Madrid ya no es Madrid, ni nosotros tampoco somos los mismos


Por El GuerraDe SOL y SOMBRA.

La historia no lo parece tanto cuando pasa delante de nuestros ojos.

Madrid ya no es Madrid, ni nosotros tampoco somos los mismos y la “chica de ayer” que creía haber perdido en el tiempo junto con su recuerdo, se divorció  y me acaba de pedir amistad en Facebook. 

Con ese aire de nostalgia transite el pasado 2 de junio, mientras un genuflexo Enrique Ponce bordaba el toreo y nos recordaba que nosotros ya no somos los mismos,  pero tampoco el maestro es el mismo de aquel torero que alcanzo el cielo en Madrid con tres orejas y el reconocimiento unánime a principios de la década pasada. 

Y es que en comparación con aquella tarde, la reciente se siente una obra menor y desordenada, aunque con más sabiduría.
 

¡Madrid ya no es Madrid! llegan los mensajes de algunos amigos y aficionados en los chats de Whatsapp acerca de la polémica puerta grande de Ponce, mientras yo me pierdo en las imágenes que proyecta un veterano Danny Boyle en su más reciente film -Trainspotting 2- y que con nostalgia me recuerda que nadie ni nada es igual en este 2017; ni el arte, ni la política ni los toros. 

La generación X hasta en el toreo creció y desapareció.  Los que se quedaron son parte ya del establishment taurino -tal vez porque no sabian hacer otra cosa- y el resto ya se retiró. 

Pero no confundamos la física con la matemática, Madrid es y seguirá siendo siempre Madrid, los que pasa es que como escribió Neruda en su poema 20:

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. 

Twitter @Twittaurino

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