Es lo que digo yo: El torismo de Piedras Negras.

Por Luis Cuesta – De SOL y SOMBRA.

Hace algunos años el legendario hierro de Piedras Negras, no atravesaba momentos felices. La evolución ‘torerista’ de la fiesta y la leyenda negativa sobre sus toros le estaban pasando una amarga factura: sus corridas no tenían demanda.

Sin embargo en los últimos tres años la ganadería se ha visto más recuperada y parece que está tratando de alcanzar el mismo nivel que tenia en los años cincuenta o sesenta, aunque la realidad es que para ello les falta un éxito importante en una plaza de primera y de ser posible de la mano de una figura.

Una de las razones de la gran expectación que ha causado el regreso de este histórico hierro, se debe a que la Fiesta necesita un revulsivo, ya que está no puede estar sustentada en tan solo cinco o diez ganaderías y un par de toreros que siguen dándole la vuelta a esta clase de hierros en plazas de primera categoría.

Las cosas como son. Al toro de hoy se le llama bravo, pero es un toro que cumple y colabora; antes, el torero se acoplaba a las condiciones del toro y, hoy, es el toro el que colabora con el torero, por eso hoy se torea mejor que nunca, pero también es cierto que la gente se aburre más que nunca porque falta esa sensación de peligro en los ruedos. Y esa sensación de bravura y genio, es la que sigue atrayendo a un sector de aficionados toristas cada vez que se anuncian los toros de Piedras Negras.

Aunque muchos quieren negarlo en México -un país con una afición principalmente torerista- las cosas han cambiado radicalmente en los últimos años con el surgimiento de un sector de jóvenes aficionados que se ha decantado por el lado torista.

Ahora esto tampoco es nuevo, ya que desde siempre han existido aficionados con gustos diferentes: unos al toro y otros al torero. En mi opinión una cosa no debe ir en contra de la otra. El problema en la actualidad radica en que muchos aficionados jóvenes no valoran con justa medida lo que hace un torero determinado delante de un toro; o cuando parte del público no sabe distinguir entre lo bueno y lo malo del comportamiento de un toro.

Decía el Maestro Antoñete, que en paz descanse, “Que para ser un buen aficionado, antes de ser torerista hay que ser torista. Sólo así, entendiendo al toro, se será justo con los toreros”.

Lo que es una realidad es que en los últimos años cuando se lidia un encierro de Piedras Negras, gran parte de los aficionados que acude al llamado de este hierro suele ser más exigente, ya que la mayoría de ellos son verdaderos aficionados que pagan un boleto al reclamo de cierta ganadería o encaste.

Estos aficionados acudirán este domingo a la Plaza Mexico a ver al TORO y a exigir que se le hagan bien las cosas, y si sale un toro sin posibilidades habrá que justificarse con él, dandole una buena lidia y dominando a la res que estará en ruedo. Para las cuadrillas de este domingo también será una dura prueba, ya que estas tendrán que dar el máximo de su capacidad y derrochar profesionalidad.

Pero más allá de tópicos la realidad es que el tratar de diferenciar a las corridas toristas de las toreristas (o comerciales) es en ocasiones complicado. Porque la única diferencia entre una ganadería ‘torista’ y una ‘comercial’ radica, en mi opinión, entre la bravura y la mansedumbre de sus animales…lo demás son gustos personales, fobias y en algunas ocasiones prejuicios.

Para este domingo no tenemos ninguna duda de que los ganaderos de Piedras Negras habrán hecho una selección muy escrupulosa de los toros que se lidiarán en la Plaza México, para que estos reivindiquen el nuevo ciclo que algunos críticos y taurinos afirman que vive esta ganadería.

Al final el objetivo principal del hierro de Piedras Negras será el que le exigimos a todos los ganaderos que vienen a la Plaza México: que lidien corridas que embistan. Y si el torismo es bravura, entonces yo soy el más torista como algún día afirmó el ganadero Juan Pedro Domecq.

Es lo que digo yo.

Twitter @LuisCuesta_