El fracaso de Pablo Aguado en la Plaza México.

Por Juan Carlos Valadez – De SOL y SOMBRA.

Lo dije hace un mes y muchos se indignaron, bueno hasta me llamaron anti taurino. Pero hasta ahora -tres actuaciones después-, Pablo Aguado continúa fracasando en México.

Ayer lo que se descubrió, fue que, aunque parecía querer agradar por algunas declaraciones que hizo en algunos medios y redes sociales previó al festejo de su confirmación, finalmente no quiso o no pudo porque el sevillano está sin ánimo y sin sitio con el toro mexicano. Ayer por ejemplo, no se le vieron por ningún lado las ganas de querer triunfar para hacer una campaña más larga en nuestro país.

Y es que la tarde para el sevillano se torció desde que partió plaza con la montera puesta, un detalle de mal gusto porque tendría que haberlo hecho desmonterado como marca la tradición para los confirmantes. La caída libre prosiguió con su primer toro, en donde se le vio con demasiadas precauciones, siempre sin ritmo, rematando los lances y los muletazos casi siempre con enganchones. Mientras que con su segundo toro se le vio tan afligido que ni siquiera sus partidarios tenían la moral a flor de piel para jadearle algo.

Una cosa si me queda clara después de la actuación del día de ayer de Pablo Aguado: que todavía está muy lejos del lugar en que la afición lo quizo colocar tras su importante triunfo en la pasada Feria de Abril.

Ahora, ¿no nos habían dicho que este era un torero de pellizco y un artista consumado? porque ayer lo que menos le vimos fue inspiración y del pellizco ni hablar, el único pellizco que sentimos fue el de la desesperación al verlo deambular por el ruedo de la plaza como un alma en pena. Porque una cosa es que tú lote no camine o que sea a contra estilo de tu toreo, y otra cosa muy diferente es no hacer ni el más mínimo esfuerzo por querer agradar.

Con decirles, que lo más expresivo que hizo la tarde de ayer fue fruncir el ceño durante todo el festejo.

Para cerrar esta apreciada y muy leída columna gracias a todos mis seguidores, detractores y enemigos, quisiera rematarla con algunas de las palabras que escribió el cronista taurino mas exigente de la actualidad en México, el Licenciado Luis Eduardo Maya en su crónica semanal para De SOL y SOMBRA acerca de la actuación de Pablo Aguado en la Plaza México:

“Y como Pablo Aguado no se entiende ni quiere hacerlo con el cárdeno primero, que sale a cabecear e inaugura el petardo de muchos años por parte de Reyes Huerta. Este burel le encuentra el capote varias veces de salida, a disgusto toma las cosas, no hay aguante, no hay el suficiente fondo técnico para solventar, no hay el oficio suficiente que debe acompañar siempre el arte. Con el de la ceremonia se le ve sin mayores ganas, le desarman con la derecha, por la izquierda ni pensarlo y mata peor. Pitos por resultado.

Todavía su situación se complicaría más. Pese al enorme esfuerzo de su cuadrilla, con el horrible octavo, de Jaral de Peñas, negro y feo, anovillado y sin bravura alguna, hoy Aguado viene a checar tarjeta. Desespera cuando la Autoridad, durmiendo el sueño de los justos, no cambia el tercio a tiempo, Pablo cita con ganas de que el toro no se arranque, no se queda quieto y podemos concluir que es la más decepcionante, no por mala suerte, sino por desganada, abúlica y, principalmente, desapasionada confirmación que hayamos visto. Simplemente desfila y no más.”

Hasta pronto.

Me despido con esta última columna del año 2019 aprovechando para dar las gracias a mis compañeros de reparto en De SOL y SOMBRA y a nuestro director Luis Cuesta.

No ha sido fácil, pero me he sentido tan bien en este año que he superado el miedo escénico a expresar, con torpes y sinceras palabras, mis emociones, mi forma de entender la fiesta y mis conceptos sin importar la opinión de los cientos de críticos y detractores que he acumulado durante este año 2019.

Gracias de verdad a mis miles de lectores y espero que nos podamos leer próximamente.

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