La Ceniza Abatida – Triunfa Miguel Aguilar con, aún y a pesar de Marrón.

La verónica de Miguel Aguilar al segundo de la tarde, al que desorejó.

Error enorme de la Plaza México es el Rejoneador que lo único bueno que trae es la gran pega de los Forcados Potosinos. Otro, monumental, es Marrón que echa a perder en gran medida el cartel esperado. Lo grande es que, pese a este espejismo de toro de lidia, la terna muestra que puede revalorizar lo que desde hace quince años mantiene la Temporada de Novilladas en La México: nombres que los promotores no cuajan. Gutiérrez reencuentra el temple, Aguilar mantiene su cartel saliendo a hombros y, especialmente con el capote, San Román sortea los peores efectos de un hierro falto de nivel y categoría para la Plaza.

Por: Luis Eduardo Maya LoraDe SOL Y SOMBRA. Plaza México.

Se decía hace unos quince años que el cartel de las ganaderías no servía en nada.

También se decía, la administración de entonces operó en favor de ello, que era un anacronismo, que ya todas lo tenían y que realmente las nuevas ganaderías venían de las que ya lo tienen. Estas y más tonterías, al removerlas, dejaron a la Plaza México sin muchos de los elementos que brindan seriedad, credibilidad que dirían en otros ambientes, son los que ayer muestran sus efectos.

Marrón no es una ganadería con cartel en La México.

No es una ganadería, su filosofía de toro de lidia, que esté acorde a la categoría de la Plaza. Ayer, de seguir lo del cartel, seguro lo habría perdido.

Menos está a la altura de la importancia, trascendencia hoy histórica de este cartel. Los gestores y arribistas colocan a la ilusionante terna novilleril en ese riesgo, la búsqueda inicua de un novillo que “se preste”, “se deje”, facilite, según ellos, la faena de muleta, lo único que hace es facilitar el petardo.

Eso es justamente lo que tiene a la Plaza México sin mayor clientela.

Marrón es lo que Renato Leduc encuentra como “amor menguante” en sus célebres “…poemas deliberadamente románticos…” Al final del camino su toro no es más que “Sueños de gloria y esperanza incierta//viajes absurdos de la fantasía//Y penetrar al cielo por la puerta//Estrecha del dolor, sin alegría.” Casi ocurre hoy, al borde de colapsar.

Un encierro al que le devuelven al sexto. Feo de hechuras y cabeza. El remiendo es peor aún, falto por fuera y por dentro. Fallan empresa, autoridad y ganadero. Diego San Román estrella con este último y con la alimaña tercera, de reunidos pitones pero zancudas extremidades. Solo luce ante ambos en quites. Frente al tercero, gaoneras con saltillera preciosa en medio de más lances naturales por detrás del cuerpo que cierra con brillante rebolera.

Y no hay más. El morito se defiende desde salida con cabezazos en lo alto del burladero de matadores, San Román plantea las cosas como no merece la alimaña y consigue poco. Lo mismo ante el débil sexto, tan impresentable como el titular y al que pega otro hermoso quite por tafalleras con el temple por tarjeta. Momento bueno con la muleta encuentra con la derecha donde alcanza el novillo a responder. Tras inicio de rodillas, viene tanda larga pero un arrebato con pase cambiado en el inicio de la que sigue sienta fatal al novillo. No quedará más que esperar. Y que le repitan.

Como hacemos con Gutiérrez y Aguilar desde hace ocho días.

Héctor Gutiérrez reencuentra su temple con los avíos. Desde el recibo y el quite combinado, identifica la reducida condición del novillo que, en tablas, cual manso, prende a Gerardo Angelino. El novillero no cae en la trampa, él brega ante la inutilidad de las cuadrillas, él ordena y se ordena su propio tiempo interno.

Ahí viene lo que no le vimos al hidrocálido el fin de semana pasado, comienza el tiempo justo para hacer embestir en el tercio al burel que, pese a los derechazos iniciales, se va desmoronando hasta pasar con la cara alta. Mala ejecución con la espada y llega el aviso.

Y el silencio.

Pero, después, rompe a la plaza en el cuarto, un cárdeno berreón, manso desde salida. Héctor Gutiérrez luce con el capote ahora sí, a plenitud, con la verónica y en el quite por saltilleras. Lo hace por la vía que más gusta a La México: la despaciosidad. No se confunda el personal. Esto no solo se logra con novillos de tan reducida condición, al contrario, ante la casta, es cuando vale en realidad. Porque en el intento inicial de derechazos el toro pasa, busca la salida, la vuelta contraria. Entonces, se centra y no importa el desarme con la izquierda, torea de nuevo con la diestra.

El regodeo llega en el tercio bajo la Autoridad donde cinco derechazos tapan completa la cara del toro, llenos de despaciosidad, de caricia, de casi asistencia que requiere el toro pero también de plena expresión y sincero trazo que se resuelven hermosos en el de la firma y el cambio de mano donde también cambia la cara del torero y rompe la sonora expresión de La México. Luego los adornos, los circulares y los pases por alto solo se estrellan en el pinchazo.

Y una vuelta por su cuenta.

Pero había que sumar. Que, de nuevo, Miguel Aguilar se apodera de La México.

Ya advertíamos la rabieta de Guadalajara, su afán por no irse en blanco. Y aunque de blanco se viste, la cosa crece en tonos y colores ante el segundo, “Cacique” nombrado, un novillo negro, flaco de amenazantes pitones delanteros que muestra una mejor condición y de Aguilar, con este, su mejor versión desde los lances y, sobre todo, dejando en suerte al caballo.

