La Caprichosa Similitud – Triunfa Ponce en Desastre de la Autoridad en Aguascalientes.

El cambio de mano de Enrique Ponce en su faena al castaño “Artista” de Bernaldo de Quirós. Foto: Emilio Méndez

Una de las más esperadas citas, doce años, once meses y veintiocho días después se colma entre similitudes, caprichos y ridículos. Y se esfuma con la sensación de que vuelve a faltar algo. Ya sea la sobre administración o la mala suerte de Enrique Ponce quedeja las cosas en suspenso ante el nuevo y enésimo ridículo de la “Autoridad” en Aguascalientes que todo lo que aprieta a la hora del apartado termina aflojando y aflojerando una señalada tarde donde se vuelven a hacer notar los peores males de el actual momento taurino: apatía, cinismo y, principalmente, la conveniencia y acomodo de los agentes y gestores del régimen incapaces, cubierta la papeleta, de ofrecer un espectáculo mejor.
Por: Luis Eduardo Maya Lora De SOL Y SOMBRA. Aguascalientes.

Si Enrique Ponce, que se encarga de hacer patente su enojo en todo el callejón por vérselas con el zambombo cuarto, espantoso por acochinado, feo y, además, manso, si no quiere pasar más corajes primero tiene que dejar de hacerse, como dijera “El Negro” Aranda… igual que aquel otro paisano suyo una tarde de toro de regalo en la Plaza México.

Si, en verdad el enojo llega a este manoteo, hay que dejar de escoger estas bueyadas.

Así de fácil.

Aquí el único culpable es él.

Ese enojo, hagámoslo notar, es el mismo que sienten todos y cada uno de los partidarios del toreo, los aficionados que aman la Fiesta en este lado del mundo cuando toca ver a Enrique Ponce envuelto en escándalos, regateando su prestigio y valor en despachos y apartados en plazas como las mexicanas pero luego quejarse en plena corrida. Todo esto, envuelto de decepción es ensuciar una impecable hoja de vida innecesariamente. No queremos kilos, queremos casta y trapío.

La espera mencionada en la introducción se rompe este año y ha tenido “Armillita” que despedirse primero y morirse después para tener a Ponce en la Feria de San Marcos. Todo está a punto de echarse a perder desde el anuncio, ni Teofilo ni Bernaldo, en casta principalmente, serán jamás lo esperado y anhelado por el público, que no se moviliza igual que hace trece años. Y tal como ocurre la última vez, tiene que haber baile de corrales y sustituciones para que ocurra el milagro.

Solo así y a medias, porque las coincidencias tienen algo de caprichosas.

Aquella vez un novillo adelantado de Santa Bárbara, afortunadamente, hubo de romperse un pitón para que saliera el celebérrimo “Arlequín” de Fernando de la Mora, un toro, sobrero, en toda la extensión de la palabra. Esta vez, el baile de corrales acomoda una tarde ventosa en Aguascalientes que comienza con la salida de un alto y bien hecho castaño, con seriedad suficiente para aguardarle y, pese a ser de Bernaldo, el toro comienza reaccionando con fuerza y plena actitud de toro, alegra su rabo e, incluso, protesta ante el capote que logra avanzar hasta los medios y, pese a un enganchón, remata con media.

Aquí viene uno de los grandes episodios de la corrida: el tercio de varas.

Bendito Dios.

Ponce se templa, no toca los lados y deja en suerte para que por un vuelco del destino, al arrancarse fuerte el castaño, este resbale y al recibir un puyazo contrario haga perder la horizontal al caballo derribándole y desmontando al piquero que termina pisando al toro antes de caer incluso la propia jaca parcialmente cae encima del castaño. En ese momento nuestra impresión es que el astado habría de romperse.

En ese momento nuestra impresión es que el astado habría de romperse.

No, no con este bravo castaño.

Que, si bien sus extremidades traseras resienten el hecho, de pronto se pone en pie y sin vacilar persigue al caballo, ciego a fuerzas, lo hace con alegría en su trote y con la luz de su casta que muestra su disposición a atacar recorriendo circunferencia insospechada hacia la querencia, que también los animales, aun sin ver, mantienen su sentido de orientación, el toro se apodera de la escena y hasta que el caballo choca con su mansa resignación en la barrera, la escena se calma, como si ese encontronazo nos devolviera del drama hacia el mismo ruedo.

