Ocho con Ocho: Uno de ocho Por Luis Ramón Carazo

Uno de las ganaderías más preocupadas, por el equilibrio en nobleza y acometividad con codicia, es la de Jaral de Peñas, ganadería fundada por Don Luis Barroso Barona hace más de 40 años y desde su sentido deceso, está en manos de Juan Pedro Barroso su hijo, pero como dice el refrán: “al mejor cazador se le va la liebre”

El domingo 26 de noviembre de 2017 en La México, el encierro de la ganadería queretana rayó en la mansedumbre e incluso al primero de la tarde, el de la confirmación de alternativa de Leo Valadez, algo le faltó remate en la parte anterior del astado, lo cual es poco común en esta casa ganadera.

Entendemos que el más preocupado será Juan Pedro y por ello no me extiendo más en el comentario, pues me es difícil externar una opinión cruda y desfavorable cuando conocemos la filosofía del grial de Jaral de Peñas de la fijeza, celo, alegría y codicia en las embestidas.

Ya vendrán tiempos mejores y así se vio en el primer toro del lote de Arturo Saldívar, de nombre Bienvenido que resultó un ejemplo del buen toro en tanto acometividad, fijeza y codicia muy bien aprovechada por cierto por el torero avecindado en Aguascalientes, en particular en la fase de muleta, en dónde instrumentó en el centro del ruedo, entre otros, unos muletazos muy emotivos que me recordaron a Miguel Ortas, torero madrileño qué vive en México desde hace más de sesenta años.

Algunos habrán descrito a los muletazos iniciales de Arturo como Arrucinas; sin embargo para que así fuera, hubiera sido necesario primero un pase de derecha, Miguel pegaba el pase citando dando el pecho y lo ejecutó por primera vez en Las Ventas como novillero en 1950.

La prensa madrileña bautizó la suerte como una derivación del muletazo de Arruza, como Ortinas, y curiosamente la faena la concluyó Arturo con Bernardinas; pase creación del torero catalán Joaquín Bernardó, quién alguna vez reconoció haberse inspirado para una variación de la Manoletina, en el pase de la Ortina.

En fin datos para aderezar la calidad del astado premiado con arrastre lento por Chucho Morales y la oreja a la espuerta de Arturo, quién dio muestra de recuperación de estado de ánimo, y solo por el defecto de la colocación de la espada en la suerte suprema (en donde con valor ofreció el pecho) se privó de un trofeo más, dados el entendimiento y aprovechamiento de las buenas cualidades de Bienvenido.

A Cayetano Rivera Ordoñez, le correspondió un lote muy soso, igual que resultó el par de astados de Bernaldo de Quirós para Hermoso de Mendoza, ambos pasaron de puntillas en su presentación en la Temporada Grande.

El confirmante Leo Valadez, demostró que está muy bien preparado y que la inversión por parte de Espectáculos Taurinos de México, en su carrera en Europa hasta su reciente alternativa en Zaragoza, ha sido aprovechada, dado el sitio que a pesar de sus pocas corridas de toros ya se le nota, al tiempo le dejamos lo que presagio, pudiera ser una carrera muy brillante.

Así las cosas, esperamos la tercera corrida, en dónde pudiera haber un cambio en el encierro de dos ganaderías para Ponce, Joselito y El Payo, al rejoneador JorgeHernández le corresponderá seguramente, uno de El Vergel.

Los honorarios del torero de Chiva por cierto, serán donados a los damnificados por los sismos y desde luego con sumo interés iremos a constatar el tercer capítulo de la Temporada Grande capitalina, 2017-2018.

Ya veremos que sucede, diría un ciego.

Una respuesta a “Ocho con Ocho: Uno de ocho Por Luis Ramón Carazo”

  1. A que señor Carazo, de plano a usted le da miedo mencionar la palabra toral del toro de lidia ¡BRAVURA! Sí así con mayúsculas habla de todo menos de ese ingrediente intrínseco en los bovinos de lidia; la semana pasada evitó al máximo decir que los “teofilitos”, carecieron totalmente de bravura y no se atrevió a señalar que fueron mansos perdidos y de causar pena ajena y, ahora con el festejo de ayer domingo le salió lo valiente y dice que a los toros de Jaral de Peñas, rayaron en la mansedumbre. Los toros de ayer sin ser un dechado de bravura, fueron inmensamente superiores a los “teofilitos” todos fueron a los caballos alegremente, con excepción de dos que se hicieron los remolones y acometieron con un muy buen tranco es decir embistieron y se vovlían pronto y acometían con fuerza y no, como los inva´lidos “teofilitos” que usted defendió a ultranza definiéndolos como reses artístas para hacer grandes faenas y soslayando al verdadero toro de lidia y menospreciádolo, con su locuaz argumento de que esos toros son de hace cien años.

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