Ocho con Ocho – Recordando a Arenero / Gran torero es Ventura Por Luis Ramón Carazo

El tiempo vuela y los recuerdos se agolpan, cuando hace 26 años vimos partir en el paseíllo de la vida a José Luis Carazo Vega conocido en los medios como Arenero, pseudónimo que adoptó en su transitar por los medios; primero radiofónicos y luego televisivos en Toros y Toreros.

El 11 de noviembre de 1992 se fue a la Gloria y desde luego su familia cercana, Lolita mi madre, su esposa, sus hijos y su hija, sus nietos lo añoramos por ser quién fue en su paso por el mundo con sus afectos, dos de mis hermanos ya lo alcanzaron Francisco Víctor y Luis Alonso, pero quedamos tres y la Macarena, su consentida.

Así llamaba a mí hermana cómo a su camioneta Ford, en la que iba por todos lados a las ganaderías y a los toros, con su sombrero cordobés y su faja que desde que intentó ser matador de toros lució en vez de un cinturón, para él fuera de cacho, como El Soldado, quienes siempre usaron la prenda para fajarse los pantalones: ¡Y vaya que los tenía bien puestos!

Desde muy joven intentó por todos los medios convertirse en figura del toreo, en alguna vieja revista Sol y Sombra de los cincuenta, titulaban un encabezado, después de sus actuaciones en Puente de Vigas y en el Rancho del Charro en la colonia Polanco ¿Será Carazo la figura del mañana?

Vaya que le luchó por serlo, tanto que toreó en El Toreo de Cuatro Caminos y en festivales en La México, en varias novilladas entre otros sitios en Acapulco y Morelia.

Fue con otros novilleros la parte seria en alguno de los festejos dónde se presentaba Cantinflas y en su afán de forjarse matador de toros, se vistió de diablo en la parte seria del espectáculo Cuatro Siglos del Toreo, que organizaba su gran amigo y compadre, El Brujo Zepeda padrino mío de bautizo.

En una entrevista declaró mi padrino: “Pensé en la conveniencia de resucitar suertes antiguas, de las que muchos aficionados apenas tenían referencias por láminas o grabados. Bauticé aquello como Cuatro Siglos del Toreo en México, aunque puede haber discrepancia, aduciendo algunos que son más o menos de diferentes épocas”

En los años cincuenta se presentaron en La México y conservo una fotografía de aquella fecha con gran orgullo de quién se atrevió en aras de un sueño, a lucir vestimenta roja y sus cuernos para partir plaza.

Era José Luis, en la época en que el Brujo era el líder de los matadores, el representante de los novilleros, por aquel tiempo, formó un equipo de fútbol dónde Morenito era el portero y Alfredo Leal delantero entre otros novilleros y matadores que también les daba por el balompié, luciendo un uniforme en los colores rojo y verde como los de Miura.

Alguna vez le pregunté el por qué no se había ungido matador y su respuesta la recuerdo como si fuera hoy: “lo pude hacer y no quise, una alternativa debe ser tu llave para intentar ser figura del toreo, para colgarla en un cuadro, no sirve para nada” Así pensaba y esa fue su bandera, siempre.

Cuando decidió dejar la profesión nunca dejó de vivir en torero su lenguaje, sus expresiones, su preocupación principal era apoyar a los que inician para que se vaya cumpliendo un ciclo de renovación siempre necesario.

En Canal 11 al lado del titular Julio Téllez, Luis Carbajo, El Negro Muñoz y otros más, dieron continuidad a la fiesta de la que la televisión, por distintos motivos salió de las plazas de toros en los años setenta y ochenta, entre otras las temporadas novilleriles de El Pana, Majano y Pastor del 1978 y la de Valente, Belmont y Mejía en 1982-1983 se cubrieron por Toros y Toreros, íntegramente.

Lo escribo emocionado como su hijo, pero también como aficionado, de quién en su bonhomía integró al grupo de La Hermandad Taurina, con varios más que se unieron para reunirse y chanelar con los que habían intentado y con figuras como Capetillo, El Soldado, Silverio quienes se quitaban los blasones para hablar con aquellos que no llegaron lejos pero que intentaron ser toreros en alguna época de su vida.

Y le platico hasta dónde se encuentre y lo viviríaseguramente emocionado; en su aniversario 26 de haber partido a la Gloria, en la tarde inaugural de la Temporada 2017-2018, el 11 de noviembre por cierto la número 70 en la historia de la Plaza México, la presentación del torero a caballo Diego Ventura fue un portento; conjugó madurez y la sensibilidad para deleitar al conclave capitalino.

En su primer turno tuvo momentos brillantes, pero en su segundo con un bravo y codicioso ejemplar Fantasma de Enrique Fraga de pinta jabonero (por su color parecido al jabón para lavar trastes o ropa) con sus caballos entre otros Sueño y Dólar con quién colocó un par de banderillas a dos manos en un momento supremo de rejoneo, la faena fue de altos vuelos.

El público, sensible y emocionado solicitó y el juez de plaza Jorge Ramos concedió, el indulto a Fantasma que previo a su regreso a los toriles, fue toreado con la muleta magistralmente por Diego que tuvo además la categoría de rehusarse a salir a hombros por respeto a su compañero El Payo quién en el sexto de la tarde de Barralva, sufrió una cornada.

El indulto es el segundo que se concede en una faena de toreo a caballo en La México y recordemos que fue en este mismo año en el cierre de la temporada grande 2017-2018, Copo de Nieve de Reyes Huerta, toreado por Andy Cartagena el primero en la historia.

La herencia de valores fue el tesoro más grande que nos heredó a su familia, hasta dónde te encuentres Arenero, sabe que quienes te conocieron, te recuerdan con afecto, le pido a Heriberto Lanfranchi gran historiador taurino, investigador de cine y juez de plaza quién partió a la Gloria el 10 de noviembre de 2018, que te pegue un abrazo de parte de todos los que te queremos; a la familia de Heriberto nuestro afecto y solidaridad en un trago tan amargo.

 

 

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