Es lo que digo yo: El Payo, la pureza del artista

El Payo en Puebla. Foto Tauroagencia.

El arte del toreo siempre estará acompañado de un halo de misterio y atractivo que muy pocos pueden conseguir levantar. Con hechuras de torero antiguo y reminiscencias de los clásicos, Octavio García “El Payo” es uno de los últimos exponentes de ese toreo de Gaona, de Calesero, de Procuna, del Callao y de Armillita Chico en tiempos recientes por citar algunos ejemplos.

Se dice que las faenas taurinas son efímeras -yo diría que muy breves- porque desaparecen y lo que queda de ellas es su eco, la fábula, la literatura.

Tras su paso por la Feria de Aguascalientes y Puebla, El Payo ha dejado para el recuerdo el eco del buen toreo que lo viene acompañando en cada una de sus actuaciones de la presente temporada, y que dan paso a las siguientes líneas…

Por Luis Cuesta para De SOL y SOMBRA.

Para muchos aficionados El Payo es la imagen del torero clásico: reservado, lleno de cicatrices, bien plantado, al que se le intuye una infancia inexistente dedicada al toro.

“En los artistas el dolor es casi necesario”, escribió Jesús Soto en De negro y azabache, un libro sobre De Paula. Pero ¿El Payo torea con dolor?

Al menos dolor físico si, en los últimos años ha conseguido superar pasajes dolorosos de cornadas y lesiones que han ido moldeando su carácter y su personalidad en las últimas temporadas.

Quizás fue ese dolor físico el que toco algunas fibras sensibles que hicieron que su toreo evolucionará hacia terrenos más  comprometidos, en busca de un concepto clásico y puro, que en la pasada feria de Aguascalientes y el pasado 5 de mayo en Puebla brotó en sendas faenas que fueron un comprendió de temple, valor, quietud y arte.

El Payo en la pasada feria de San Marcos. Foto NTR Toros Twitter.

En todas sus faenas hubo hondura y pasajes de pureza, de ese toreo de arte que en México estaba huérfano -quizás desde el retiro de Armillita Chico– hasta que El Payo por una necesidad artística y de vida decidió implementarlo como filosofía de su toreo.

En Aguascalientes surgió el milagro del toreo bien hecho a la verónica acompasado con el pecho y con la cintura. Hombros, antebrazos, brazos, muñecas y manos, porque se torea con todo el cuerpo no solo con el espíritu. Después, ya con la muleta, consiguió muletazos llenos de hondura y plasticidad pellizcado por las musas del arte, arrebatando los olés más sinceros de toda la feria de San Marcos.

Pero más allá de indultos, orejas y rabos -que no corto en abundancia por sus fallas con la espada- el toreo del Payo dejo con su sello una huella honda en el buen aficionado hidrocálido y feriante.

Lo mismo sucedió en Puebla en donde los presentes recordarán seguramente por mucho tiempo su mano izquierda, su pase de pecho y la pureza con la que ejecutó todas las suertes.

El Payo en la pasada feria de San Marcos. Foto NTR Toros Twitter.

Es ilusionante para todos aquellos que nos decantamos por el toreo clásicoel de siempre dicen algunos- que en la actualidad podamos disfrutar de un exponente como El Payo, ya que su toreo nos resulta un bálsamo de frescura entre tanta frialdad y exponentes insulsos que abundan en el escalafón.

Hay toreros que sienten el toreo y otros que lo practican; pues bien, El Payo lo siente.

Es lo que digo yo.

Twitter @LuisCuesta_




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