Sensatez y Madurez – Brillo de Macías en Rebajas de La México.

Con el mejor toreo de muleta hasta ahora Macías borda el natural al toro de Reyes Huerta.

Sin orejas, trampas ni volteretas con una de las mejores versiones de sí mismo, Arturo Macías instala el tono mayor en un acorde que es concorde a su categoría y antecedente en la Plaza México justo cuando empieza el décimo aniversario de su año de oro en la propia Monumental, solo la limitada casta y poder de sus oponentes, en nueva decepción ganadera, dejan las cosas en puntos suspensivos ante su uso deficiente de la espada. Entre Cartagena y Valadez, ninguno a la altura de las circunstancias, exhiben los males del momento taurino actual, entreguismo y falta de autoridad, en dos orejas absolutamente de obsequio.

Por: Luis Eduardo Maya LoraDe SOL Y SOMBRA. Plaza México. Foto: Edmundo Toca Holguín.

Se le barren los frenos a la Plaza México.

Su nueva administración no da una con los encierros, ya sea con las ganaderías de siempre, ya sea con los experimentos. El rechinido de la balata es horrible. Le cuesta un mundo pensar y concentrarse en que los encierros sean el paso número uno de cada festejo, está más pendiente de que al salir de cada corrida se haga un ambiente pachanguero con cumbias a modo de rumbas y un sinfín de tropelías musicales a la salida y en los históricos patios de la Monumental.

Así las cosas, la repetición del mismo cartel durante el mismo año en La México atrae más gente que en marzo pasado. Insistimos. La necesidad taurina está ahí, lo que falta es el toro. Porque Arturo Gilio, ilustre matador de toros en el retiro, comete la pifia de no llevarse todo el encierro tras la falta de reconocimiento. Sabrá solo él por qué lo hace pero lo cierto es que lo que nos presenta es tan desigual, quinto y sexto como lo que Reyes Huerta lidia a caballo y a pie.

Si lo hacen las ganaderías de abolengo, ¿Por qué no las jóvenes?

Y el mal ejemplo cunde.

Así tenemos un rejoneador como Andy Cartagena instalado plenamente en el efectismo, en hacer menos para aparentar lo más. Por eso, ante el feo y chico primero, no templa, no se compromete sino superficialmente en las suertes y además de clavar a la pasada, le alcanzan en varios momentos la cabalgadura, al grado de los pitos que, en La México, sumados a la apatía, se sienten como dardos al prestigio.

Para acabar pincha varias veces y de milagro finiquita al primero. Con el cuarto, un toro parado y manso de una ventajosa cabeza acapachada y despuntado al extremo, se la pasa en faramallas siempre fuera de las suertes, efectos especiales con poca imaginación que endulzan la pupila del novillamelonaje que se enternece, ni por asomo se cruza a pitón contrario para provocar la arrancada. La mayoría se lo traga y, tras faena anodina y un buen rejonazo, arriba, aflojan, piden la oreja y…

Jorge Ramos muestra que es el alumno más aventajado de Jesús Morales.

Enhorabuena, Señor Juez. Oreja de cuete.

Y así como afloja en las orejas, Usía debió haber exigido mayor seriedad por delante del primero de lidia ordinaria, con pitones sospechosos y no obstante tiene todo el tipo de la casa, engañoso por breve, su juego de salida hace albergar esperanzas. Se comporta como bravo, toma bien, abajo y largo, el capote de Arturo Macías quien sorprende a la verónica.

No es solo la madurez sino el progreso, la mejora cualitativa de su compás y cintura que liberan los brazos hasta rebasar las rayas y dejar media de cartel. El toro responde y se enfrenta bravo al caballo en largo puyazo. Arranca el capote a Alejandro Prado y Macías, en el quite, abandona aquella quietud de su año de oro por el vaivén de la verónica donde vuelve a gustarse y aviva la ilusión.

Pero la casta del toro es volátil, tiembla en cuanto le someten con el capote.

Se incomoda, rasca, aprieta la salida y esto, sumado al pavor y la falta de forma de Fermín Quiroz que falla en el tercer par, provocan nueva pasada que aviva el sentido del astado que ya tiende a buscar las tablas. El toro de Reyes Huerta discreto de tamaño siempre ha tenido históricamente un fondo de casta importante, este lo tiene, pero el conflicto de su raza está en no definir lo qué será su destino.

Para eso está la muleta.

Y para ello los doblones que se elevan, simplemente sensacionales.

