Los diestros Rafael Ortega y Ernesto Javier “Calita” se alzaron como los triunfadores del tradicional evento taurino de la Noche de Muertos en Morelia, al cortar dos orejas cada uno a toros de la ganadería tlaxcalteca de Rancho Seco.
Y aunque Ortega desplegó el toreo alegre, lucido y artístico que le es propio, fue Ernesto Javier el que realizó la gran faena de la noche, al desarrollar una tauromaquia de arte y valor, con sabor y brillantez para dejar muy buen ambiente.
Los michoacanos Paco Doddoli, Antonio Mendoza y Emiliano Villafuerte “El Moso” no pudieron tocar pelo, pero dejaron constancia de que están para mejores circunstancias, habida cuenta que no encontraron contribución en los de Rancho Seco.
El Calita lució de principio a fin de su faena. Con mando, arte y valentía trazo tandas con capote y muleta. Está el hispano mexicano para cualquier reto.
Rafael Ortega demostró su experiencia para sacarle jugo a un toro que tenía sus complicaciones, porque calamochaba mucho y eramirón. Pero Ortega ni sudó, ni se abochornó, de ahí que esculpió una faena muy meritoria.
De los michoacanos fue Emiliano Villafuerte quien mejor se vio, habida cuenta que tuvo dos tres tandas de muletazos bien estructuradas y adornos muy toreros, pero no fue capaz de cortar con el acero el trofeo que se había ganado. Lamentablemente hacia el final de su faena se dejó ganar distancias y terrenos y el de Rancho Seco de dio un revolcón, del que el moreliano salió con el vestido hecho garras.
Paco Doddoli abundó con su toreo honesto, pundonoroso y de valor, pero le tocó un toro muy complicado que siempre fue con la cabeza arriba y se quedaba corto, por lo que le resultó imposible sacarle agua a una piedra más seca que un desierto ardiente.
Antonio Mendoza corrió con lo peor del encierro, un toro que no se dejó meter mano, por lo que tuvo que abreviar.
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