Tendido 7: ¡Un escenario que no cambiará!

Toro de Piedras Negras, una relegada por las figuras extranjeras y algunos toreros mexicanos.

Por Xavier Toscano G. de Quevedo.

Ha finalizado ya la temporada en la Península Ibérica y Francia, por lo que a sus plazas les han puesto ya candados en sus puertas de acceso, que muy probablemente los irán retirando en el mes de marzo del próximo año. 

Sí, seguramente antes del inicio de este mes se realizarán algunos festejos esporádicos, pero estos no serán en plazas de primera, es por estas circunstancias que ya están en nuestro país los toreros nacionales que actuaron con “cierta regularidad” en cosos del otro lado del Atlántico, y con certeza diremos que de igual forma un número relativamente significativo de coletas españoles.

Es por ello que con alguna levísima idea de esperanza —no obstante sé muy bien que ésta es muy remota, y concluyentemente imposible— trato de idealizar que el espectáculo taurino en nuestro país pudiera cambiar y que se tornará en algo serio y auténtico.

Pero, para que este “milagro fundamental y necesario” pudiera acontecer, es obvio y básico que tendrían que desaparecer o esfumarse —he aquí la complicación, y la negativa del milagro— las actuales empresas, los “criadores” de las reinantes reses ¡“bravas”! tan aptas ¡uffff para los toreros!, y el pernicioso séquito de parásitos, oportunistas y serviles taurinos, que tanto daño han causado a la fiesta por todo el territorio de nuestro país.

Una vez más retomaré el necio e insulso argumento que por décadas se ha convertido en el “alegatito” o evasiva tan ocurrente de todos los “iluminados” que formam parte en la realización del insustancial, gris y soporífero espectáculo taurino en nuestro México: ¡Ah, es que nuestra fiesta es diferente!

Y la pregunta es: ¿En qué, o por qué tiene que ser diferente? Y aquí viene otra de sus sandeces, ¡Ahhhhh, es que aquí la interpretación de nuestros “toreros” es de sentimiento, y necesitan un toro —o más bien resecitas descastadas— para llevarlo a cabo! – ¡Vaya argumento más insulso el que utilizan! Resultado: que los aficionados y el público ya no asisten a sus plazas, y únicamente se reflejan en los tendidos cuando anuncian a los toreros españoles —siempre y cuando sean las figuras— contexto del cual tienen absoluta razón “los que pagan su boleto”, y están en su total derecho. ¿Por qué asistir a “cartelitos” mediocres y soporíferos?

Una vez más hagamos hincapié en el núcleo de nuestro fatal y siniestro problema, “la degradación del toro”, y recordemos la bobada mayúscula que argumentan: ¡Es que el toro que aquí se lidia es de características muy diferentes al de España! Sí, por supuesto que sí, y esto es como consecuencia de la selección —¡“tan escrupulosa”!— que por muchas décadas han utilizado para disminuir y aniquilar su presencia —y agréguenle que se lidian sin edad— y lo más pavoroso y deplorable ha sido la irreparable pérdida de su bravura, que es la característica FUNDAMENTAL que define y diferencia a este hermoso y gallardo animal, pero que la irresponsabilidad de algunos creadores le han cercenado.

¿Algún día lo entenderán los negligentes promotores del espectáculo en nuestro país? Tristemente creo que NO. Hoy la fiesta en nuestro México está desahuciada, y angustiosamente moribunda. Así que ya déjense de continuar con sus perversas acciones, y aunque NUNCA lo van a admitir y obviamente jamás cambiarán, lo necesario y urgente es el regreso a la autenticidad y grandeza del Espectáculo, recordando que éste exclusivamente se alcanzará cuando en todas las plazas de nuestro México salgan de nuevo —¡seguramente que con ellos definitivamente jamás!— auténticos toros.

Porque el único protagonista y eje central de nuestra Fiesta es, y siempre será, su Majestad el Toro Bravo.

Publicado en El Informador.

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