Macías se nota poderoso, dominador, artista y además se apodera del terreno y la embestida que ordena a la que hace caminar primero genuflexo y hacia arriba y luego, en precioso momento, rodilla en tierra, tres derechazos en dicha posición que se abrochan con el cambio de mano por la espalda para no rematar hacia afuera sino en terrenos cambiados, es decir, el torero hacia la raya y hacia las tablas, el pase de pecho. La cadencia se paladea.

El torero descubre el terreno, la raya frente a la puerta de arrastre, si acaso por fuera de la segunda, ahí entonces llegan dos tandas de mucha cohesión, de perfecto bordado, tan hermosas por su ligazón y sabor, como hermoso es el vestido azul marino y oro, recamadísimo y de digna categoría. Arturo liga apenas componiendo el terreno, si acaso un paso antes de los pases finales desahogaría mejor al burel que se aflige ante el sometimiento, pero La México se entrega, tras el pase del desdén.

La afición ruge, hacía ya falta ver torear así, luego de tres tardes en ayuno.

Incluso cuando en la segunda, donde Macías da los medios y el burel no soporta la exigencia, no alcanza a perder un necesario paso y es desarmado, el diestro no se arredra ni desespera, con el estaquillador roto, improvisa a dos manos y a modo de rebolera remata y sale del trance toreramente, el inicial error, como dirían por ahí, acabaría en accidente afortunado.

Entonces el momento esperado llega. La mano izquierda concede al toro un elemento que terminaría siendo fundamental, da coba el reyes huerta que hace como querer estar en los medios, realmente aguarda su camino a las tablas. Con estos toros, no pocas veces, los síntomas y señales pueden ser contrario. Macías echa adelante, liga el toreo y la muñeca se rompe, largos son los muletazos de mucha emoción y sinceridad, aquí se define el toro que no se crece que no madura en su bravura y se queda tan solo en una vocación apenas adolescente.

Que no se realiza ni se culmina porque su casta no le da lo suficiente.

Se frena ante el cite en línea del pitón izquierdo. Se abruma al cruzarse si acaso un poco agresivo el propio Macías que, pese a preparar el muletazo, con ese atacar la línea del toro, termina por dejarlo seco. Le plantea el cite como si de un bravo se tratara pero el toro dice: No, lo mío es defender.

De ahí que la faena solo se reduzca por ese bajón a nuevos pases y acentuar ese defecto terrible en un toro de lidia, rematar los muletazos de pecho a como se pueda e incluso doblando contrario. Es el momento justo de entrar a matar pero Macías no carga la espada. Sino el ayudado. Cede terreno y el de Reyes Huerta empieza a buscar, tras las manoletinas, su salida al pasar del toril al burladero de sol y casi apencarse en tablas aunque se queda paralelo a ellas.

Se sale de toda disputa. Y por peteneras.

Macías ante el interés pleno de la gente en la estocada, cosa poco vista, se entretiene en tratar de que el burel pare y se cuadre. Esto no llega deshace la reunión defendiéndose, de ahí que el personal se haya confundido con el torillo y Arturo, a quien le tocan un aviso contrario al Reglamento pues la faena reviste en su parte culminante interés, termina fallando luego de múltiples intentos en la suerte contraria y al volapié.

Atina recibiendo, casando al toro y yendo hacia atrás al hilo de las tablas. Increíble que su apoderado, que de matador de toros en esta plaza matara a un xajay, igual de manso, al hilo de las tablas ni por asomo se acercara.

Todo queda en salida al tercio. Fuerte ovación.

Luego Macías se toparía con el impresentable y flojísimo cuarto con el que está muy firme. Me recordó su faena a “Pichileto” de San José la tarde de la década tras el rabo de Enrique Ponce a “Notario” hace casi diez años, se cumplen en febrero próximo donde Macías a partir de arrimarse rompió la roca en una faena que también pincharía. Lo mejor, es que el mejor Arturo Macías está de vuelta.

Para quién quiera algo de él.

Y claro, contrasta con la falta de sitio, ritmo y temple de Leo Valadez.

Hecho al cartabón, a la imitación y al zapopineo. Brusco con el primero, al que nunca somete ni con los caballos ni en la muleta, le mata mal y no termina por entender al sexto, bravo colorado de inicio al que pese a frenar en su tranco inicial, Valadez le torea dejándole pasar, en la chicuelina aprovechando el viaje, en las zapopinas siempre en movimiento, cuatro pares, dos fallidos, de banderillas y una faena a empujones a un toro cuya emocionante embestida pide sometimiento.

La faena, tras emocionar de inicio no rompe, no termina por cuajar ni madurar y solo una estocada entera es la razón de un premio que se queda por debajo de la condición del toro.

Para pena de toda la Afición.

