RADAR TAURINO: La Mezquindad Tomasista – Una Posible y Plateada Respuesta de Enrique Ponce.

El tiempo de Enrique Ponce se mantiene 25 años después de su confirmación de alternativa en la Plaza México. Foto: suertematador.com

Algo sabemos en México sobre desastres, no pocas veces nos ha tocado lidiar con tales marrajos, varias en la capital mexicana. Por eso sabemos que todo ayuda y que no se puede restar o, peor aun, agarrar la situación como rehén, como hacen los peores políticos mexicanos. Por ello ante el ya casi consumado codazo tomasista, Enrique Ponce puede aplicar el necesario “No corro. No grito. No empujo.” que debe siempre prevalecer en estos casos y, por su cuenta, a puño cerrado, realizar un movimiento cantado que haría valer su historia, jerarquía y taurinamente dejaría las cosas en claro, justo en el Aniversario XXV de su confirmación de alternativa en la plaza de su mayor leyenda, la Monumental México.

Por: Luis Eduardo Maya LoraDe SOL Y SOMBRA.

Si el rumor es la antesala de la noticia, esto es un hecho consumado.

Lo hemos puesto en De SOL Y SOMBRA desde la crónica del fallido 31-E, los viernes de Taurinísimo y lo mencionábamos desde hace meses en los círculos taurinos: José Tomás torearía en La México porque José Tomás siempre vuelve.

Más si la espina quedó muy honda, más porque respira por la herida y, aun tras el petardo, el gancho taquillero, con sus debidas y anti televisivas martingalas, es una tentación irresistible para la Empresa. Menos mal, porque en la vida siempre hay que dar la cara.

Aunque sea para que nos la partan.

Se buscó antes del sismo, con mayor razón ahora tras lo tristemente ocurrido.

Sin embargo, la mezquinocracia taurina tan proclive en las grandes citas y mayormente en México es, por necesidad, contraria al mérito o al peso de la historia taurina y no es capaz, ni aun con todo los medios para hacerlo, de pugnar y hacer realidad lo tendría que proceder: la confrontación entre Enrique Ponce y José Tomás, así tal cual, mano a mano, en La México, con sismo o sin este.

Y sí, se podría. No alcanza ni el dinero ni la voluntad político-diplomática.

Pesa la mezquindad.

Porque en México, primero en tiempo no es primero en derecho, ni la historia, ni los triunfos ni petardos recientes se valoran, la Empresa navega sobre las aguas de un mar de porristas alineados y no hay mayor taurinísimo para hacer y dictar la historia. En 1985 la Casa Domecq se quitó de polémicas taurinas y trajo a cinco figuras retiradas y otra, semi retirada en festival.

Aquello funcionó.

Hoy el “festival” versión 2017 es otra martingala, una más, de José Tomás: los ocho toreros, sin tele, claro, ni modo de transmitir en directo otro petardo y en 12 de diciembre y, sobre todo, la elusión de la cita histórica.

Pero ya habrá tiempo de diseccionar ese lado de la ecuación.

Hoy lo grande es la enorme oportunidad que este tinglado le deja servida y en bandeja de Taxco a Enrique Ponce para festejar su Aniversario de Plata de confirmación mexicana.

Sin martingalas ni poses estudiadas, con tele y con los únicos misterios que le debe rodear a toda figura del toreo, si lo es, y que son la estela de su propio arte y el desdén de su poderío, puede el valenciano quitarse detractores de tópico, tornar hacia él todas las miradas y forjar una gesta para la memoria si elige para una ocasión de plata otros tantos toros, igualmente, de plata.

Por veinticinco años, casi ininterrumpidos Enrique Ponce ha marcado las páginas más gloriosas en la Plaza México que torero extranjero haya escrito y es posible, a la puerta podría estar, que corone y reafirme el trono si elige la corrida clave, el encierro que luce como imposible de cerrar, casi imposible de triunfar y no es otro más que el de Piedras Negras y sus 147 años de historia.

El único encaste que nunca ha enfrentado el torero de Valencia.

Una noche de coloquio Rafael Herrerías dijo claramente que aquello era un sueño y como sueño se tenía que quedar. Fue en el taurinísimo y desaparecido “Tío Luis” de la Condesa. Pero hoy a los aficionados tan carentes de ilusiones taurinas, tan vilipendiados por el oficialismo, tan decepcionados por la mezquindad y la falta de personalidad en el taurinísimo podrían encontrar una última carta.

Quizá ganadora.

Que no se deseche ni se descarte que los toros son el teatro de lo real y de lo inesperado.

Porque de aburrirnos con bernaldos, marrones, teófilos… o algo de fierro viejo que vendan… mil veces Piedras Negras.

Solo falta que la muleta a la que, en los últimos años, siempre que se le descarta responde con un nuevo milagro taurino, en la Plaza México y en ocasión fundida de plata realice un milagro más, el más deslumbrante quizá, veinticinco años después.

La historia, ¿Se escribirá?

Solo sabemos que no falta mucho para saberlo.

Twitter: @CaballoNegroII.

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José Tomás devuelve la oreja en La México en su última aparición.

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