Opinión: ¡El toro bravo!… Y, ¿en dónde está?

Xavier Ocampo ante “Troyano” de Fernando de la Mora en la temporada grande del 2006.

Por Xavier Toscano G. de Quevedo.

¡Qué rápido! Pero así es, estamos ya en el segundo mes del año, y una interrogante que nos llena de temor e incertidumbre —aunque no es nada nuevo, llevamos así casi cuatro décadas— es el ver con qué descaro, cinismo, desfachatez e insolencia, en todos los festejos que se llevan programados, el común denominador ha sido la falta de presencia, y lo que es más aterrador, la carencia o pérdida total de la casta y bravura de las reses lidiadas. Y esta caótica situación, con la insolente complacencia, o sería más exacto señalar, con la cínica complicidad de todos los integrantes del actualmente vergonzoso y nefasto espectáculo taurino.

En ningún momento deberemos olvidar que el elemento fundamental y primario de nuestra Fiesta es su Majestad El Toro Bravo, eje central y único, sin él jamás hubiera existido esta mágica, misteriosa y sublime representación de drama y triunfo, de radiante colorido y brillantez, capaz de cautivar y llegar a lo más profundo de nuestro ser, convirtiéndose además —aunque para algunos les sea difícil de entender— en musa de inspiración para todos los que viviendo el encantamiento del Toro Bravo, han sido capaces a través de los siglos de crear extraordinarias y sublimes obras de arte. Sí, pero sin olvidar que la inspiración sólo nace con el embrujo de un toro bravo, ya que ¡sin la bravura no hay iluminación, y la musa muere!

Así es, sin Toros Bravos no hay fiesta, por lo cual los actuales propietarios de las ganaderías que habitualmente —¡qué hastío!— lidian sus animales en las plazas de todo México, deberían reflexionar en el papel tan devastador que están protagonizando dentro del espectáculo —ahorita así, con minúsculas— en nuestro país.

¿Hoy quién se emociona verdaderamente con el espectáculo que se ve y se programa en todas las plazas de nuestro territorio? ¡Seguramente que nadie! Así es, y lo reitero y lo afirmo, “nadie”. ¿Entonces? No sería más prudente y atinado que aceptaran sus pifias y realizaran un examen de conciencia todos aquellos criadores de animales —aunque para algunos su soberbia y pedantería no se los permite— que en la búsqueda de su “torito para el agrado de los toreros”, han convertido a nuestra fiesta en empobrecido y tedioso espectáculo, en el cual es ya muy lastimoso y preocupante ver cómo se van día a día los aficionados y el público de las plazas, y los que aun vehementemente asisten, se retiran al término de los festejos —aunque es más exacto el nombrarlos “festejitos”— abatidos y con el ánimo por los suelos. Pero, ¿es que las empresas, los fabricantes de la mansedumbre y actores, nunca dirigen la vista a los tendidos?

¿Al día de hoy, cuántos ganaderos realmente aman, respetan y crían al auténtico Toro Bravo? ¡Vaya incógnita más complicada de responder! Sin embargo, estamos plenamente seguros que en este gremio todavía están presentes algunos criadores que con mucho esfuerzo, atrevimiento y grande orgullo, continúan pugnando por que en sus dehesas pasten con majeza genuinos y probados toros con su casta y bravura intacta. En ellos está puesta la esperanza, Ilusión y sueño de todos los aficionados al legítimo y atávico Espectáculo Taurino, que pugnan con entereza por ver el retorno y la urgente presencia en todos los ruedos de nuestro México de su Majestad; El Toro Bravo.

Publicando en El Informador

Una respuesta a “Opinión: ¡El toro bravo!… Y, ¿en dónde está?”

  1. Que este artículo, comentario o texto lo lean todos aquellos que están inmersos en la fiesta más culta y de una vez por todas tomen un rumbo
    nuevo. Por el bien del toreo en México y en América
    Felicitaciones Xavier Toscano.
    Un aficionado taurino muy preocupado por la situación actual.
    Oswaldo Cantuña Mosquera
    Quito Ecuador.

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