La fiesta está viva: La belleza imperfecta.

Morante. Foto la Plaza México.

Por Rafael Cué.

Vivir en tiempos de genios es un privilegio; a los músicos escucharlos, a los pintores verlos, a los escultores sentirlos, a los escritores leerlos y a los toreros gozarlos, porque son ellos y sólo ellos quienes crean música callada, pintan escenas coloridas, esculpen momentos inolvidables y escriben con letras de sangre y seda la historia y el sentimiento de una sociedad en estos tiempos perdida, pero que se logra conectar ante la suavidad de unas muñecas privilegiadas para acariciar la bravura del toro embistiendo, y todo esto sin alcanzar la perfección, que en el toreo no existe.

Morante de la Puebla es un genio de nuestros tiempos y quizá uno de los mayores genios de la historia del toreo. Considerarlo no elimina a otros genios; el taurino suele ser totalitarista y si algo tiene el toreo es la inclusión de gran variedad de conceptos y formas.

Es difícil “leer” a Morante, los simplistas lo atacan intentando colgarse de su grandeza para ellos tapar la pobreza de su concepto; otra cosa es que no te guste Morante, respetable, triste pero respetable. Atacarlo para intentar demostrar que eres tan buen aficionado que le encuentras defectos, es un acto absurdo, debe ser frustrante intentar hacerlo, fracasar con tan sólo pensarlo. Se le achaca irregularidad y eso es porque no se dimensiona el alcance de todo lo que Morante expresa con su toreo. No sólo es torear bonito, al contrario, eso le podría resultar incluso sencillo a un hombre con tanta sensibilidad y capacidad.

Cuando Morante está en una plaza de toros, personifica la historia del toreo, su pasado glorioso y su complejo presente y futuro; por eso le sirven muchos toros, no sólo los que realmente son buenos, muchas veces cuaja toros que ni siquiera pasan la media de regularidad.

Eso es lo que vimos el domingo con su segundo toro: un astado noblón, difícil para lucir, porque sus embestidas carecían de la transmisión del peligro que tiene un toro y que sólo con algunos aspectos es evidente, pero siempre existente. A ese toro, Morante lo acarició con su muleta, y en muchos pases con su mano izquierda posada con suavidad sobre el lomo del astado al ir pasando; con fraternal cariño al animal que a él le da vida, le quita el sueño, lo puede matar y con el que nos hace soñar.

No vamos a hablar de Morante sólo por su faena de ayer, injusto sería para el toreo y para la cantidad de grandes faenas que ha hecho en su ya dilatada vida como matador de toros. Una pagina más del milagro morantista. Con poco hacer mucho. La inmensa complejidad de adaptarse a una embestida que no viene con el tremendo poder del toro, es de una capacidad extraordinaria. De alta complejidad estar tranquilo en la cara de los toros. Escribió Bergamín: “el alardear de valor es en el toreo un efectismo del peor gusto; y, además, mentira…”; así torea Morante, sin irse de la cara, con pocos pasos entre pase y pase; incluso con el capote donde la distancia suele recomendarse, él de inmediato se abraza y reúne con los toros, el resultado no siempre es perfecto, pero sí verdad.

Morantistas y antis hablarán el día que el maestro se retire, dirán que lo vieron tal o cual día, presumirán sus fotos con él, incomodándose en cualquier patio de cuadrillas en alguna tarde veraniega. Morante es torería hasta encendiendo un habano en el callejón, es parte de un acto de verdad, de vivir en torero. Al verlo pienso en Rafael “El Gallo” dando la vuelta al ruedo con la mano derecha llena de habanos.

Torear sin reponer parece imposible si alguna vez se ha tenido un capote y una muleta en la mano, hoy los toreros lo hacen casi en cada toro, lo cual halaga al toro que los ganaderos han sido capaces de crear. Aquella bravura de ataque de otro siglo se ha transformado en entrega; como el toreo no siempre alcanza sus máximas cotas, pero siempre está latente la posibilidad de hacer algo con esas virtudes y defectos que definen a cada toro y que alimentan el misterio de la bravura. En este punto se encuentra la ilusión del aficionado por siempre ir a la plaza con la esperanza de que suceda el milagro del toreo.

Dirían los buenos aficionados que hay que ir a todas, suena difícil, lo es, pero si ya se decide usted a asistir, abra el abanico de su sensibilidad, observe, escuche y goce todo lo que implica el toreo. Admire el poder del toro, su belleza, su señorío. Admire a los toreros, todos tienen algo que decir, admire a quienes dicen mucho con muy poco, esos son una gozada; hay quienes acumulan demasiadas cualidades y virtudes: los genios. Vivimos en una época de genios, Morante es uno de ellos, el domingo hizo lo suyo y eso alberga la esperanza de verlo de nuevo a principios del 2020. Ojalá que su administración no sea mezquina y honren la grandeza de Morante dándole la oportunidad de nuevo de torear en La México.

