«Buenos días, mi reina». Aquel saludo que perpetuara el inigualable José Álvarez «Juncal» adquiere mayor vigencia en estos días como anhelo del cierre temporal de la Real Maestranza. Durante estas últimas semanas la taquilla de la Plaza de Toros de Sevilla ha dado los que posiblemente serán sus últimos coletazos de actividad de la temporada: la devolución total de los abonos. Irremediablemente, sus puertas echarán el cierre el próximo domingo sin una fecha de retorno en el horizonte.
La empresa Pagés lleva casi dos meses sumergida en esta devolución y ya está a punto de alcanzar el cien por cien de reintegros. La imagen de las taquillas en los últimos días navegaba entre el ejemplo modélico y la situación distópica. ¿Quién podía imaginarse esto hace unos meses? Frente a esas actuaciones reprobables que se han vivido en otros sectores durante este período del estado de alarma, en el Paseo de Colón se mantenían los dos metros de distancia, el uso constante de gel hidroalcohólico y las mascarillas como atuendo para no desentonar.
El palo económico para la empresa es considerable. Todo estaba listo para que saltara el primer toro al ruedo: corridas reseñadas, toreros acartelados, trabajadores en marcha, publicidad invertida, etcétera. Y para más inri, los seguros contratados por las plazas de toros no contemplaban suspensiones por epidemia ni pandemia, sólo estaban previstos para las inclemencias meteorológicas. Ramón Valencia calcula que las pérdidas alcanzarán el millón de euros a final de temporada si no consiguen reanudar en San Miguel, aunque el empresario nunca ha perdido la esperanza de poder hacerlo.
El asunto de las devoluciones de abonos y entradas había generado cierta controversia en otras ferias del mapa nacional, pero en Sevilla todo se ha cumplido según lo esperado: «Tenía muy claro que debíamos devolver el dinero desde el primer día, pero hemos tenido que hacerlo por etapas, en función de cómo habían realizado los pagos cada cliente. Los que hicieron una transferencia fueron los primeros en recibir sus ingresos y el resto tuvieron que esperar a que el Gobierno permitiese reabrir las taquillas», señala Ramón Valencia.
A diferencia de la Monumental de Las Ventas, que trabaja con un eslogan que dice «Nuestra vuelta será grande», el empresario del coso del baratillo prefiere ser cauto en ese sentido: «Estoy plenamente convencido que hasta que no aparezca un medicamento o vacuna, no podremos volver a funcionar con normalidad». Y no se plantea, por el momento, repetir carteles para el año próximo: «Eso será difícil. No sabemos cómo nos encontraremos la próxima temporada en el aspecto sanitario. Tendremos que recuperar la confianza del público y esperar a que la economía también lo haga. La temporada, tal y como la conocemos, habrá que reestructurarla hasta que vuelva la normalidad. No sabemos ni cómo estaremos mañana, imagínese el año que viene».
Tal y como reconoce el propio empresario, la Feria de Abril se nutre en gran parte del turismo. «Necesitan tranquilidad para volver». Muestra de este turismo taurino lo encontramos en estas colas de las taquillas del Paseo de Colón, allí aguardaba Guillermo Montes, un aficionado sevillano que acudió a entregar los abonos de unos amigos mexicanos a quienes anualmente se encarga de tramitarles su renovación: «Ellos vienen todos los años y pasan una larga estancia en la ciudad; pero ahora mismo,ni se plantean cuándo volverán».
Este aficionado, al igual que tantos otros que transitaban por los alrededores de la plaza de toros, se manifestó en contra del trato que el Gobierno está dando a la tauromaquia: «No entiendo cómo se puede ir al cine y al teatro, que son espectáculos cubiertos y cerrados, y los toros sufren unas medidas más asfixiantes que ninguno». «El toreo es cultura y merece total libertad. No puede ser un artilugio de ataques políticos».
Publicado ABC Sevilla