Es lo que digo yo: La temporada puede estar suspendida de momento, pero el reloj sigue corriendo.

Por Luis CuestaDe SOL y SOMBRA.

Los aficionados actuales pueden considerarse privilegiados de estar viviendo esta época de la fiesta brava, ya que han tenido la suerte de presenciar una confluencia de grandeza y longevidad en el toreo como nunca en la historia.

Antes la renovación del escalafón taurino era más rápida y los toreros estaban nueve o diez años y se retiraban. Hoy, los toreros están funcionando durante 20 y 25 años. También es cierto que este período no ha tenido el impacto social y mediático del siglo pasado, pero cuando todos los éxitos se combinen y midan, esta era de la tauromaquia seguramente podrá competir con cualquiera de la historia.

La grandes crisis siempre son motivo para el análisis y en esta cuarentena ha sido alentador volver a reflexionar sobre el momento actual de la fiesta brava sin la urgencia de oscurecer mis perspectivas. Pero al igual que con todo lo demás que estamos experimentando en medio de la nueva pandemia del coronavirus, también me causa un halo de nostalgia saber que muchas de nuestras grandes figuras también están llegando al final de su carrera. Para ellos, esto no es una pausa. La temporada puede estar suspendida de momento, pero su reloj sigue corriendo. Si bien algunos han conseguido todo y ganado mucho, esta ausencia amenaza sus capítulos finales, y una prolongada ausencia podría arruinar algunos de sus planes.

Hay que considerar en esta lista a muchos toreros veteranos que están luchando contra el tiempo profesionalmente como Pablo Hermoso de Mendoza, Enrique Ponce, José Tomás, Antonio Ferrera y Morante de la Puebla. Considere también a Diego Ventura y José María Manzanares que ya también se aproximan a su cuarta década. Tenga en cuenta que El Juli y Sebastián Castella cumplen 38 años. Y considere en esta lista ha algunos jóvenes toreros en México que con más de diez años de alternativa ya se les considera veteranos en su profesión como en el caso de El Zapata (45), Jerónimo (43), José Luis Angelino (38), José Mauricio (35), Fermín Rivera (32) y Joselito Adame (31) entre otros.

Pero regresando al tema de las grandes figuras de la actualidad, la pandemia del coronavirus está robándoles a estos íconos del toreo, un tesoro escaso e invaluable: el tiempo. En la tauromaquia como en cualquier deporte, el reloj es un enemigo implacable. Rara vez hay suficiente tiempo. Cuanto más dure esta pandemia, más conscientes debemos de ser de cómo afectara sus actos finales. Quizás para las propias figuras, el precio del paró probablemente no sea tan alto. Pero si lo será para el aficionado joven por todas las cosas importantes que se estará perdiendo.

Este tema podrá parecer trivial en estas circunstancias, ya que sabemos que mucha gente tiene preocupaciones y temores más graves en qué pensar. Pero el punto más importante al que pretendo llegar es que, aunque la vida parece extrañamente inmóvil en este momento, está nos lleva a replantearnos muchas cosas acerca del futuro de la fiesta. Este tiempo tiene que ser de reflexión y de renovación para el taurino profesional, y más que desear regresar a la normalidad, es más pragmático contemplar lo que se pueda salvar cuando concluya este desagradable lapso y lo que se tenga que eliminar.

Al día de hoy la esperanza de todos es que la pausa termine a tiempo para que los toros regresen este verano. Si ese fuera el caso, tal vez el descanso no deseado sea algo bueno para estos veteranos iconos. Pero luego debemos mirar el reloj, que sigue funcionando independientemente de si están toreando o no y pensar en aquellos que puedan el día de mañana ocupar su lugar, porque es una realidad que los aficionados quieren algo nuevo, distinto e innovador en el espectáculo, así como una renovación del escalafón.

Curiosamente los empresarios taurinos también lo quieren, casi tanto o más que los propios aficionados. Sabemos que los cambios son siempre difíciles pero, no hay otra opción, renovarse o morir. Afortunadamente en México ese entramado, que maneja los hilos de la fiesta está abierto a la apertura de nuevas propuestas para la adaptación deseada, así como su posterior implantación.

Hoy como hace mucho tiempo no sucedía, en nuestro país hay muchos toreros jóvenes recién alternativados y con poco rodaje que tienen muchas posibilidades de alcanzar lugares más altos en el escalafón. Ahora solo hace falta que el sistema empresarial les deje llevar a cabo esa renovación.

La actual pandemia es también un nuevo llamado de atención al sistema de los grandes trust empresariales para que se revienten y eliminen los viejos vicios. Pero también es un llamado para que los toreros jóvenes que están en paro regresen con más ánimo y fuerza, porque solo arreando y entregándose llegarán un día al lugar de algunas de las grandes figuras que ya van de salida.

Es una realidad que no habrá forma de recuperar el tiempo perdido. Pero a esta era fenomenal del toreo que se está derritiendo hacia un final inevitable, pienso que todavía le que queda un último jalón.

Seguramente los aficionados estarán listos para volver a las plazas y aunque las condiciones económicas no sean las mejores, harán un esfuerzo para costear su afición y poner su granito de arena. Pero la acciones más importantes tendrán que venir por parte del sector profesional en México. Porque el silencio mostrado hasta el momento durante la pandemia, aporta poco para la estabilidad de la fiesta. La afición necesita alicientes para ilusionarse y conocer algunas de las medidas que se tomarán para recuperar el tiempo perdido.

Es lo que digo yo.

Twitter @LuisCuesta_

Una respuesta a “Es lo que digo yo: La temporada puede estar suspendida de momento, pero el reloj sigue corriendo.”

Responder a José Abraham Ramírez de laCancelar respuesta

Descubre más desde DE SOL Y SOMBRA

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo

Descubre más desde DE SOL Y SOMBRA

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo