Verdades que no están Verdes Por Bardo de la Taurina.

Cartel de la película de 1963 “Más cornadas da el hambre” de Metro Goldwyn Mayer con un guión de Matthew Andrews (Basado en la novela de Luis Spota).

No quiero sonar dramático, bueno quiero sonar como sea, si es que alguna vez he sonado y no me refiero al sonido del cencerro porque también he sido buey, tan buey que lo reconozco, quiero sonar cuando menos a curiosidad, para que quienes no han leído mis letras, y si alguna vez lo llegasen a hacer digan; -Mira este Bardo, sí que tenía método en su locura- quienes hoy me leen saben que esta columna es arado en la tierra ya arada, es mucho de neuronas quemadas en el pasado, poquito de visión y nada de abracitos, de jugarle al buenito, al romantiquito, que cree que esto del toro es de corazoncitos rojos, cuando no es más que un negocio, en algunos casos un hobby, en demasía un escaparate de exhibicionismo, en las excepciones un legado y en los años bisiestos una afición pura, qué hablo así porque paso más tiempo pensando en mi epitafio o más bien en la placa de la urna porque no se lo quiero confiar a nadie, (bueno si, lo estoy pensando), más que en dejarle algo a la Fiesta, es verdad, pa’ legarle algo o mucho, está el ‘Museo del ‘Centro Cultural Tres Marías’, está la sabiduría bibliográfica de Don Salvador García Bolio, la academia médica del Dr. Jorge Uribe Camacho, está la claridad del maestro Leonardo Páez, la memoria privilegiada del Lic. Eduardo Maya Lora, un ramillete de fotógrafos muy importantes, a los que la tiña de la envidia los niega con eso del avance tecnológico de las cámaras, como ganaderos de esta época debe de haber algunos excepcionales y ¿vestidos de luces a quien recordaremos…?, así que, que de que me voy a preocupar por legar mi acerbo a menos que sea el de mis cachuchas y paliacates, ¿escribir mis memorias?, ni que fuera un faceto, exhibicionista, al horno y al abono pa’ las plantas del jardín, sin complicar la existencia con la pose de que esparzan mis cenizas en la Plaza México, ni que fuera yo eructo del Popocatépetl, misas y rosarios chacos, paso sin ver, son tiempos de pensar en que la muerte no nos vaya agarrar como al “Tigre de Santa Julia”.

¿Qué se puede hacer con el acomodo de las letras ordenadas alfabéticamente y rehenes de reglas ortográficas y los acentos prosódicos?, si se es poquito, pues no ahogarse en la estupidez, si nuestro abecedario nos da pa’ no sucumbir en el pantano de la medianía, pues ya iremos de gane y si se consigue transitar como los guajolotes una larga temporada hasta que llega el hachazo, ya la habremos hecho, ahora que si las letras de un excepcional se presentan, pues es tanto como estar frente a la cereza del pastel.

Y que bien que el abecedario es corto, pues si fuera más amplio más pendejadas se escribirían, mas como lo que permea es lo medianamente aceptable y lo aceptamos porque el conformismo es el que Aquí nos tocó vivir dice Doña Cristina, y yo agrego y también nos tocó morir, no en razón de muerte sino de sufrimiento del día a día, que es el no saber siquiera en donde estamos parados, y ante la ignorancia el pueblo se arrodilla y por eso a los grandes los vemos tan grandes, construimos a un Águila arriba de un nopal y la hicimos nacional, hoy a un pájaro de acero tricolor  lo hacen un símbolo de distracción, pero en los dos casos la constante es el engaño, ni un nopalito en medio de un charco podía haber sostenido a una águila por su peso, ni un papalote es real si no vuela, el engaño, nada más que el de ayer lo leemos y el de hoy lo padecemos, siempre sin poder despegar.

Con esto de la pandemia, que no es del demonio, porque ese en el toro fue de pasiones y cuando se palmó se llevó todo lo que le correspondía y solo nos dejó un cúmulo de leyendas y una cima inalcanzable de orgullo, carácter y personalidad que esos fueron el pedestal de un hombre que como torero se fue un poco pasado en el tiempo, pues debió de haber muerto en plenitud que es donde la gloria brilla, pero bueno, se fue como una figura de todos los tiempos y como ganadero se fue temprano y es que en esto del toro nadie es perfecto, y menos cuando desde hace tiempo nos hemos enterado que se le anda jugando a la gallinita ciega, craso error porque las confusiones en todos los órdenes y planos son lamentables, oropel por oro, percal por seda, champurrado por chocolate y corriditas por virgencitas.

