2021 será otro año difícil; al menos hasta que la vacunación masiva sea reconocida como un éxito.

El festival charro taurino que iba a celebrarse el próximo 26 de diciembre en la localidad de Encarnación de Díaz (Jalisco, México) ha sido pospuesto al próximo lunes 1 de febrero, en el marco de los festejos del Día de la Candelaria, con motivo del último decreto sanitario que ha expedido el gobierno del estado de Jalisco.

Lo que no puede ser, no puede ser…Por Paco Mora.

Es innegable que el Covid-19 se ha llevado por delante muchos miles de vidas humanas, pero también ha significado la ruina para la mayoría de los sectores económicos del país. España, como tantos otros países, es víctima de un marasmo del que le será muy difícil salir, dado el carácter poco proclive a la unidad y el entendimiento de los españoles. Ciñéndonos a lo puramente taurino, sin la aceptación de la realidad nos será imposible escapar del pozo en el que la pandemia ha sumergido a la fiesta de los toros como espectáculo de masas. El segundo después del futbol.

Y esa realidad es que, por mucho que se acelere la administración de las vacunas, el año taurino de 2021 se presenta como muy difícil y trabajoso por varias razones de peso. Primero, para pensar en volver a la normalidad hay que tener en cuenta que antes de que finalice el 2020 deberían estar, como mínimo, ya embastadas las primeras ferias del próximo año. Y eso que es cosa habitual en el sector, en la actual situación es mucho más fácil decirlo que hacerlo. Puesto que la cabaña de bravo ha quedado diezmada, ya que han desaparecido camadas enteras que inevitablemente han ido a parar al matadero en razón de la edad de los toros. Eso sin olvidar la cantidad de ganaderos que se han instalado en la retaguardia a la espera de tiempos mejores.

Aparte hay otras varias cuestiones que afectarán a la reanudación del espectáculo, tales como las precauciones en cuanto a las aglomeraciones públicas, que seguramente deberán seguir adoptándose hasta que la vacunación masiva sea reconocida como un éxito. Y esa es una cuestión que no se resuelve en cuatro días. También los toreros tendrán que ajustarse en sus honorarios a la capacidad de ingresos de las taquillas en función de los aforos que ofrezcan un mínimo de seguridad para evitar el contagio, porque, repito, las vacunas tampoco serán “la purga de Benito” actuando “ipso facto”.

José Mari Manzanares ya ha puesto los puntos sobre las íes al respecto, y los demás toreros deberán actuar de igual modo si quieren vestirse de luces. Racionalidad que no pueden orillar tampoco las empresas en esta época de vacas flacas. Lo importante es que la Fiesta siga, pero sin atropellar la razón, ni rendirle pleitesía a su majestad el euro. Y en lo referente a la propiedad de los inmuebles donde se celebra el rito táurico, no tendrá otra salida que ajustar las condiciones de sus pliegos de adjudicación a la más rabiosa realidad. Las plazas de toros no pueden ser por el momento el panal de rica miel que fueron en otros tiempos para ayuntamientos y diputaciones.

Los pliegos de Málaga y Albacete son un buen ejemplo de lo que no se puede hacer sin matar a la gallina de los huevos de oro. Todas las partes implicadas en la necesidad de darle viabilidad a la recuperación del toreo como espectáculo, deberán hilar mucho más fino y olvidarse por un tiempo de que los inmuebles dedicados al espectáculo de los toros son simplemente un instrumento de recaudación. De perseverar en pliegos como los dos citados, en poco tiempo las plazas de toros quedarán reducidas en sus posibilidades a la cría del champiñón. Porque como decía aquel: “Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible”…

Publicado en Aplausos

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