Por Carlos Ilián.
La pendiente hacia el fracaso de la tarde, que se iba prolongando entre bostezos, toros de- vueltos por lisiados y una labor a destajo entre trallazos, se transformó en un clamor ya al final, en el sexto toro. Era un milagro. El petardo se convertía en un triunfo enorme, con petición, muy pasional, de rabo para Roca Rey y de vuelta al ruedo para el toro Encendido.
De paso no solo se salvaba la tarde, se salvaba al ganadero de un fracaso en una de sus plazas de referencia. Y es que ese Cuvillo que salió al final, para suerte del ganadero y para dicha del torero fue un todo de fijeza, clase , embestida soberana y cuerda, mucha cuerda. Roca Rey se fue acomodando a esa joya que tenía delante. Poco a poco tejió una faena que alcanzó su máxima verdad y pureza en los naturales de muleta arrastrada, perfectos en la ejecución y ligados al compás de los tiempos muy medidos.
Por supuesto que los circulares al final, o sea la parte populista de la faena, terminaron por enloquecer a la gente. La estocada letal. La petición de rabo. Vamos, el éxtasis. Ya puede decir Roca Rey que con Encendido se ganó el gordo. Pero no le resto un ápice a su importante faena.
Manzanares quiso estirarse con el primero en tandas más que ligeritas. Se esforzó ante el quinto, un toro muy serio que rompió a embestir pero se apagó cuando la faena iba creciendo. Castella se llevó el lote más inválido de la corrida. Toda la suerte de Roca Rey con el sexto se le negó al francés en el sorteo.
Plaza de la Real Maestranza. Cuarta corrida. Lleno. Toros de NÚÑEZ DEL CUVILLO (5), tres muy serios, el resto terciados; todos en general blandos y un toro excepcional, el sexto, de clase soberana. SEBASTIÁN CASTELLA (5), de carmelita y oro. Media estocada (silencio). Estocada corta y caída (silencio). JOSÉ MARÍA MANZANARES (6), de grana y oro. Estocada delantera. Dos avisos (saludos). Estocada trasera (saludos). ROCA REY (8), de grana y oro. Bajonazo y estocada (saludos). Estocada (dos orejas)
El cartel de hoy
Toros de Victorino Martín para Antonio Ferrera, Manuel Escribano y Emilio de Justo.
Publicado en Marca