Por Julio César Sánchez.
¿Es Antonio Ferrera el mejor matador de toros actualmente? Hacerse tal pregunta a algunos puede parecer rayano en la blasfemia, pero las actuaciones del torero balear -aunque adoptado extremeño- en las pasadas ferias de Sevilla, Madrid y, más recientemente Pamplona, la justifican sobradamente.
La respuesta depende de la opinión de cada aficionado, aunque nosotros, desde estas líneas nos aventuramos a decir, como en aquel anuncio de cerveza: probablemente.
Ferrera, torero apasionado siempre, aunque no siempre reposado, ha alcanzado ese grado de madurez, casi sabiduría, que se conquista tras mucha meditación y reflexión. Pero si hubiera que marcar un punto de inflexión en su carrera que suponga un antes y un después, ése puede ser la tarde de su encerrona con toros de Victorino en Badajoz en 2012.
Desde aquella tarde pacense Ferrera ha ido dando contundentes toques de atención respecto a su cambio de rumbo artístico. Sus faenas de Sevilla en los años 2014 y 2015 así lo daban a entender. Pero quiso el azar que en junio de 2015 el torero extremeño sufriera una complicada lesión en su antebrazo derecho que le ha tenido apartado de los ruedos año y medio, tiempo en el cual Ferrera, a buen seguro, ha cavilado notablemente y, quizás sin proponérselo expresamente, ha virado definitivamente en su expresión como torero. Atrás quedó un Ferrera más tendente al histrionismo por la siempre inquietante necesidad de triunfo.
El Antonio Ferrera del 2017 es un torero que rezuma serenidad no impostada, sino sentida, casi saboreada, con el regusto que da lo logrado con despaciosidad; un torero con aptitud para lucir frente a toros de todo tipo y ralea, para disfrutar viéndolo torear en una lidia total, presente con solvencia y brillantez en los tres tercios, y capaz de captar la atención de la totalidad de la plaza de Pamplona –incluidas las peñas de Sol- en el toro de la merienda!! Y todo ello sin un solo gesto efectista de cara a la galería, sino con la armonía y el aplomo de la torería sin artificio.
En Ciudad Real nos las prometíamos muy felices puesto que su nombre se barajó seriamente para tomar parte en la corrida de Victorino. Sin embargo Antonio ha decidido acartelarse con ganaderías de otro corte. Y no por falta de capacidad, ahí está su extraordinaria actuación de este año en Sevilla frente a toros de este hierro, sino porque quiere expresar su sentimiento actual con una mayor naturalidad y fluidez; digamos que en lienzos menos rugosos.
Además, el hecho de ser un torero con ya veinte años de alternativa podría ser “aprovechado” por varias figuras del toreo para que Ferrera les allanara el camino abriendo cartel. Aunque claro, hay que ser muy valiente para “poner” a un torero que, en este momento, puede mojar la oreja a cualquiera, incluidas las figuras.
En Lanza tuvimos la ocasión de coincidir con Antonio Ferrera en un tentadero celebrado hace semanas en la ganadería de El Sierro, en Salamanca. Allí el diestro nos pidió esperar para publicar nada a ver lo que pasaba en las primeras ferias. Y las ferias han pasado, y mucho ha pasado igualmente que ha sido protagonizado por Antonio Ferrera, por ese motivo hoy traemos este reportaje a nuestras páginas taurinas.
Lo dicho; Antonio Ferrera, probablemente, el mejor torero del escalafón a día de hoy. Mañana Dios –o lo que sea- dirá.
Publicado en Lanza Digital