Entonces la decisión acertada de no picar de nuevo, sino de dar paso a un nuevo milagro de Mariano de la Viña, permite que el toro, aun pese a la inutilidad de los hermanos Luna que pasan hasta por cuatro veces, aun pese estar casi roto de los cuartos traseros, recupere aire, acentúe la largueza de sus viajes y comience a desarrollar paulatinamente por abajo.

Y tanto es así que “Artista” crece.

Cabecea y embiste al momento que se le cierra en el burladero de matadores y tira el tablón alto de la barrera justo cuando Ponce brinda a toda la Plaza que expectante vislumbra la llegada de amenazantes y grises nubes. Todo este ambiente de calma contrasta con el ansia del astado por ir a la muleta se palpa en los muletazos iniciales donde la embestida se encausa y se somete en el pase de la firma donde comienza a andar el castaño que aun protesta por arriba.

Por ello las tres primeras tandas son una constante por encontrar acople sobre la verticalidad y el temple sobre la mano derecha, basta un enganchón, uno solo para que el valenciano ajuste, vuelva sobre pitón izquierdo en el pase de pecho para vaciar lo más largo posible. Así, evita la tentación de la querencia tirando a los medios, abre entonces el compás, se proteje del viento tirando por abajo y liga cadenciosamente aun contra el viento que le interrumpe nuevo remate de pecho.

La paciencia paga frutos.

Decía Gabriel Figueroa, el gran fotógrafo de la luz, la sombra y el color: “Técnica es una forma de resolver los problemas de contar una historia en la mejor forma posible.” Y esta vez, la mejor forma es mantener la verticalidad, aguantar y, pese al viento, templa, sin eso el castaño se habría descompuesto. La tanda, rotunda y muy cadenciosa, sobre las rayas revienta en el de pecho y prepara la senda de la mano izquierda primero largo y arriba, el toro tiene nervio por ello luego responde abajo.

Ponce aguanta la ráfaga y tras ayudarse llegan los tres mejores pases de la faena, al natural, casi con media muleta por el viento molesto rompiendo la cintura y que proseguirían en una tanda al natural donde el castaño comienza a resentir el peso de la lidia, Ponce, entonces, encela colocando y quitando el engaño en plena cara dándose a torear hasta exprimir al toro al natural aguantando su medio paso, sin duda alguna, para tirar al final de un toro que ya se queda pero del que el magisterio completa.

La vuelta a la derecha obtiene derechazos ligados y un enorme cambio de mano previo a los adornos finales, poncina incluida, por ambos perfiles y sobre la mano derecha. La faena, de gran realización roza a una altura importante que empaña la estocada baja y la inexplicable concesión del rabo, debidamente, protestado.Como para echarle la gente y la criticaduria encima.

Como para echarle la gente y la criticaduria encima.
Como para echarle la gente y la criticaduria encima.

A Ponce le agrada la mencionada concesión y alegre da la vuelta al ruedo. La multitud se espanta por una llovizna que resulta hasta agradable pero que hace huir al personal de palcos como vanidosos de pueblo.

Y ahí terminaría casi todo. Malamente.

El público repudia la presencia del cuarto, flaco y demasiado feo para ser lidiado. Peor el sobrero demasiado retacado para ser siquiera embarcado, Ponce tras el pucherazo y brindis a Armando Manzanero, se esfuerza pero termina oyendo un aviso.

Pese al gran esfuerzo, Payo falla en momentos claves ante el difícil segundo que le desarma en un momento clave no obstante vence al viento y al sentido del toro que le busca siempre. Turno que pincha antes de un gran espadazo. Falla el quinto y regala un novillo manso de La Joya con el que está voluntarioso y al que vuelve a pinchar.

De Silveti, convidado de aparador, su falta de soltura contrasta con el gran quite por gaoneras del sexto con el que se regala la vuelta al ruedo en ratonero modo.Que se le está volviendo costumbre.

Que se le está volviendo costumbre.

Entonces la llovizna trae la abundancia y el despilfarro, la sangre brava que superó, aun increíblemente siendo de Bernaldo de Quirós, que de no haberse lastimado o de haber salido en cuarto turno, habría marcado una composición de mayor alcance artístico.

