La Cruz de Roca Rey – Petardo Ganadero en cita Guadalupana.

El fiasco del año. “Mejor” no podría cerrarse este año dispar en la Monumental México. Llega el petardo al caer la actual administración Plaza México en su propia trampa y sacar a relucir sus peores prácticas, lo más dañino de su repertorio y la muestra de su ineficacia taurina. En la fecha que más se requería y necesitaba de lo mejor escogen los peores toros posibles del campo mexicano, logran que la forma del festejo supere al fondo y, con ello, alebrestan a un público ávido de toros pero que se refugia en el alcohol para no entender de decepciones. Roca Rey, sin tapar el petardo, triunfa y aunque varios le declaran el nuevo rey, la roca de su toreo aún debe golpear la torpeza del régimen para iniciar uno propio a partir del toro y no de escándalos como el de ayer.

Por: Luis Eduardo Maya LoraDe SOL Y SOMBRA. Plaza México.

Se tuerce cualquier intención en la fecha de excepción: la Corrida Guadalupana petardea.

Esto ocurre porque en la cita guadalupana la Empresa apuesta por la bisutería del ornato, por la forma y no por el fondo. Dos de los ganaderos mayores de México forman parte de una administración que no protege al toro y que revienta por completo en uno de los festejos que trae una gran expectación, que abarrota el numerado y que, sin embargo, decepciona. Empezando por el cuento de escoger a ojos abiertos.

Por ello, nada explica la actitud de los toreros y sus administraciones.

Un misterio: Matilla y Morante. ¿A qué venir estando así?

Con el peor toro posible de Xajay, el primero, zancudo, chincolo, débil y protestón, complica la labor, pero no nos da la impresión de que sea imposible. ¿Para qué hizo Morante el paseíllo? Para no apostar. Para echarle la culpa al viento, para hacer como que no hay esperanza. Y es correcto. Estar así es matar la esperanza por muy sevillana que esta sea.

Seguramente Matilla, con tanta inteligencia, poder y claridad en su muleta empresarial, tanto nivel de influencia y clarividencia sabía perfectamente que el de Teófilo Gómez poco tendría dentro. Claro, además sospechoso de cabeza, es cambiado de último momento y que nada que ver con el reseñado inicialmente. Y si no lo sabe o se lo encargó a alguien, pues taurinamente está tan fuera de la profesión como su torero, incapaz ayer siquiera de ponerse cerca e intentar dominar, falto de afición y de vergüenza.

El peor petardo de Morante en La México.

Veamos. Segundo misterio. Primera Parte. Santa Bárbara y el trapío.

El más pequeño de los nueve, impresentable, por debajo del trapío y la ocasión es el precioso torito que hace las veces de segundo y que probablemente fue la causa por la cual la ganadería del Señor Borrego no lidió los seis el domingo. De un trapío ideal para la Feria de San Marcos, no para La México o la Corrida Guadalupana pese a la hechura e, imagino, la nota de tienta.

Enclavado en su encaste, resulta bravo al caballo, pronto y emocionante para las telas, pero se encuentra con la segunda parte del segundo misterio: José Adame. El hidrocálido, fuera de sitio, visiblemente lastimado, sin reponerse del incidente de la semana pasada y sin la honradez de deponer su lugar ante su incapacidad le es cobrado y con réditos el juego de este torito, espléndido, cuya embestida se le escurre entre las manos por falto de temple. Un burel que hace veinte o hace treinta años cualquier figura habría bordado.

Adame no, porque su concepto no alcanza para poder más que estos toros de ensueño.

Recuerdo un toro bravo “Palomo Blanco” de Xajay se le fue para arriba en 1990 a Miguel Armilla que se ahogó dignamente con él, no le pudo al final y la Plaza México de entonces se lo cobró, la de hoy, le perdona todo a Adame que además de verse enganchado y de echar afuera con zapatillazos y brusquedad, falla con el estoque y la cruceta. Peor se pondría con el manso y desrazado Barralva que hace las veces de quinto por gris y acartonado. Abandonaría la plaza entre la mayor de las indiferencias.

Sergio Flores está atorado.

Le pasa con Xajay y ahora le ocurre con Los Encinos y Campo Hermoso.

Mata el lote más serio, es verdad pero con su primero, el retacado toro de Los Encinos, tras buen recibo capotero y breve puyazo en lo alto, en uno de los momentos de la tarde, le deja crudo como suponiendo que aflojará, la cuadrilla, sobre todo en la crucial brega, aviva al toro pero este, como la mayoría de los lidiados, hace por ir a destrozar los burladeros florales, innecesarios pues, tal como le ocurre a Manzanares el año pasado que revienta el tranco del toro de Xajay, tras encelarse con el de la Porra, el serio astado se torna a la contra, defensivo y cabeceante, cambia su lidia luego de aprender a derrotar, Flores se lleva un varetazo y la sensación de que las cosas se salen de control.

