Opinión: Entre Sevilla y Aguascalientes

Por Juan Carlos Valadez – De SOL y SOMBRA.

Estos días del mes de Mayo mi atención está enfocada entre dos ferias taurinas de máxima importancia para España y México. Las dos ferias marcan el calendario taurino y son año con año un termómetro para ver el estado actual de la fiesta brava.

Sevilla con su señorío nos ha dejado sabores agridulces en las tardes que se han celebrado hasta el momento de escribir estas líneas. Una luz en un túnel negro ha sido la bravura del encierro de Victorino que nos ha llenado a todos de alegría, en una tarde en donde hubo toros bravos, pero también algunos mansos. Pero con el toro de Victorino no pasa nada, hasta los Victorinos malísimos son toros de lidia.

Con el toro de lidia puede suceder que sea bravo-bravísimo, o manso (y además bronco, boyante, áspero, pastueño y cuanto se quiera imaginar) pero con el toro de Victorino este siempre conservará la característica esencial de su especie que es la casta, con sus variantes de agresividad o defensa. La decepción ha llegado con encierros de ganaderías blandas como Juan Pedro Domecq y Victoriano del Río que han sido una desfile de inválidos y de mansos bobalicones. Las ganaderías de Nuñez del Cuvillo y del Pilar, han soltado un toro suelto con el que medio han resuelto un poco la papeleta. La corrida de rejones de Fermín Bohórquez no ha sido mala sino lo que le sigue con lo que le ha dado nuevamente la razón a Diego Ventura, que atinadamente se niega a matar encierros de este hierro en Sevilla.

¿Y de toreo? Pues después de su triunfo en Aguascalientes llegó Morante y con el llegó la pulcritud, la suavidad, la caricia para embrujar al toro en algunas series prodigiosas de verónicas, que hicieron saltar al público de sus asientos en una tarde en donde Roca Rey se puso en primerísima figura del toreo y en la que estuvo a punto de cortar un rabo. Emilio de Justo otros torero que sigue en constante evolución, también ha tenido una destacada actuación ante los victorinos.

El resto de los triunfos y de toreo han sido de menor nivel, al Juli los del “clavel” le regalaron una puerta del príncipe inmerecidamente con la complicidad de una autoridad de juguete. Mientras que un desmejorado Manzanares cortó una oreja el domingo de resurrección por una faena templadita, pero abusando de la patita pa’ atrás y del pico de su muletota. Antonio Ferrera también cortó una benévola oreja de un gran toro de Victorino con el estuvo por debajo de sus condiciones de bravura. Mientras que por los mexicanos actuó Luis David Adame, que pasó sin pena ni gloria ante un encierro de la Palmosilla y de Hermanos San Pedro. Eso fue mi breve resumen de Sevilla.

¿Y de Aguascalientes?

Este año asistí el pasado fin de semana a la feria muy ilusionado por las excelentes crónicas que había hecho Luis Cuesta, nuestro capitán de este crisol de arte llamado De SOL y SOMBRA. Lamentablemente tendré que extender mi opinión del serial de Aguascalientes hasta mi próxima columna, que será publicada una vez que pase el encierro de este domingo de Piedras Negras.

Así que será hasta la próxima semana cuando les daré mi rigurosa y puntual opinión de lo que pude observar en la Feria de Aguascalientes y ¡que nos juzgue solo Dios! ¿O no mi Bardo de la Taurina?

P.D. Mis oraciones para esa guerrera del toreo, Hilda Tenorio.

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