Ayer cortan orejas los que peor han estado.

Ayer se va de vacío quien hace el toreo.

Pero no se preocupe Arturo Macías el vino añejo, del bueno, como aquel de Aguascalientes en los años sesenta, no es para andarlo repartiendo por cajas en rebajas y rematándolo en oferta. Es tan solo, sin mayores cantidades, el símbolo de la madurez, que al final es reflejo del arte.

Veteranía es honorabilidad y si hubiera arte en la administración taurina, también sería sensatez.

Y a partir de ella, sin orejas, veríamos de nuevo a Arturo Macías.

Twitter: @CaballoNegroII.

RESUMEN DEL FESTEJO.

Plaza México. Temporada Grande 2018-2019. Domingo, Noviembre 25. Tercer festejo de Derecho de Apartado. Un cuarto de media plaza en tarde fresca con viento fuerte al inicio de la lidia a pie. Mal la Autoridad al premiar erróneamente al rejoneador y al segundo espada. Prosigue la mala iluminación.

6 Toros, 4 de Reyes Huerta (Divisa Rojo, Blanco y Rosa) primero y tercero para rejones. Desiguales de presencia, chicos y pobres de cabeza, excesivamente despuntados los de rejones y sospechoso de pitones el primero de la lidia a pie. Contrasta con el muy serio pero basto tercero. Mansos en general, destaca el primero de rejones y el primero de la lidia a pie que inicia empleándose y peleando ante el caballo, pero se duele en banderillas y se desfonda luego de torearle por abajo con la muleta, acaba acobardado y entablerado previo a la estocada. Y 2 de Arturo Gilio (Divisa Verde Botella, Rojo y Negro) los lidiados en quinto y sexto turno, desiguales, impresentable el quinto, chico, chincolo y pobre de cuerpo, con suficientes pitones para aparentar y justificar su presencia: flojo, descastado y manso. El sexto, precioso colorado, rebarbo, ojo de perdiz, alto y serio, bravo durante dos tercios y medio se queda corto al final.

El Rejoneador Andy Cartagena Pitos y Oreja con Protestas. Arturo Macías (Azul Marino y Oro) Fuerte Ovación con Saludos tras Aviso y Palmas. Leo Valadez (Grana y Oro) Silencio y Oreja con leves protestas.

Jorge Ramos se abarata al aflojar indebidamente al rejoneador y enviar un muy inoportuno aviso contrario al Reglamento al extender el primer espada el tiempo de la faena dada la mansa y defensiva condición del primero de la tarde al momento de cuadrarle para la estocada.

Terminado el paseillo las cuadrillas convocan a la Afición y público en general a una marcha a verificarse la próximo semana en defensa del derecho fundamental de libertad de oficio y trabajo.

Saluda desde el burladero Alejandro Prado, tras banderillear al cuarto. Mala tarde de Fermín Quiroz con banderillas.

8 respuestas a “Sensatez y Madurez – Brillo de Macías en Rebajas de La México.”

  1. Me gusta el toro que ataca y para mi bravo no es el que defiende o de pronto cambia su juego como este para ser cangrejo e ir atrás

    Díganle al señor oscar que además este toro en banderillas.se quejaba y dolía pero a lo mejor ni se fijó en ello.

    Quien sabe por qué ahora todo mundo se va por la facil y ya nomas hay pique y pasan a decir ya que todo es subjetivo en los toros. Al rato van a decir que el traje de luces brilla como plata pero pues para mi es oro blanco porque según es subjetuvo el asunto, por favor. Para mi que es nomas cosa de no querer ver las cosas siempre hay excusas.

    Ni arrastre lento le dieron a ese toro. Claro porque fue un rajado. Por eso yo en el toro no confío en nadie.