Hoy se cree y ahí me excluyo, porque mi menda no se la traga que la Fiesta brava o de media casta, ahora esté en las plataformas como un escenario y no como un recurso, o como un terreno pasajero, mucho atole y demasiadas cucharas, la fila o la cola es grande porque al grito de ¡Atáscate ahora que hay lodo!, ¡ahí vamos todos!, en la barca de Noé donde deberíamos de taparnos la boca y la nariz y no lo hacemos, y en cambio nos tapamos los ojos con aparejos, ¡qué patético!, se engañan en caterva con  la fauna y la flora, creyendo que lo mero principal en el campo bravo es la ecología, lo verdoso, antes que el toro con su bravura,  estamos hincados ante los anti taurinos, y en lugar de mostrar la fuerza brava en toda la extensión del término, el arte  esplendoroso y la pasión encendida, tratamos de decirles o de mandar un mensaje a quienes nos atemorizan con que los toreros son verdugos, cuando son Matadores que previos a la muerte de un animal escenifican  un ritual de arte, pero ¿porque en torno a ellos, tomar medidas distractoras?,   ¿cómo ocultar la sangre que emana de los toros?, y ya llevados por el temor pensar en las corridas incruentas, cuando lo que se debe de hacer es agilizar la lidia pa’ convertirla en espectáculo, no en trance de somnolencia.

Pero hoy el campo bravo como justificación necesita gritar con su debilucha voz que somos verdes, que en el campo bravo se tiene más verde que bravura, que la razón de nuestras tierras es mantener, avivar, aplaudir los ecosistemas, la diversidad de las vidas, con una docena de patos a los que les falta la clase del cisne, (como decía el maestro colombiano Don Cristóbal Álvarez) que visitan las praderas pa’ encontrar en medio de ellas un espejo de agua de temporal, donde se aparean los sapos y la ranas pa’ que nazcan hartos ajolotes, entre unas cuantas carpas que las pescan pa’ tatemarlas y luego se las meten a la panza, los campesinos, los pastores y los vaqueros. Les decimos a los anti taurinos que en las tierras del toro conviven los venados  a los que nunca les van a rasurar sus cornamentas y que están ahí pa’ que Matador (Manuel Escribano) con un rifle de alto poder y de última generación los extermine y luego se ufane en las redes sociales, ¡ah! y también por la ganaría corretean, los mapaches y las musarañas y vuelan las luciérnagas y los mosquitos picotones, a los que no se les mata porque no siempre se tiene a la mano el Raid Mata Bichos.

Ahora los orgullos son los espárragos verdes, los tréboles verdes de cuatro hojas, el pápalo quelite, la alfalfa, semillas que en los primeros viajes de los conquistadores traían de la Nueva España, un pariente de los ganaderos Cuevas, los criadores cambian su identidad por un diseño verde, ¿Qué quieren esconder?, y por otro lado vaya usted a saber quiénes han echado a rodar esa frasecilla de que ‘Somos la Gran Familia Taurina’ ¡No! juntos pero no revueltos, no somos testigos ni de Yahvé ni de quien sabe quién, ni bibliófilos sociales, pero leemos la biblia la que escribiera el maestro Luis Spota, donde dice que esto del toro es;  de partirse la madre todos los días, que esto es de engaños y de ingratitudes, de fracasos, donde hay pargos,  buñis, empresarios de chile de dulce y de manteca, algunos apoderados de dudosa moral, periodistas chayoteros que sobornan, de mentirosos, de toreros padrotes, de cabaretuchos donde se alquilan culos pa’ que los toreros subsistan, donde se huele, a hembra, a vino y a tabaco, donde las cornadas son flor abierta en carne viva, donde al chinito se le roba el traje y las ilusiones, donde hay que pagar por torear y en ocasiones pasar por el túnel, sobrevivir a las puñaladas y a lo que venga, porque ‘Más Cornadas del hambre’.

¿Ya les dijeron a sus niños aficionados? que están creando,  que en esta parafernalia no todo es como el capote rosa, que hay más espinas que pétalos, que los toreros tienen tatuada la carne a cornadas, que los toros les llegan a sacar los ojos a quienes los enfrentan,  que hay quienes han quedado parapléjicos o con extremidades amputadas, y del R.I.P., Q.P.D., claro a ellos no les va a pasar esto porque solo los están cultivando pa’ ser los aficionados del mañana, cuando es altamente probable que en poco tiempo en la Ciudad de México, ni festejos se den, porque si no es por los políticos podría ser por los inversionistas, pregunto ¿por qué no veo en los dibujos de concurso a esos personajes que ya enumere?, bueno, ni aun espontaneo he visto coloreado con crayolas o Prismacolor, ¿Por qué no hacen un concurso a ver quién trae la mejor cola, digo pa’ pegar carteles anunciando a las figuras y a los ídolos. ¿Será porque son figuras en extinción?

