Libertad de expresión y Tauromaquia: La confrontación tras el bloqueo de Twitter del vídeo de Morante de la Puebla.

Por María P. Aragunde.

Twitter bloqueó hace una semana una cuenta dedicada al torero español Morante de la Puebla después de que esta colgara varios videos de la corrida de Algeciras, al sur de España. La plataforma considera que se trata de “escenas sangrientas gratuitas” y que fomentan el “placer sádico”.

Hablar de redes sociales y libertad de expresión significa, prácticamente de forma inexorable, caer en la trampa de las falacias. El enésimo debate en torno a este recurrente concepto, invocado por detractores y partidarios de los más diversos temas en función de sus intereses particulares, surgió hace una semana, cuando Twitter bloqueó la cuenta de un seguidor del torero Morante de la Puebla por colgar varios vídeos de la corrida en Algeciras, al considerar que con las citadas imágenes se fomentaba el “placer sádico”.

En concreto, la red social cerró temporalmente la cuenta de @Moranteinfo, con 3.300 seguidores, porque, al parecer, incurrió en el incumplimiento de las reglas relativas al “contenido multimedia de carácter delicado”. Más específicamente, por ignorar la prohibición de publicar imágenes que muestren “escenas sangrientas gratuitas”.

En este sentido, en sus condiciones, Twitter pone de ejemplo heridas graves, torturas, seres humanos desmembrados, huesos expuestos o matanza de animales, entre otros supuestos. “La exposición a escenas sangrientas puede ser perjudicial, especialmente si el contenido se publica con la intención de provocar deleite en la crueldad o por placer sádico”, rezaba la explicación que la plataforma ofreció al usuario de la cuenta para excusar el bloqueo temporal.

Al trascender lo ocurrido, no tardaron los antitaurinos en celebrar la noticia, mientras que los seguidores del diestro cuestionaban que, en España, realmente existiera la libertad de expresión. Manuel Díaz ‘el Cordobés’, mostraba su apoyo a Morante de la Puebla, y calificaba lo sucedido de “actitud censora”. En la misma línea se expresaba Joaquín Moeckel, abogado del torero en varias ocasiones, que sostuvo durante una entrevista en la televisión pública que esta es una actividad legal en España y que, por lo tanto, Twitter debería respetar la legislación nacional.

No obstante, Twitter es una red social global, una empresa privada, y que elimine o no ciertos contenidos de su plataforma obedece a las condiciones de uso que, de forma contractual, establece con el usuario que decide utilizar sus servicios. A este respecto, que el ejercicio de un derecho fundamental dependa de la interpretación que una compañía haga de sus políticas, debería hacernos, por lo menos, reflexionar.

Patrimonio inmaterial cultural
Precisamente sobre este asunto incidía el periodista y portavoz de la Fundación Toro de Lidia, Chapu Apaolaza, que en declaraciones a EFE, indicaba que “las redes establecen los códigos que ellos consideran en los contenidos que publican, y son organismos privados los que establecen el límite del discurso y no la ley. En este sentido hay que recordar que los toros son un espectáculo legal, patrimonio inmaterial cultural, de ahí que lo ocurrido haya sido una grave lesión a la libertad de expresión y cultural de un país”.

Sin embargo, cabe aquí cuestionarse si la difusión de una línea de pensamiento protaurina se ha visto realmente afectada, o si únicamente el bloqueo responde a unas imágenes en concreto. Y es que ni Twitter, ni ninguna otra red social, censuran el derecho a manifestar la afición por las corridas de toros, ni prohíben hablar de las bondades de la tauromaquia. En este caso, únicamente ha retirado unas imágenes por considerarlas violentas.

Toros no, caza sí

Twitter señala en sus condiciones una larga lista de ejemplos de “contenido multimedia de carácter delicado” que no permite en ningún caso, debido a que podría suponer “una normalización de la violencia y provocar sufrimiento a quienes los ven”. Se trata de conceptos como crímenes o accidentes violentos, abuso físico a menores, fluidos corporales con sangre, heces y semen, o -de nuevo- animales gravemente heridos o mutilados.

La cuestión del debate radicaría en por qué Twitter, no obstante, sí permite la difusión imágenes que podrían considerarse violentas si estas responden a ciertos supuestos, y por qué, sin embargo, no contempla la tauromaquia entre sus excepciones. En este sentido, sorprende que, en un añadido a su propio reglamento, la red social señala que “pueden darse excepciones en el caso de los sacrificios religiosos, la preparación o el procesamiento de alimentos, y la caza”, pero mantiene al margen los festejos taurinos.

Publicado en El Cierre Digital

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