16ª Corrida de la Plaza México: Sergio Flores se impone a la demagogia adamista

La tarde fue de Flores.

Por Luis Cuesta para De SOL y SOMBRA.

Las corridas mixtas con Pablo Hermoso de Mendoza en la capital, suelen ser eventos que atraen una gran cantidad de público poco habitual al tendido, pero muy entusiasta y Sui Géneris.

Entre los pocos habituales al tendido de la plaza, estaban el ingeniero Carlos Slim junto a su hijo Patricio (ganadero de bravo), quienes confirmaron ante los micrófonos de Heriberto Murrieta que no pensaban apoyar a la fiesta de los toros en términos económicos por el momento.

Sin palabras: Ante la pregunta incómoda para los Slim y su respuesta fría.

La plaza registro un entradón gracias al rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, que algo raro no corto orejas, pero consiguió que su público se emocionara durante la lidia de su segundo astado del hierro Los Encinos gracias al dominio y la perfección de este figurón del toreo a caballo. Es tal la ilusión que derrocha, y, sobre todo, conoce tan bien el arte ecuestre que, antes o después, encuentra casi siempre el camino del éxito.

Solo que ayer no fue el día, aunque estuvo a punto de lograr el triunfo ante un buen lote, pero anduvo mal con los rejones de muerte y se retiró entre una leve división de opiniones.

Mal vestido y sin espíritu así realizo él paseíllo José Adame, en una tarde donde se le vio desubicado, sin hambre y sin ilusiones.

Jose Adame tiene que entender que no puede estar todo el tiempo al dictado de tanta gente en el callejón, por sabios que sean, sino que debe actuar a impulsos de su inspiración.

Pero en la actualidad, Adame es lo más opuesto a un torero inspirado. Se ha convertido en un laborioso fabricante de pases. Izquierda o derecha, da igual en redondo que al natural, ejecuta los muletazos sin alma ni inspiración. Hay verdades que deben decirse aunque sean amargas.

Con un toro muy noble de nombre Ciervo Rojo de Jaral de Peñas que tuvo mucho poder en sus embestidas y un pitón derecho para cortarle las orejas, anduvo sin importancia y estuvo mucho peor que mal: estuvo vulgar. Un espada de su nivel, que presume de figura del toreo, y que posiblemente tiene condiciones innatas para serlo, no puede andar por la plaza como alma en pena.

Desconcertado y sin mando en su muleta, fue incapaz de templar las boyantes embestidas del encastastado colorado de Jaral de Peñas. Algunos de sus muletazos y el planteamiento inicial de la faena fue técnicamente bueno. Sin embargo, otros los ejecutaba dejando atrás la pierna contraria y adelantando el pico. No es algo nuevo en este torero, que ha convertido tal amalgama de virtudes y defectos en estilo personal.

Adame y Ciervo Rojo.

El público, después de volcar su entusiasmo con Hermoso de Mendoza, al quinto de la corrida no le dio ninguna importancia. Ni siquiera a José Adame, que pegó incontables pases a un toro muy deslucido, pero sin escuchar ni un solo olé, y ni un solo aplauso. El hidrocálido, que evidentemente no está acostumbrado a estos reveses, perdió los nervios, corto de súbito el trasteo y entró a matar sin más miramientos. 

Al final del festejo José Adame debió de sentirse destronado, y tal situación debe ser de lo más amarga para un torero que lucho tanto por llegar a la cúspide.

Sergio Flores, en cambio, fue un torero hambriento de triunfo. Se encontró con el sexto que tomaba la muleta sin fijeza, rajado en tablas, que a fuerza de consentir, obligar y encelar consiguió dominarlo. De Manolo Martínez, se suele decir -como dogma- que al toro malo lo convertía en bueno. Pues ese es Segio Flores en esta temporada y lo fue ayer con el segundo de su lote. 

Hay que decir que cuando el toro, ya dominado, tomaba humillado y embebido el engaño, no todo lo que salía de la muleta de Flores se convertía en creaciónes artísticas. Flores no es un exquisito del toreo todavía. Pero poco importaba: el mérito de Sergio Flores consistió en resolver con mucha verdad y firmeza el problema fundamental de la lidia; que la inspiración, en estos casos es don accesorio. Mató de una estocada entera y la plaza entregada pidió las dos orejas que el juez tuvo que conceder.

Ya antes con el capote enseño que la lidia de un toro no empieza y termina en las faenas de muleta. También hay lances de capa, quites y hay brega. La brega de este toro la llevó personalmente Flores y quizás durante la misma pudo decifrar mejor el planteamiento de su faena.

Al final Sergio Flores que con su primero no habia tenido suerte, abandonó la plaza en hombros entre el clamor popular y gritos de ¡torero, torero! que todavía le deben de retumbar en el alma.

Para el próximo domingo se dará el cerrojazo de la segunda parte de la Temporada Grande con Ignacio Garibay, Arturo Macías y Fermín Rivera con toros de La Estancia.

Plaza México 16ª corrida de la Temporada Grande. Dos toros de Los Encinos, para rejones, bien presentados, bravo y encastado el primero y soso de juego regular el segundo; y cuatro de Jaral de Peñas, bien presentados y de juego regular, destacando el corrido en primer lugar que fue noble y tuvo calidad. 

Hermoso de Mendoza, división en su lote.

Joselito Adame, leve división de opiniones y pitos. 

Sergio Flores, ovación y dos orejas.

Entrada: Más de 30.000 espectadores.

Twitter @LuisCuesta_

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