiesta: valor y bravura. Su encendido juego se encuentra con la igualmente prendida afición del michoacano Isaac Fonseca, un menudo y pinturero diestro que recibe con larga de rodillas, prosigue por cordobinas, carga la suerte desde los tableros y, sobre las rayas, ilumina la tarde con larga afarolada ante el tranco y el empuje de la embestida del novillo.

Olé fuerte y rotundo.

Es entonces cuando en quites, Álvaro Sánchez comienza a dar visos de no estar del todo preparado para el compromiso, se complica y hace que el novillo le gane terreno. Fonseca no pierde tiempo, vuelve a la cara y su intervención vuelve a encender la mecha tras los lances y la brionesa, ajustada, sumada al desplante. Todavía sin contemplación alguna, se queda en el sitio y en el tercio frente a toriles el remate a una mano desplante incluido que da cuenta de su desparpajo.

Necesaria condición para todo novillero.

Y su atrevimiento porque a campo abierto inicia con el pase cambiado y remata el prólogo con un desdén de categoría. Ya después su propia inexperiencia le hace caer en la manida obsesión de pegar muchos pases. A veces, con novillos como este, lo poco que se tenga hay que pegarlo, aunque no sea la borrachera de muletazos que una buena parte de gente espera. Lo que se tenga hay que darlo sin perder demasiado tiempo.

Isaac se empeña pero se trompica. Hay una tanda buena por el lado derecho pero se apaga conforme el novillo pierde las manos en momentos claves, ante esto sale el recurso del pase por la espalda y claro el ánimo del público, siempre con él. Que le espera en la estocada, calladamente y en terrenos naturales, sobre las rayas, frente al burladero de matadores.

Entera al volapié, a toma y daca, en el sitio aunque apenas contraria.

La voltereta y caído entre los pitones del astado trae el drama y su amorcillamiento que tarda un rato en echarse. El entusiasmo contagia y la Autoridad premia benévolamente la agonía que es prolongada. Palmas al novillo y la presentación de un torero que valdrá la pena darle sitio.

Ya veremos.

Luego la tarde cae en su propia falta de forma.

La lluvia que habría perdonado al festejo de darse a las cuatro de la tarde y el tiempo, ausente del reloj sin manecillas, vuelve a dejar en entre dicho la falta de atención de la Autoridad que no atina a mandar en tiempo los avisos que caen como el aguacero. Ausente de temple, ya reseñado, Roldán, y de fuerza el sexto, zancudo y cornalón, dejan a Isaac Fonseca sin oportunidad de replicar.

Y asegundar.

Gracias a Jesús Morales el sexto se lidia para decepción de los pocos que aguantan el aguacero, no lo devuelve y la Fiesta se cae.

A estos personajes, a estos eventos, también hay que sacarlos de la Plaza, porque para embestir necesitamos todos los valores de la Fiesta intactos.

Para hacer lucir el oro y la seda, cuando sean.

O si es necesario, atacar, si a acaso, tirando la cornada, para bien de nuestra Fiesta.

Twitter: @CaballoNegroII.

RESUMEN DEL FESTEJO.

Plaza México. Temporada de Novilladas 2016. Domingo, Septiembre 25. Tercer festejo de Temporada. Novillada sin picadores. Menos de un cuarto de plaza en tarde nublada e intermitentemente ventosa con lluvia a partir de la lidia del quinto. Asistencia vario pinta. Fatal, otra vez, la Autoridad de Plaza al no devolver los lidiados en tercer y sexto lugar.

6 Novillos, 3 de Santo Tomás (Divisa Tinto, Rosa y Blanco) Los lidiados en primero, tercer y quinto lugar, desiguales y sin fuerza en lo general. Serio de cabeza y precioso el cárdeno que abre festejo, no obstante como sus hermanos, falto de fuerza, un tanto más encastado que el resto que perdieron emoción tras el inicio del último tercio; y 3 de El Siete (Divisa Celeste y Blanco) de procedencia Parladé. No obstante su cabeza, justo por estrecho y esmirriado además de inválido, el cariavacado segundo que debió devolverse; precioso el tercero, redondeado y muy serio con bravura por ambos pitones, ofensivo por delante pero completamente manso y además muy débil el sexto que pudo igualmente devolverse.

Sergio Roldan (Esperanza y Oro) Ovación tras Aviso y Silencio tras Dos Avisos. Íñigo Rodríguez (Turquesa y Oro) Palmas.  Isaac Fonseca (Turquesa y Oro) Oreja y Silencio tras Aviso. Álvaro Sánchez (Marfil y Oro) Pitos tras dos Avisos.

Todos los espadas, nuevos en esta Plaza.

El primer y tercer espada fueron designados como triunfadores por un jurado designado por la Empresa, por tal razón mataron los lidiados en quinto y sexto lugar. 

Mala tarde de Adolfo Sánchez entablerado al tratar de bregar al cuarto.

El paseíllo se vio retrasado dada una protesta contraria a la celebración del espectáculo por lo que la policía administrativa se dio a la tarea de efectivamente retirar a los inadaptados. Posterior al toque de cuadrillas y al despeje de alguaciles y espadas, un contingente de niños a favor de la Fiesta hizo el paseíllo no siguiendo la forma que exige esperar a que los actuantes hagan su desfile quizá, pero sí atendió el llamado a hacer valer la vigencia del espectáculo taurino.

Una respuesta a “La Fiesta Intacta – Guerra y Torería de la Afición e Isaac Fonseca en La México.”

  1. Ole así se defiende la fiesta y así se escribe y describe un festejo, aun sea novillada sin picadores Si mas comunicadores taurinos dijeran la verdad y encubrieran menos tanta cosa turbia a fin de quedar bien y dejaran de ser confusos la fiesta tendría mas seguidores.

    Que buen detalle de la banda, arrancarse con el pasodoble justo cuando esta gente era expulsada que vívan los toros

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