Ocho con ocho: Aquí estamos Por Luis Ramón Carazo

Un año más en el calendario que se consume, otro que abre la puerta para transitarlo y en lo que atañe a nuestra afición taurina es un futuro que se torna complejo para lidiar con él, siempre es incierto lo que pudiera acontecer, hoy en día existen aspectos que preocupan para iniciar el repunte que desde hace algunos años estamos deseando en un espectáculo de nuestro país y otros pocos en el mundo.

Está el tema de la amenaza de muchos políticos que ven una oportunidad de ganar votos prohibiéndolo, en especial entre el segmento juvenil que por diversas razones se han alejado y es más, muchos francamente rechazan al toreo, sin siquiera entender lo que es y representa el esfuerzo de los criadores de toros de lidia por preservar al animal en su hábitat natural.

Muchos ignoran la proporción de lo que representan 6 millones de reses que se consumen en nuestro país al año por cerca de 30 mil que sirven de elemento principal en los festejos taurinos, al final del día en ambos casos, sirven como proteína para el ser humano.

Otro tema lo es el que cada día que se devalúa nuestra moneda, vemos más complicado el cómo armar carteles con toreros extranjeros que cobran en dólares y libres de impuestos sus honorarios, con el agravante de que la convocatoria salvo en casos excepcionales es baja.

A ellos su caché les es más importante de custodiar que entender el momento que vivimos y que hace muy complicado reflejar en el precio de los boletos los aumentos y en consecuencia parecería que la opción sería presentar menos que más carteles, lo cual desquiciaría el mercado taurino y hace casi imposible el surgimiento de novilleros y matadores con fuste.

Y mucho de todo esto se está reflejando en La México que se encamina a su segunda parte en enero y febrero, pues es un galimatías como equilibrar los factores expuestos y hacerlo de tal manera que el púbico acuda en mayor número que en la primera parte de la Temporada Grande y como se especula mucho, vamos a tener paciencia para entonces, comentarlo.

Podemos deshacernos en críticas, pero al no tener la solución exitosa, es mejor ser prudentes y entender que no es sencillo tal y como algunos apuntan cambiar el rumbo de las cosas a futuro, algunos hablan de estudios de mercado, otros de traer toreros distintos a los del grupo especial de España, otros más a promover a los mexicanos.

Pero las realidades, social y económica, nos indican que regresar a las grandes entradas de manera constante en plazas como La México es prácticamente imposible y si hacen corridas con toreros taquilleros serán tres o cuatro al año las que se presenten.

Así las cosas: ¿Cómo asumir el costo de arrendamiento y de mejoras? ¿Cómo armar una temporada de doce novilladas obligatorias?, ¿Cómo responderles a toreros que se les queman las habas por una oportunidad como El Calita, al que vemos en Vivero de Coyoacán entrenando desde la madrugada?

El cómo, pasa por probar y entonces saber que funciona pero tememos que el toreo no volverá a ser el espectáculo popular que antaño fue y que solamente en corridas especiales veremos entradas nutridas, lo cual duele por saber que lo que no es negocio algún día terminará por cansar a sus mecenas.

Y entonces ¿Quién podrá salvarnos? Al Chapulín Colorado en Día de Reyes, dejo la respuesta.

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