Peor con el de Campo Hermoso que escoge como el sobrero que lidia en Tlaxcala el mes pasado. Manso hasta decir basta, sale a defenderse. Pero en varas al derribar la cabalgadura, por sorprendente casualidad, termina por debajo del equino que le cae encima. Entonces todo lo malo se desata, se apenca en tablas, se pone imposible para banderillear, incluso pudo haberse cambiado con dos pares, que esta vez son nones, no tiene un pase y pese al esfuerzo de Flores, nada puede hacerse.

La suerte hay que buscarla, las administraciones simplemente no la buscaron.

Traen lo peor del campo bravo mexicano.

Por ello, la decepción cunde al ver salir el primero de Roca Rey, el cuarto, una auténtica birria de Villa Carmela, todo lo que nos ha mostrado de bueno esta ganadería, lo carece esta alimaña, lista y presta para dar coba. Alto, feo de cabeza, chincolo -es la moda- además de manso y geniudo. Con este anovillado astado, el peruano, que mata el lote mayormente impresentable, comienza a dar muestras de querer y de poder.

Baja las manos y corrige los cabezazos de recibo, se lo juega en el quite por chicuelinas donde saca el único momento de casta del burel. Roca Rey carga la cruz a la que le somete -espero no haya sido él- quien escoge a cielo abierto este espantoso toro que le amenaza en el inicio por alto en los medios y que en medio de los derechazos le da coba y le apunta varias veces a acortar su terreno e invadir el sitio del torero. Aún así se impone tapando lo malo del cardeno hasta que este dice, basta. Falla al matar y para la salida del séptimo el festejo se encuentra en los suelos.

No deberíamos recordar aquella desafortunada frase de la política mexicana.

Mucho menos en Corrida Guadalupana. Parecería un sacrilegio.

Pero tristemente ayer, el infortunado destino del festejo se resume en la salida del espantoso, anovillado e impresentable octavo que nos hace ver que, para tal momento, los demonios andaban sueltos y habían triunfado, lamentables palabras de la vida nacional que parecían cobrar vida tristemente en este duro momento taurino con toda la pompa y circunstancia de la corrida, la ilusión y la seriedad derrumbadas y diluidas con los nueve toros que para ese momento han salido por toriles.

Roca Rey ha de cargar la cruz de la falta de seriedad de un grupo de administradores taurinos que le traen a matar otro anovillado burel que no termina por enterarse que hay que embestir hasta que el peruano le baja las manos con tal efectividad que por un momento el astado se encela y, entonces, de pronto, se pasa hacía lo alto el capote para por detrás del cuerpo darse a torear por gaoneras a pies juntos y rematar con rebolera en pleno júbilo y despertar del público.

Parece alejar el fantasma de la decepción y por un momento traer la esperanza de ver torear.

Tras el puyazo donde el toro se defiende más que atacar, Roca Rey borda la gaonera clásica no a pies junto sino a compás abierto, con tal plenitud que su compás parece de soleá, su remate estallido y la plaza iluminante de su deslumbrante azul rey y oro de la más fina aguja. La plaza aguarda el tercio de banderillas, se cae el toro de inicio, no obstante, la brega ayuda a que mantenga la esperanza viva y la ilusión casi intacta.

El brindis general antecede el estallido ante los cambiados de rodillas, donde se la juega, pese a no ser quizá lo más conveniente para el burel, con tan medida fuerza en el tranco. Sin embargo, de rodillas, un pase de pecho con la izquierda muy largo y templado marca la base y el camino que ha de proseguir la faena.

Que arriba una gran altura.

Roca Rey por un momento paladea el tiempo lento de la Plaza México. Por varios instantes, los derechazos, con el toro que tiene muy poco dentro, que su casta se va diluyendo embestida a embestida, son dictados por la media altura del peruano que nos da la impresión que de pronto acorta los derechazos justo cuando más se encela el burel. Es desarmado con la mano izquierda, no obstante, hay nuevos derechazos de pleno compás y desencadenamiento del que puede ser su sello particular en México.

La faena dura lo suficiente para envolver a la gente y cuando la noche guadalupana se cierra en la sombra de la noche, a la media luna creciente, el peruano nos muestra que puede ser él, el nuevo rey pero su toreo hoy aun es la roca, que resiste estas moruchadas pero que poco a poco está encontrando el temple irresistible. Se queda quieto en varias bernadinas, dos de ellas muy toreadas, donde debe cruzarse y provocar el toque por la espalda para encelar la declinante embestida.

