Por Leonardo Páez.
Si este año las novilladas arrancan con cinco meses de anticipación porque habrá ruidosas elecciones, Mundial de futbol y demolición del contiguo estadio Azul, con la consiguiente procesión de camiones, cascajo y operarios. Paráfrasis: cuando veas las bardas de tu vecino demoler… Pero la previsión no es el fuerte de los taurinos.
Hoy comienza en la plaza México otro deslavado ciclo de Soñadores de Gloria, con el que la nueva empresa pretende estimular la afición de los jóvenes, primero con novilladas sin picadores, costumbre sin arraigo en nuestro país y menos en la plaza más importante del mismo, por lo que se trata de otra temporada sin antecedentes de coordinación con el resto de las plazas, más la presencia de muchachos importados. Harán el paseíllo Isaac Fonseca, José María Mendoza y Andrés Origel, con novillos de Campo Hermoso.
Reducida hace años la otrora apasionante temporada novilleril a 12 festejos de trámite como requisito para la venta del derecho de apartado de la temporada llamada grande, aunque el ganado que se adquiere y aprueba siga siendo el novillón menso para los figurines, las fuerzas vivas de la fiesta –empresa, ganaderos, matadores y subalternos– anunciaron, además, la primera edición del Nacional de Novilladas Soñadores de Gloria, un ambicioso proyecto que constará de 71 festejos en varias plazas de la República. Habrá que ver para creer, luego de tantos proyectos sin resultados.
En Tepotzotlán, estado de México, el incansable promotor Pepe San Martín prosigue este domingo, a partir de las 11:30 horas, con la actividad taurino-cultural de Fiesta Futura, tanto en el salón Galería del Correo Español, como en el Recinto del Toro y el Caballo, del restorán El Rancho, a un costado del convento, esta ocasión con una muestra gráfica silveriana, una convivencia pro afición taurina, una charla con el tal Páez –positivos abstenerse–, práctica de toreo y juegos taurinos en el ruedo, tres novillos de La Guadalupana para Emiliano Villafuerte El Mozo, Rodrigo Cepeda El Breco y Daniel Durán El Tico y, por si faltara, una exhibición ecuestre de caballos frisones. Obras son amores y no buenos proyectos.
El lunes pasado se presentó en Cancún el capítulo Quintana Roo de Tauromaquia Mexicana (TMX), movimiento conformado por aficionados, porras y peñas del país, que junto con las asociaciones nacionales taurinas se proponen defender a la tauromaquia de los ataques antitaurinos, aunque no de los propios taurinos. TMX pretende proteger no sólo una de las manifestaciones culturales del país, sino también la actividad económica que de ella se deriva, pues la fiesta genera en México miles de empleos que peligran a causa de las iniciativas prohibicionistas. La mesa directiva la integran: Jaime Valenzuela Tamariz, presidente; Fernando Páramo Camarena, vicepresidente; Mónica Bay Ortúzar, secretaria, así como Jorge Ávila Garibay, Óscar Cadena Jiménez y Amado Luna, vocales.
Puebla, en cambio, sigue viendo con indiferencia cómo su rica tradición taurina es relegada y degradada por políticos especuladores y cumplidos funcionarios panistas. Así, mientras la plaza El Relicario-Joselito Huerta permanece cerrada por inexcusables razones, el elefante multiusos llamado Acrópolis continúa petardeando en lo que a oferta de espectáculo taurino se refiere. Atenida la empresa, como en el resto del país, al caballito importado, debió suspender la corrida anunciada el sábado 17 de febrero por la lesión de Cartagena. Dos plazas y cero fiesta. Vaya ridículo.
Publicado en La Jornada