Por Jesús Zárate.
La vida política nacional está repleta de absurdos, un ejemplo es el Partido Verde Ecologista de México, que históricamente ha estado más cercano a escándalos de nepotismo y despilfarro, que al bienestar de los ciudadanos o del medio ambiente. Es precisamente el Verde que, sin ningún fundamento técnico o científico, se lanzó a proponer una iniciativa para prohibir la entrada de los niños a las corridas de toros; también, según su propia página, lucharán para abolir la fiesta brava en general.
Lo que los del PVEM no han considerado es que las ganaderías de toros bravos representan un bastión de decenas de miles de hectáreas donde el ganado de lidia crece en libertad al lado de flora y fauna endémica del país. La vida de los bovinos puede ser envidiada por cualquier especie destinada al consumo humano y menos de 10% de las reses mueren en una plaza de toros. Claro, los del Verde no han considerado la calidad de vida del toro, y mucho menos a planear cómo garantizar su futuro en caso de que dejen de existir las corridas.
El legislador federal del Verde Jesús Sesma ha impulsado la iniciativa de prohibir el ingreso de los niños a las corridas, esfuerzo que desea se replique en todos los congresos locales, sin considerar el derecho de los padres a darle la educación que quieran a sus hijos. Menos entenderían que muchos de los recuerdos más felices de varios adultos tienen que ver con su asistencia acompañados de sus padres o abuelos a una plaza de toros. Incluso, el mismo Sesma fue el artífice de que un grupo de acarreados se manifestaran en la Plaza México, en una provocación hacia la afición taurina.
A su vez, el legislador local de Jalisco Enrique Aubry, reconocido por violento e intolerante, es quien también pretende “domesticar” al toro de lidia.
Lejos están Sesma y Aubry de tomar en cuenta el legado laboral, económico, ecológico, cultural y de valores que representa el mundo taurino. Estarán más satisfechos si se extingue el toro de lidia por cumplir sus caprichos y ganar espacio mediático. Da pena la política mexicana.
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Publicado en Milenio