Ahí enciende la flama, con la estocada arriba, prende el fuego de la Afición.

Y sale a hombros.

Los peores demonios de la taurinería aún pueden ser rescatados por una generación que bien puede encabezar, liderar y marcar Andrés Roca Rey, lo ha hecho con lo peor en presencia y juego del toro mexicano. Esa es la cruz que le hacen cargar y es lo que suponemos ha condicionado el festejo: el enramado y los intereses mezquinos de quienes deberían guardar por la seriedad del espectáculo.

Eso es lo que sabemos, pero nos preocupa más la cruz que cargamos los aficionados y cuyo origen desconocemos.

Esperemos ver pronto a Roca Rey de nuevo para de tal misterio liberarnos.

Twitter: @CaballoNegroII.

RESUMEN DEL FESTEJO.

Plaza México. Temporada Grande 2018-2019. Miércoles, Diciembre 12. Extraordinaria Corrida Guadalupana. Dos tercios de plaza en tarde fría y ventosa que molesta la lidia. Bonito ambiente fuera de la plaza y gente guapa en el tendido. Paseíllo en retraso dada la tardanza del cuarto espada. Mal la empresa y la autoridad que preside al no anunciar el programa de la corrida, provocando confusión. Equivoca la Autoridad al computar tiempos de la lidia, así como reseñar tan impresentable encierro. El adorno o “intervención” a los tableros y burladeros de la plaza incide negativamente en la lidia.

Tras el Toque de Cuadrillas y antes de iniciar el Paseíllo, se entona el Ave María situación que debió ocurrir previo a la mencionada orden de la Autoridad.

9 Toros lidiados en el siguiente orden, 1 de Xajay (Divisa Rojo y Verde) cárdeno estrecho, algo zancudo, bien armado pero débil y manso, protestón y afligido; 1 de Santa Bárbara (Divisa Azul, Rosa y Verde) muy en el tipo de la casa, chico, enmorrillado, muy fino pero impresentable para la Plaza y la ocasión, de espléndido y bravo juego en todos los tercios. Aplaudido en el arrastre, se va sin torear; 1 de Los Encinos (Divisa Rosa, Verde y Azul) Serio pero demasiado retacado, cambia su condición inicialmente pronta, por defensiva en el último tercio tras aquerenciarse de forma accidental con el adorno de los burladeros; 1 de Villa Carmela (Divisa Rojo, Amarillo y Negro) Impresentable y espantoso de hechuras, manso y protestón, con genio y dando coba a su lidiador; 1 de Teófilo Gómez (Divisa Celeste, Plomo y Blanco) de sospechosísima encornadura, principalmente el pitón izquierdo, protestado infundadamente tardan horas en devolverle, lo sustituye 1 también de Los Encinos, impresentable y feo, manso y débil; 1 de Barralva (Divisa Rosa, Amarillo y Azul) mejor presentado, no obstante falto de finura, colorado de pinta, ojo de perdiz, débil y manso, descastado y aquerenciado en tablas; 1 de Campo Hermoso (Divisa Morado, Blanco y Azul Rey) Fino de hechuras, no obstante destragado, escandalosamente manso, condición que se acentúa tras el encontronazo con el caballo, mismo que le aplasta, cambia su lidia y se torna casi en imposible; y 1 de Jaral de Peñas (Divisa Morado, Amarillo y Blanco) Impresentable por anovillado, chincolo, feo de hechuras, débil y falto de raza.

La Autoridad echa para atrás el toro cuarto, mismo que aprueba, lo hace sin la debida atingencia al no ser explicita y no entender que los clarines no se oyeron los suficiente. Pasa por alto el juego del segundo de la tarde que merecía el Arrastre Lento.

Morante de la Puebla (Grana y Oro) División y Pitos. Joselito Adame (Salmón y Oro) Palmas y Silencio. Sergio Flores (Azul Pavo y Oro) Silencio y Silencio tras Aviso. Andrés Roca Rey (Azul Rey y Oro) Silencio y Dos Orejas. Salió a hombros.

Destacan a caballo César Morales al picar al segundo y Juan Pablo González Villagómez al picar al tercero. A la brega, destacan Diego Bricio y la cuadrilla del tercer espada, saludando Gustavo Campos en el tercio tras banderillear al tercero no obstante quien mayor mérito tiene es el peón que sostiene la lidia con el capote en dicho turno. Lastimado de la pierna derecha el picador del tercer espada durante el segundo tercio de la lidia del sexto.

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