La flojedad en la vara del astado no es óbice para uno de los momentos grandes de la Temporada. De frente y a compás abierto, en plenos medios, un arabesco antecede al farol en pie, consumando cada uno de los cuatro lances con temple exquisito, cada uno ilumina la ilusión y la sensación que antecede una faena grande, soberbio en la larga de remate.

Pero el novillo está a medias.

Aguilar, el ímpetu, Aguilar, las ansias, le llevan a los rodillazos en los medios que toma el de Marrón lago en el derechazo de hinojos en redondo, pero da la impresión de que muestra solo parte de su condición. Repite abajo. Nuevos derechazos prosiguen en la escena y la Plaza se gusta con el toreo de Miguel que tira largo al novillo que requiere apertura con la izquierda. Esta llega con demora. La mano derecha gana a la zurda, la de cobrar se queda esperando justo cuando el toro implora el desengaño del toreo al natural. Aguilar entonces, apenas esboza naturales y el astado desploma, ahí, su condición.

Del toro utilitario, el que, dicen “los que saben”, sirve, pasamos al toro asistencial. Aguilar vuelve a los efectos especiales de las manoletinas, horribles, de rodillas, que van con el pópulo, no con el buen toreo y, aquí sí, la estocada de la temporada. Un rayo azul en todo o alto que parte en dos al novillo en una muerte no solo ya solmene, una muerte gloriosa a pleno sol y en plenos medios. Una oreja basta, es más que justa. Pero utilitariamente, como si de puntos se tratara, Usía suelta dos.

Y equivoca el Arrastre Lento, no lo da el viernes al bravo novillo de Vistahermosa y sí aquí.

Tapadera para un ganadero que pega un petardo, otro más en La México.

Se arrimaría Aguilar hasta la exageración con el cárdeno quinto, se quedaría quieto hasta la vulgaridad de mirar al tendido o darse a ver con un novillo que se frena pero que tan solo husmea y pasa con resignación de arado, según Rubén Darío. Le mata perpendicular y, aun así, llega otra oreja y la salida a hombros.

Con sus toros Marrón trae, para rematar con Don Renato, el de Tlalpan, la “…neblina que confiere al horizonte//grises de perla o grises de ceniza.” No lo decimos por su capa sino por los escombros que ofrece al edificio novilleril mexicano.

Menos mal los novilleros lo han levantado. Tan solo queda saber, en este régimen taurinamente tan inadecuado, cuál será el siguiente paso.

Por lo menos esperemos, ya de menos, por su falta de categoría, el olvido, por buen y extenso tiempo, de Marrón.

Twitter: @CaballoNegroII.

RESUMEN DEL FESTEJO.

Plaza México. Domingo 13 de Octubre de 2019. Temporada de Novilladas 2019. Novena de Temporada Chica. Menos de un cuarto de Plaza en tarde soleada, fresca al final, con viento durante el sexto turno. Se rindió un minuto de aplausos durante el paseíllo en homenaje al rejoneador Pedro Louceiro Hijo recientemente fallecido.

Equivoca la Autoridad al premiar al segundo espada tras el segundo turno y conceder el Arrastre Lento al astado lidiado.

8 novillos, 1 de San Marcos (Divisa Amarilla, Blanco y Azul) para rejones, serio y fuerte, no se vio realmente ante la poca destreza del caballero en Plaza. Y 7 de Marrón (Divisa Verde, Naranja y Marrón) el sexto lidiado como sobrero al ser devuelto el titular por falta de trapío. Desiguales y variopintos, de feas hechuras los dos que hacen las veces de sexto, impresentables. Mansos y descastados, sin raza alguna, pasando sin emoción alguna. Peligroso e incierto el tercero. Destaca menormente el tercero, con un buen inicio por bajo y buen pitón derecho, no obstante su flojedad y falta de casta lo hacen venir a menos. Inexplicablemente, se le otorga el Arrastre Lento.

El Rejoneador, Diego Louceiro, Pitos, los Forcados Potosinos, Ovación desde los Medios. Héctor Gutiérrez (Blanco y Plata) Silencio tras Aviso y Vuelta por su cuenta. Miguel Aguilar (Blanco y oro) Dos orejas con protestas y Oreja. Salió a hombros. Diego San Román (Turquesa y Oro) Saludos y Palmas tras Aviso.

Destaca picando al quinto, Daniel Morales. Tarde espantosa en la brega para las cuadrillas, fatal Pascual Morales, para variar. Gerardo Angelino es corneado tras no poder brincar la barrera con la mano izquierda en el primero. Christian Sánchez deja un palo en la divisa y, aun así, sale al tercio. Saluda Fernando García hijo, tras banderillear al sexto.

5 respuestas a “La Ceniza Abatida – Triunfa Miguel Aguilar con, aún y a pesar de Marrón.”

    • Da la casualidad que no requiero leer a nadie para escribir una crónica.

      Ni antes ni después. En los toros como en la escuela, no se vale copiar.

      La mejor condición es estar en la plaza poniendo atención para no vivir de porrista o anti-porrista.

      Gracias por sus comentarios.

    • Vaya pregunta…

      A qué novillada, a la reseñada.

      A qué escuela, a una donde al menos aprendí a escribir porque del otro lado, por lo que se alcanza a leer, pues… #HayQueIrALaNocturna.

      Saludos cordiales.

      Ps. Los nombres van con mayúscula inicial siempre.
      Ps2. Hay que ir a la escuela para diferenciar entre escribir y “esribir”.

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