¿Qué sólo les están contando la cara bonita de La Fiesta, la de los olés y los claveles?, no les cuentan a los aprendices a aficionados ¿cómo a los caballos de los rejoneadores, a los becerritos y a las becerritas les achicharran la carne con un hierro candente pa’ herrarlos orgullosamente con el hierro de la ganadería, nadie platica de ese olor a piel y carne quemada a la que luego se le ponen piadosamente algún menjurje  pa’ que cicatrice, no veo expresiones que refieran al toro al que se le mete la leona que es la puya despiadada pa’ bajarlo en su fuerza, como los dagas descomunales que algunos rejoneadores les introducen hasta a dentrote pa’ pararlos y entonces sí, bailarles la jota  y hacerles el teléfono descompuesto, no veo que dibujen o que narren las órdenes del matador o del apoderado pa’ estrellar a un toro que fue criado como rey contra las tablas, solo porque no les gusto o no le va acomodar al torero, no he visto que nadie dibuje un camión parado a la orilla de la carretera con un monito serruchándole los cuernos a los bureles indefensos dentro de un cajón, no he visto a los magos del malabar dibujados o narrados moviendo las manotas hábiles pa’ que mañosamente los toros parejitos como dijes les toquen a las figuras, vamos no escucho ni miro a un toro hermoso, lustroso, recién bañado con una Karcher solito sin que nadie lo moleste, pa’ que si la figura fracasó, el zapatito lo salve, no veo a los apoderados de las figuras extranjeras manotear sobre el escritorio de la empresa exigiendo toros, alternantes, fechas y dólares, no veo que nadie dibuje, ni escriba de los revendedores, no veo a periodista recibiendo un sobre con lana y con boletos, no veo a jueces que los pañuelos les queman las manos, no veo a maletillas de la legua con lágrimas de coraje al ver como los junior, los del hobby de jugarle al cuento desperdician novillos y toros y al domingo siguiente ahí están orinándose en la Puerta de Cuadrillas, cuantas cosas se están quedando fuera del tema, de pinceles preciosos y de letras entusiastas y algunas con porvenir. 

Y esto lo digo no pa’ desanimar a quienes se están aficionando a ser aficionados, lo expreso por que la Fiesta es circular, como el ruedo tiene dos caras y hay que conocerlas, pues a los10,  15, 20, 25, 30 años ya es tiempo de saber que el viejo gordo vestido de rojo con barbas blancas y largas es una mentira comercial y que a los niños no los trae la cigüeña de Paris.

¿Sera que he escrito esto porque mi vida, ni es verde,  ni menos rosa?, ¿será que al rato en lugar de vender en el tendido chelas doradas van a vender jugos verdes a base de alfalfa,  apio, perejil y xoconostle, mucha  nueces y  poca expresión, por eso me gustan los rinocerontes y los elefantes, porque siguen siendo grandes.

¡Leean, leean, leean!, una y otra vez ‘Mas Cornadas da el hambre’, cuando menos pa’ que tengan más temas de inspiración, bueno ,si no se jiñan antes, y por favor quienes tiene facultades sigan desarrollándolas, hay infinidad de temas comenzando  con la ‘Naturaleza muerta’ que está ahí, en sus narices, dibujantes, letristas inspírense en la figura de sus mascotas que mucho nos dicen con sus plumas, con sus pelajes, con sus miradas, con la arquitectura de las plazas, con sus monumentos, pero recapacitemos  la Fiesta de Toros no necesita de la mercadotecnia pa’ que se le defienda, pa’ eso están los Toros Bravos y los Toreros Enjundiosos, pa’ salir a la arena y armar un taco, que haga gritar a la redes y a los periódicos y a los micrófonos, y a la televisión – ’Un torero, un rejoneador, un forcado se colgó de los pitones de un toro bravo y en puntas llevo a la plaza hasta el delirio, producto de la bravura, el valor y el arte’, y la empresa inmediatamente anuncio que lo repetirían el próximo domingo, pasándose por el arco del triunfo sus temporaditas prefabricadas… con eso ¿pa’ que se necesitan defensores de oficio?

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