51 años de una corrida histórica en Madrid: Paco Camino, Diego Puerta y Curro Romero a hombros

Este sábado se cumplen 51 años de una corrida histórica en Madrid.

Ocurrió en 1967 cuando se vio a los tres toreros salir a hombros: Paco Camino, Diego Puerta y Curro Romero.

Curro Romero fue, sin duda, el gran protagonista de la Feria de San Isidro de 1967. Aquel año cuajó dos actuaciones consecutivas y antagónicas, en conducta y resultado, que le sirvieron para comenzar a hacerse un hueco en el Olimpo de los toreros, como el maestro que había llegado a la inmortalidad taurina antes incluso de haberse retirado.

Pasó del infierno al cielo del toreo en apenas 48 horas, con una actuación lamentable que le valió incluso ser detenido y encarcelado en la Dirección General de Seguridad, y otra memorable con la que logró resarcirse y abrir la Puerta Grande de Las ventas. Así era Curro, así hizo historia.

El 25 de mayo de 1967, el «Faraón de Camas» se alzó en rebeldía y se negó a matar el quinto toro de la tarde, un sobrero de la ganadería de Cortijoliva. Según él, el morlaco ya estaba toreado, por lo que, a la hora de tocar los clarines en el cambio de tercio, se refugió junto a la barrera y dejó pasar el tiempo.

«Y llega lo lamentable. Nadie lo esperaba. ¡Las increíbles sorpresas de la Fiesta de los toros!», contaba Antonio Díaz-Cañabate para ABC. «Desde el primer instante declara su mansedumbre. ¡Pues nos hemos lucido! ¡Sí que es un toro a propósito para Curro Romero! Y empiezan las protestas encaminadas a que lo retiren. El toro huye de capotes y de caballos», añadía.

El presidente permanecía inmutable ante los abucheos de los aficionados y no accedía a cambiar el toro. «La verdad, pensé que se iba a armar la gorda», explicaba el crítico, sorprendido ante las siguientes acciones de aquel torero insurgente: «Curro Romero estaba en el callejón y al oír el clarín se asoma y ordena a su gente que se retire. Le obedecen. Y Curro entra entre barreras. Pero bueno, ¿qué es esto? ¡Menuda se va a organizar! Y el toro, solo en el ruedo».

El público se dividió entre los pitidos y los aplausos, mientras el presidente esperaba a que pasara el cuarto de hora reglamentario que se concede al torero para que mate al toro. «No, no lo mato», dijo por gestos. Así que, los mansos salieron a llevarselo. «Curro Romero se atreve a salir a saludar. Lamentable, tristemente lamentable. Vergonzoso, tristemente vergonzoso», concluía Díaz-Cañabate.

Por aquel desplante, y en una época en la que las autoridades franquistas tenían mucho mando en las plazas de toros, Curro Romero fue detenido y llevado a los calabozos de la Dirección General de Seguridad, donde pasó la noche.

Al día siguiente, todo el mundo se preguntaba si el torero de Camas estaría presente en la corrida que tenía anunciada junto a Paco Camino y Diego Puerta en Las Ventas. Por la mañana corre el rumor, luego confirmado, de que habían soltado a Curro Romero, después de pagar una fuerte multa, y de que torearía por la tarde.

Fue, como no, la corrida que más expectación levantó de toda la Feria y mucha gente acudió movida por el morbo de que el diestro podría repetir el «espectáculo» de la jornada anterior.

El «Faraón» se transformó en aquella corrida histórica y volvió dispuesto a desquitarse.

«Comprometida era la tarde para Curro Romero. Los toros le ayudaron a salir del comprometido trance, pero él ayudó a los toros con toda la gallardía de su toreo, que no desmayó ni con la voltereta propinada por el quinto. Gallardía unida al temple. Temple unido a una elegancia producida por la naturalidad derivada del buen gusto. En los pases de Curro Romero se percibe claramente como la inspiración desciende a su muleta y asciende al arte del toreo. Como la inspiración comunica a su figura la magia de la belleza».

Curro Romero es, por tardes como esta, parte de la historia de Madrid. Tardes en las que se «arrebujó» a los toros como pocas veces, que se mostró valiente como nunca, saldando la deuda contraída con la afición el día anterior, en la plaza más importante del Las Ventas, en la «tiene escritas, quizá, más faenas cumbre que en “su” Maestranza».

Publicado en ABC.

Dos toreros de Camas en apuros:

Curro y Paco Camino compartieron paseíllo en las Ventas en mayo de 1967. Uno pasó la víspera en el calabozo; el otro presidió en Sevilla el jurado de un concurso de misses.

Por Francisco Correal.

LA vida sigue igual, diríamos con la canción. Hace 51 años, mayo de 1967, el Betis ascendía a Primera División, un español estaba al frente del Giro de Italia (el Alberto Contador de la época era Pérez Francés) y el Sevilla se jugaba la temporada a un partido. No tenía que viajar a Kiev, sino a Gijón. En el Molinón debería conservar la renta de un gol obtenida en Nervión frente al Sporting en el partido de promoción para asegurar la permanencia. Lo entrenaba Juan Arza y mantuvo la categoría. Un año después, en pleno mayo francés, Betis y Sevilla descendieron a Segunda.

El día 27 de Mayo que fue sábado fue procelosa para dos mitos del toreo, dos diestros nacidos en la misma villa de Camas. El compañero Luis Carlos Peris ya mencionaba la sanción impuesta a Curro Romero por negarse a lidiar un toro en San Isidro el 25 de mayo de 1967. Esa noche la pasó en los calabozos de la Dirección General de Seguridad, en la que un periodista se coló disfrazado de camarero con el pretexto de llevarle un refrigerio al torero y sus compañeros de internamiento. El falso camarero era Julián García Candau, que les llevó, como precisan las crónicas de la época, jamón, queso, dos docenas de langostinos, una botella de vino y tres de agua mineral.

A Curro le levantaron la sanción de 48.000 pesetas de multa, dos noches de calabozo y un año de inhabilitación y horas después, la tarde del 26 de mayo de 1967, viernes, hacía el paseíllo con Diego Puerta y Paco Camino en Las Ventas y le cortaba dos orejas a sendos toros de Benítez Cubero.

La pesadilla de Paco Camino fue más dulce. El sábado 28 de mayo se celebraba en el Casino de la Exposición la final del concurso de Miss Andalucía Occidental. Las concursantes se habían alojado la víspera en el hotel Colón. Por exámenes, justificaron su ausencia Miss Ceuta y Miss Campo de Gibraltar. También se produjo una cascada de bajas en el jurado: excusó su presencia quien debía presidirlo, León Herrera, director general de Actividades Turísticas. También faltaron la cantante Marisol, la actriz Isabel Garcés y el marido de ésta, el empresario teatral Arturo Serrano.

Las circunstancias convirtieron en presidente del jurado al torero Paco Camino, que dos días antes toreó en Madrid con el rehabilitado Curro Romero y la víspera en la Feria de Córdoba. Le acompañaron en el jurado los actores Vicente Parra y Julián Mateos, Heliodoro Clemente Langa, productor cinematográfico, Fernando Escarpia, delegado en España de Coca-Cola, José Luis Campuzano, doctor en Derecho, Eugenio Suárez, director del semanario Sábado Gráfico, y Joaquín Caro Romero, joven poeta que había ganado el Adonais y que 33 años después sería pregonero de la Semana Santa de Sevilla.

Twitter @Twittaurino

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