Como ese cielo del centro de México, el perfecto escenario que tantas veces captara Gabriel Figueroa, al que se rindieran Cannes y Venecia, el celaje ideal de púrpura y amaranto, pues ya que por capricho el toro no coincide en las grandes citas, en Aguascalientes queda siempre, la coincidencia, esta sin capricho, del atardecer.

Celaje, ese sí, fantástico e infaltable.

Twitter: @CaballoNegroII.

RESUMEN DEL FESTEJO.

Plaza Monumental de Aguascalientes. Feria Nacional de San Marcos 2018. Décimo Festejo del Serial Taurino. Novena Corrida de Toros. Casi Lleno en tarde de viento cambiante, con leves gotas al momento del paseillo, ráfagas muy molestas durante los dos primeros turnos que impiden el desarrollo de la lidia sumada a la refrescante llovizna culminado el primer turno. Precioso crepúsculo para terminar el festejo.

Fatal la actuación del Usía que devuelve al cuarto previamente autorizado, no da el primer aviso al primer espada luego de sobrepasar por casi diez minutos el tiempo reglamentario en la lidia del cuarto, inadecuadamente ordena la música para ser callado por el público y, principalmente, otorga inadecuadamente los máximos trofeos al primer espada a la muerte del que abre plaza y homenajea al manso sexto. Distraído en diversos pasajes de la lidia, el sujeto en cuestión responde al nombre de Ignacio Rivera Ríopersonaje de dudosa capacidad taurina y que, de tener mínima vergüenza, habría de presentar su dimisión.

8, Toros, 4 de Bernaldo de Quirós (Divisa Obispo, Rojo y Verde) Los lidiados como primero, segundo, cuarto y sexto turnos. Anunciados como titulares pero rechazados en el reconocimiento, el cuarto es devuelto por feo y escurrido; disparejos de presentación, chico el manso y soso sexto, con cara aunque chico también el difícil segundo, con sentido y emoción en la muleta. Destaca el bravo y noble primero, precioso castaño oscuro, alto y serio por delate; 3 de La Estancia (Divisa Rosa, Blanco y Azul) lidiados en tercero, cuarto como sobrero y quinto; disparejos de presencia y feos, el cuarto es terriblemente acochinado y manso lo mismo que sus hermanos; y 1 de La Joya (Divisa Turquesa, Blanco y Amarillo) Anovillado y manso, jabonero sucio, manso con tendencia a la querencia, inexplicablemente ovacionado y homenajeado en el arrastre.

El que abre plaza número 837, “Artista” nombrado, de 518 kilogramos, castaño aldinegro, alto, ojinegro y bragado, delantero de pitones, fue con justicia homenajeado con el Arrastre Lento ovacionado por la Afición.

Enrique Ponce (Marfil y Oro) Rabo con Protestas y Palmas tras aviso. Octavio García “El Payo” (Nazareno y Oro) Saludos en el Tercio, Silencio y Gran Ovación en el de regalo. Diego Silveti (Salmón y Oro) Palmas y Vuelta por su cuenta con protestas.

El Primer espada salió a hombros.

Bien a la brega Mariano de la Viña con el primero pese a la inutilidad de Jorge Luna, fatal con el capote Ángel González hijo.

4 respuestas a “La Caprichosa Similitud – Triunfa Ponce en Desastre de la Autoridad en Aguascalientes.”

  1. totalmente de acuerdo este pseudo torero le hace mucho mal a la fiesta en Mexico como lo comentaristas de la talla de murrieta lo vean como un dios,con minuscula,seguira haciendo de las suyas

  2. Mal Ponce al quejarse y hacer gestos de indignación por los toros que él mismo exige lidiar. Exceso de pico y distancias en sus faenas.

    • No diga mentiras Doctor…

      La distancia fue la exacta y el temple el necesario un toro que tuvo mala suerte y a punto de quedar inutilizado lo salvaron su casta y Enrique Ponce.

      Pq de esta forma de ver las cosas exhibe una tendencia de juicio y es faltar a la verdad.

      Lo otro es reprobable Ponce cae en un protagonismo derivado de errores muy graves. Está consignado aquí. Eso sí hay que decirlo. Lo otro es inventado.

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