Publicado en El Financiero

Twitter @ElFinanciero_Mx

5 respuestas a “La fiesta está viva: La belleza imperfecta.”

  1. Triste que existan aduladores, lame suelas como este “periodista” que, como quinceañera frente a su ídolo, escribe cursilerías en cantidades industriales, dejando de lado la realidad. Y la realidad es que el tal Morante es un torero que tiene años faltándole al respeto a la fiesta en México por el simple hecho de lidiar becerros engordados, descastados y faltos de bravura y ya ni hablar de trapío. Si en realidad fuera todo lo que dice este pseudo periodista, el tal Morante hubiera llenado la plaza, pero este torero regordete lo único que llena, y muy bien, es el terno de luces. Sin TORO no hay fiesta

  2. Creo Rafael que eres muy mal aficionado y además palero al igual que Murrieta y Yiyo, que nunca fueron capaces de mencionar en la transmisión la poca importancia de los toros de B. de Quiroz sin presencia para una plaza de primera categoría, corrida descastada.
    La faena de Morante fue a un toro muy facilón manso e inválido, solo le tapo la cara y lo acompañó componiendo la figura con la muleta siempre retrasada y a media altura muy fácil hacer esto para un torero de la experiencia y catadura de Morante, y que no es culpa de el, solo hizo como profesional dar coba al villamelon que había en la plaza y a ustedes supuestamente la prensa especializada….. esto no quiere decir que le quite la importancia a Morante como torero solo que para mi como aficionado torear es otra cosa, misma que no se hizo en esa faena que tu festejas tanto sin analizar pequeños detalles que se han de tomar en cuenta; para empezar el toro en otra plaza el público hubiese pedido que se devolviera por manso descastado y por inválido.
    Torear es cuando el torero se impone a las condiciones bravas del toro y a base de someterlo y poderle crea una faena, donde la importancia de la misma pone al borde de las butacas al aficionado, el torero lo engancha adelante le baja la mano y lo lleva sometido y embebido en la muleta trazando la trayectoria de la embestida metiendoselo a la cadera y dejándole la muleta siempre puesta adelante para que el toro la tome, y si además ralentiza la embestida compone la figura se gusta se queda en el sitio y lo liga entonces si seria una faena para engrandecerla, y sería una faena para el recuerdo, pero la faena de Morante es de coba a ustedes los periodista paleros y al público que va de visita a distraerse los domingos a la plaza de toros México, pero no convence al aficionado de verdad, torear es otra cosa, el mismo Morante lo ha hecho en otras plazas con un toro de verdad que le exija y se tenga que emplear a fondo, lo del domingo con el animalito de B de Quiroz es engañabobos.
    El enemigo de la fiesta esta dentro de la misma calaña de taurinos que viven de la fiesta y de la prensa que no dice lo que ve por miedo a perder la chuleta o el hueso como se dice en el ámbito político.
    Por lo mismo las plazas cada vez mas vacías.porque le están restando importancia a la única verdad el toro bravo que ya no sale en las plazas.

  3. Vergonzante la forma servil y arrastrada con que expresa señor Rafael Cué, sus conceptos sobre el oficio fraudulento del torero de la Puebla del Río, es indignamente que pondere de ésa manera, lo que hizo ese torero el domingo pasado, con animales indignos de haber pisado el albero del rastro municipal de la colonia Nochebuena.

    Sé ocupa usted, únicamente en elogiar hasta su paroxismo, por lo que hizo el torero en cita y reitero VERGONZOSA Y SERVILMENTE, en lugar de descalificar y reprobar ése oficio ventajoso y amañado conque viene haciéndolo Morante de la Puebla, de manera cotidiana, con reses de ésa catadura, digna quizá; para, una plaza de tercera o de trancas de pueblo y, disculpándome respetuosamente, de por lo de un pueblo.

    Como antecedente le informo, que yo fui un ¡ista! de este torero, de cuándo tenía hambre de convertirse en figura hasta que lo logró y tengo un álbum fotográfico, autografiado por él, en cual, incluí fotografías cuándo sé casó pero, eso fue ayer ésa ea agua que ya corrió y, lo que importa y vale, es el presente y el presente nos dice que José Antonio Morante de la Puebla, es un ¡FRAUDE! por cobrar y cobrar caro, por entrenar con animales como los del domingo pasado, que tenían menos peligro y fuelle, que una parihuela, con la que sé entrena.

    Para concluir le recomiendo que evite hacer elucubraciones y comparaciones estúpidas, con toreros de antaño que ni usted, los que lo lean ni yo, conocimos y mucho menos vimos y que sí acaso, sabemos de ellos es por medio de libros, revistas, fotos o referencias. No sea usted ¡PROTAGONISTA! de oficio.

  4. ¿Será por eso mismo que solo se llenó 1/3 de la Plaza México, compartiendo cartel con el que se considera el mejor torero mexicano Joselito Adame?
    La fiesta está en decadencia, cada vez esa plaza conoce menos aficionados sin importar quién toree.

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