  2. Apreciable Luis Eduardo Maya:
    De antemano le agradezco el acuse que hace a mi réplica, sobre los señalamientos que hice a su artículo, lo cuál es síntoma de buena educación. Nuevamente cae usted en el error, de hacer prevalecer su verdad, sin tomar en cuenta que usted no es infalible y, que también puede estar equivocado sobre lo que sé le señala pero, no lo acepta y como referente a lo que le digo, es que en su acuse inicia diciéndome que no me confunda ni caiga en tópicos o, en frases trilladas o muy sobadas, al cuestionarme que para mi al toro, lo pasó de lidia el torero y un toro por muy bravo y noble que sea sí lo pasan de lidia, cambia su comportamiento pues, el toro al cambiar de lidia ya sea por cansancio, ensimismo del torero, desarrolla sentido y empieza por crearle problemas al torero unos de ellos, son el estar constantemente gasapeando, reculando, rascando la arena, humillando cubriéndose instintivamente para que su oponente es decir el torero y fíjese, que no he mencionado en nada el de lidiador pues, sí eso hubiera hecho oportunamente El Cejas, cuándo el toro dio muestras de cambiar su lidia, le hubiera hecho un trasteo de aliño, de torear por la cara de pitón a pitón, para sujetarlo y de ésa manera; poder igualarlo para tirárse a matar.
    Estimado Luis Eduardo, para no ser ocioso en réplicas a otras cosas más que menciona en su acuse, nuevamente le reitero qué, en cuestiones de apreciación en cualquier situación, todo es SUBJETIVO y cada quién expresa su VERDAD, de acuerdo a sus conceptos de apreciación puesto que nadie posee, la VERDAD ABSOLUTA y es muy plausible que alguien reconozca estar equivocado cuándo sé le señale respetuosa y oportunamente su yerro.
    Por lo anterior quedo de usted, a sus apreciables órdenes o, para ampliar conceptos.

      • Tomala con tres líneas se acabó la discusión.
        Me gusta que el cronista no se deje ni deje que los que no saben engañen. El unico que muestra su desprecio hacia el cejas es el tal Oscar queriendo vender al toro como lo más cuando no. Además no mienta el señor le sonaron el aviso antes del primer pinchazo yo estuve en la plaza. Que la verdad para que a alguien le guste leo Valadez que mal gusto tiene. Este ha de ser hijo de cue, Le ha de gustar la bravura detenida.

  3. A Caballo Negro II, de tanto ponderar la faena de El Cejas que le hizo a ese gran toro, era para encumbrarse, pero no lo hizo por pasarlo de faena error que cometió el torero apreciada por muchos aficionados menos por usted y, en el pecado va la penitencia y en cuánto al aviso que cuestiona, fue debidamente hecho por la autoridad pues, ya había pasado el tiempo reglamentario y dicho aviso, fue después de varios pinchazos y la faena, ya había perdido interés pero, eso no le señala Caballo Negro II.

    Y para acabarla de amolar, el corcel negro cuestiona la oreja otorgada a Leo Valadez, sí con la pura ejecución de la estocada en todo lo alto con 3/4 de acero adentro y de efectos inmediatos, merecía la oreja al margen de una buena labor del torero, al burel que le tocó en suerte. Una cosa es cuestionar conceptos personales sobre tal o cuál torero y otra, muy distinta que por apasionamiento, se intente menoscabar méritos de algún torero que no es de su agrado su oficio sobre el albero además, debe recordar el corcel negro, que lo que manifiesta, es ¡Su Verdad!,misma que no puede coincidir con la de quién o quienes lo leen ya que a fin de cuentas, todo es subjetivo o lo que es lo mismo; en gustos sé rompen géneros.

    • Don Óscar…

      No se confunda ni caiga en el tópico.

      El posible error no fue el típico “lo pasó de faena”, esa es una frase hecha que no cabe aquí, más tratándose de un trasteo que duró lo que tenía que durar sin dejar sin torear una sola embestida. Lo que se señala en la cronica es que el error, en todo caso, es básicamente una doble situación: una elección muy generosa de terreno y el triste hecho de no cargar la espada en todo momento como hacia el Maestro Mariano, por citar uno de varios ejemplos.

      Eso y no otra cosa ha sido el posible “error”

      Porque donde la faena se “alargó” fue precisamente al intentar cuadrar. Y cuidado, cuando una plaza típicamente distraída y guasona como La México, está callada a la espera de la suerte suprema, esa es muestra de interés al que no solo refiere el Reglamento sino un buen entendimiento taurino. Claro, eso no se aprecia en la TV sino en la Plaza.

      Inoportuno el aviso puesto que la oportunidad del acto del Juez no tenía mayor razón de ser durante un trance donde el “gran” toro manseaba rajado y acobardado. Nada pasaba de haber ocurrido tras el primer pinchazo.

      Por cierto, este no puede ser un “gran” toro. En toda la lidia el toro bueno ataca, no sale a defenderse.

      El toro dio coba y prometió más de lo que al final dio.

      De Valadez, platicamos cuando haya menos zapopinazos moviendo los pies, menos enganchones y más temple. Sobre todo menos imitacion. La buena estocada se señala también tanto como lo irregular de la faena.

      Y eso va más allá de las consideraciones de gusto.

      Saludos.

  4. la temporada pasada igual toreo Macias y no salio por la grande por culpa de la espada viene la 4a. corrida de la temporada y repite El Payo y yo me pregunto que ha hecho Octavio para torear por 2a, vez

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